La oportunidad para radicalizar

Mañana, 10 de enero de 2025, asume un nuevo mandato como presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro. Como siempre, aunque en un contexto agudizado, el imperialismo comandado por los Estados Unidos pero integrado por la Unión Europea y seguido a pies juntillas por gobiernos cipayos de la región (el de Argentina vergonzosamente a la cabeza) busca echar mano al país que cuenta con la principal reserva petrolera del mundo. Los desafíos y también la oportunidad de radicalización.

Desde que existe el chavismo como movimiento de masas, el imperialismo no ha cesado de intentar, empleando todos los medios de lucha a su alance, desbaratar el proceso. Desde agosto de 2024, cuando se realizaron las últimas elecciones, la situación ha tenido una escalada. En una repetición de la farsa de Juan Guaidó, ahora tiene a Edmundo González Urrutia de gira para llegar con aval internacional a “asumir”. Internamente, Corina Machado agita el llamado a “derrotar a la dictadura”. Llamativa dictadura la que le permite realizar actos que llaman a la destitución.

Respecto de la reunión con Javier Milei, la oficina de presidencia publicó que el presidente argentino “ratificó que ‘la Argentina no será cómplice del silencio frente a las injusticias y los atropellos del régimen de Maduro. Nuestra postura es clara: libertad, justicia y democracia para todos los venezolanos’. Además, subrayó la necesidad de fortalecer la colaboración regional para construir una Latinoamérica próspera y libre del yugo opresor de cualquier tipo de gobierno de dudosa calidad democrática. (…) El encuentro de hoy se inscribe en la voluntad del Gobierno argentino de promover la defensa de la democracia y la protección de los derechos fundamentales, a la vez que marca un hito en la diplomacia regional y reafirma el compromiso del gobierno del Presidente Milei con los valores del mundo libre, occidental y capitalista.”

Tras la visita a Uruguay, el gobierno de dicho país publicó: “El gobierno uruguayo ha condenado en todos los foros internacionales en los que ha participado al régimen dictatorial de Nicolás Maduro, y así lo ha dejado en evidencia con gestos como la no invitación a participar de la ceremonia de asunción del presidente Lacalle Pou. (…) Finalmente, reconoce y valora la hidalguía y valentía de María Corina Machado durante todo este proceso, y responsabiliza al régimen de Maduro sobre su seguridad y la de su entorno. ¡Por una Venezuela que pronto encuentre el camino a la democracia y la libertad!”

El Departamento de Estado de EE.UU. publica la síntesis de la reunión que mantuvo Biden con González Urrutia: “El presidente Biden reiteró su apoyo a las aspiraciones democráticas de Venezuela y subrayó el compromiso de EE. UU. de seguir abogando por que Maduro y sus representantes rindan cuentas por sus acciones antidemocráticas y represivas, lo que incluye trabajar en colaboración estrecha con aliados democráticos en el hemisferio y en el resto del mundo.”

A República Dominicana, desde donde promete partir hacia Caracas, González Urrutia fue acompañado del colombiano Andrés Pastrana y los mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón, representantes del Grupo IDEA (Iniciativa Democrática de España y las Américas). Vale la pena leer los nombres de los treinta siete ex mandatarios, algunos ya difuntos, integrantes ese foro internacional: Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Mauricio Macri de Argentina, Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque de Colombia, José María Aznar, Felipe González y Mariano Rajoy de España, Carlos Mesa de Bolivia, Lucio Gutiérrez y Lenin Moreno de Ecuador, Juan Carlos Wasmosy y Mario Abdo de Paraguay y dejamos de transcribir aunque ninguno de los restantes contrasta con la calaña ya mencionada.

Reconocen a González Urrutia, la golpista asesina de Perú, Dina Boluarte, el fascista Nayib Bukele de El Salvador, los gobiernos de Paraguay, de Guatemala.

No está de más recordar la trayectoria del propio González Urrutia directamente vinculado a la CIA desde fines de la década de 1970 cuya responsabilidad en el genocidio en El Salvador está registrada en documentos. Por ejemplo, su participación en la “Operación Centauro” en dicho país, en la que fueron asesinados “monseñor Oscar Romero, cuatro monjas norteamericanas y cinco jesuitas españoles, profesores de universidad”, tal como detalla Guillermo Cieza.

Por otra parte, el progresismo que queda, que había ensayado una supuesta “tercera posición” ante el contexto electoral, se saca la careta y se encolumna detrás de la política antivenezolana. Así lo hace Boric retirando su embajador. Pero también Lula que viene de vetar el ingreso del país caribeño a los BRICS y que mantiene el no reconocimiento ni de Maduro ni de González Urrutia. Petro no concurrirá a la asunción, y tampoco lo harán Arce ni Xiomara Castro. Hasta donde sabemos, Cristina Fernández luego de sumarse al coro de “pedir las actas” en agosto, se ha llamado a silencio.

La gira internacional de González Urrutia, donde se resguardan “actas”, fue acompañada de “actos” directamente dirigidos a perpetrar asesinatos selectivos en el país del Caribe. El gendarme argentino es uno entre varios mercenarios que forman parte de un guion repetido que el imperialismo y las burguesías dependientes aplican.

Sin embargo, esta vez la respuesta se ha anticipado. Y todas las fuerzas armadas, de seguridad y, sobre todo, las milicias están preparadas. Tampoco está el gobierno de Maduro apostando a llamar a nuevos representantes extranjeros para que “verifiquen” o que “medien”. Los mercenarios han sido detenidos. Y una orden de captura espera a González Urrutia en la tierra de Bolívar. El 10 de enero es una batalla importante. Quizás estemos, una vez más, ante el toque de Diana de la contrarrevolución hemisférica. Pero hay elementos para pensar que el bravo pueblo venezolano tiene en sus manos una oportunidad, de resistir y rechazar la injerencia y cualquier eventual invasión, como de transformar esa intentona en un impulso para la radicalización del proceso. Entre las crisis y las guerras, la revolución asoma como posibilidad y necesidad. Apostamos a que el pueblo bolivariano nos dé una nueva lección de lucha.

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