Publicamos a continuación el último de una serie de tres artículos elaborados por nuestro compañero Carlos «Vasco» Orzaocoa. En este tercer apartado, enmarcado en el análisis del Cordobazo y su actualidad, se aborda la construcción de  Alternativa Política.

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Construir Alternativa

La crisis capitalista empuja y fuerza al Gran Capital a profundizar los modelos ultra neoliberales. Para imponer su poder económico y cultural sobre el conjunto social, de subordinación y dominación sobre el mundo del trabajo y pleno sometimiento al poder patronal. Esta situación histórica global es lo que permite a Milei, pese a sus debilidades institucionales, tomar una actitud ofensiva y recibir el apoyo del Gran Capital y convertir a Argentina en laboratorio de esa ultra derecha.

La izquierda global carece de construcción alternativa. Durante los siglos XIX y XX, inspirados en el Manifiesto Comunista, en la Comuna de Paris, en la Revolución Rusa y en la Cubana encontró  en el Socialismo un proyecto vital que nos enamoró a millones. ¿Será posible en este siglo XXI recuperar ese proyecto?

La clase trabajadora está desorganizada, los índices de sindicalización han bajado, no tenemos sindicatos combativos, la dirigencia sindical obedece a la patronal. Las bases sociales para una alternativa socialista son muy escasas. Sin embargo, la necesidad de ese proyecto es imperiosa porque es la única posibilidad de detener este proceso de descomposición social, de empobrecimiento general y de destrucción de la naturaleza.

El mundo capitalista occidental funciona con regímenes políticos de democracia liberal, crecientemente autoritarios, empobrecedores, cercenadores de derechos sociales. Todos los sistemas keynesianos han sido desmantelados. Mucho más los Estados de Bienestar Social que se construyeron al terminar la Segunda Guerra Mundial.

El Estado keynesiano, fordista o de Bienestar, cuya expresión criolla fue el Estado Peronista, donde la intervención del Estado alisaba las aristas más salvajes del capitalismo, fue construido en Europa, con ayuda económica del Plan Marshall de Estados Unidos, para competir y frenar el crecimiento del campo socialista en los países del centro europeo, subordinados a la Unión Soviética. Se implementaban políticas de pleno empleo, de previsión y seguridad social, áreas económicas de propiedad estatal con crecimiento del aparato del Estado. Los mayores salarios se convertían en mayor demanda y consumo. En Argentina el Estado Peronista, aprovechó una especial coyuntura internacional: el interregno entre el pase de la hegemonía imperial de Inglaterra a Estados Unidos dio un aflojamiento de los lazos neo coloniales y la extraordinaria demanda de alimentos por parte de Europa llenó las arcas del Banco Central. Se dio con un fuerte protagonismo de los sindicatos, pero integrados al Estado. Desde aquí surge la extraordinaria capacidad del peronismo de cooptación social, los dirigentes obreros llevados como funcionarios al Ministerio del Trabajo. Cuando la coyuntura internacional cambió y las clases patronales exigieron mayor rentabilidad finalizó el Estado de bienestar Peronista y a partir del 55 surgió un nuevo régimen político. Los dirigentes obreros, ya convertidos en burocracia,  se adecuaron a la nueva situación de poder mientras que las bases impulsaron la Resistencia, y así fue surgiendo el sindicalismo clasista y combativo. En Europa el Estado de Bienestar duró un poco más, fue administrado por los partidos socialdemócratas y por la aristocracia obrera que renunció a su identidad proletaria, fueron lo que se denominó los “Treinta Años Dorados”. Pero la crisis del Capitalismo y la urgencia patronal para obtener mayores tasas de beneficios terminó con estos Estados que dieron beneficios sociales pero que no dejaron de priorizar la propiedad privada y la explotación al trabajo. Y se fueron de la historia sin ninguna perspectiva de restauración.

En 1989 la caída de la Unión soviética aceleró el agotamiento del modelo keynesiano. Para reestructurar y relanzar el capitalismo se dio un gran impulso a la tecnología globalizadora especialmente a la informática y de comunicaciones. Esto fue fundamental para crear lo que se denominó en esos años la “Aldea Global” y transnacionalizar las relaciones capitalistas bajo un mismo patrón de relación Capital Trabajo. El socialismo estatal de la Unión Soviética  no pudo incorporar las nuevas tecnologías. Su rigidez estatal, los intereses propios de la burocracia gobernante y la ausencia de la clase obrera  en la gestión económica y política hicieron que la propia capa gobernante se orientara al capitalismo.

La Actual Crisis del Capitalismo

 

A partir de fines de los 70, el capitalismo se da una política de bajas salariales y esto origina un volumen de incremento en su rentabilidad y beneficios que se debe reinvertir urgido por la competencia y que sin sus políticas redistributivas y de consumo masivo crea en el sistema económico una tendencia a producir más de lo que se puede consumir. Y es que las bajas salariales y la exclusión social bajan el consumo porque, aunque la gente necesite consumir, no tiene medios para comprar. Las relaciones económicas y hasta el mismo salario lo define el Mercado por la ley de la oferta y la demanda, con la única finalidad de la renta capitalista. Y ocurre que el capital librado a su única finalidad del beneficio, no tiene capacidad para planificar a mediano o largo plazo. Su cálculo es exclusivamente del máximo beneficio en el muy corto plazo. Presionado por la competencia, su única preocupación es maximizar el beneficio para sobrevivir y desplazar aquella competencia que tenga menos beneficio o tasa de ganancia. Aquí está la contradicción del Capital que ha desarrollado una extraordinaria capacidad de producción cuando la capacidad de consumo, o mejor dicho de compra, es cada vez menor. El Capital tiene límites para utilizar toda la tecnología que crea la inteligencia humana. De allí su carácter actual de obsoleto y la necesidad de su superación histórica. Y pese a esta centralidad del Mercado la tasa de ganancia promedio del Capital  tiende a decrecer. Todo esto agravado en las periferias capitalistas como Argentina. Esto produce consecuencias muy graves en el sistema capitalista. Además de una gigantesca concentración monopólica se da un estancamiento en la valorización del capital productivo (fábricas, campo, comercio, servicios), su rentabilidad es decreciente. Y entonces la salida es para el capital invertir en el sector financiero y especulativo que es puro parasitismo, que no construye producto. Hoy el capital financiero es, globalmente, varias veces el capital productivo. Las deudas externas son parte importante de ese capital financiero.

Nuestro país fue de los mejores seguidores de este modelo capitalista. El primero fue el Chile con Pinochet. En Argentina, Martínez de Hoz, ministro de la dictadura de 1976, resolvió la plena apertura financiera y comercial. Los flujos financieros entraban y salían libremente del país sin ninguna restricción estatal. Con el ex Presidente del Banco Central en tiempo de los milicos y luego ministro de economía, Domingo Cavallo, las empresas se pudieron endeudar con préstamos extranjeros y el Estado salía como garante, y ante la cesación de pagos por parte de esas empresas el Estado se hizo cargo de las Deudas. Así empezó la bola de nieve de la deuda externa. El sector industrial se redujo mientras que el sector financiero creció enormemente. Entre 1976 y 1981 el sector industrial creció 2% mientras que el sector financiero creció 150%. Las empresas estatales se vendieron al capital extranjero a precio vil. Desde la década del 80 el capital viene exigiendo que el sueldo medio se reduzca a 150 dólares; además el Estado les resulta muy caro, por lo que exigen reducir el gasto estatal de salud, educación, jubilaciones, empleo público etc. Todo esto para lograr tasas de rentabilidad competitivas con el capital internacional. Lo que hasta ahora, pese a sus avances, ha impedido el logro total de sus planes ha sido la lucha de los trabajadores. El Capital, al no lograr todos sus objetivos, ha dejado de invertir sus ganancias en el sector productivo y lo ha derivado al sector financiero fugándolo del país. Esta no reinversión de la plusvalía explica el estancamiento económico de nuestro país.

 

El PROGRESISMO es una variante populista del Neoliberalismo hegemónico. Carece de una perspectiva anticapitalista en lo económico y su modelo político es el de la Democracia Liberal.  Estos gobiernos progresistas continuaron con las privatizaciones, con la mercantilización de la salud y la educación. Fueron obsecuentes en el reconocimiento y pago de la Deuda Externa. Propiciaron el modelo extractivista de saqueo a los bienes naturales. Aceptan sin cuestionamientos la centralidad de la propiedad privada. El kirchnerismo se llenaba la boca con las palabras Justicia Social, Derechos Humanos, matrimonio igualitario para todas, todos y todes, pero aceptando la precarización, el extractivismo, la desindustrialización y el empobrecimiento de las mayorías. Con un Estado mediador, con concesiones y asistencialismo pero garantizando tasas de ganancias empresariales y pago serial de la Deuda Externa, y con represión medida, esquivó las crisis. El actual Gobierno de los Milei desnuda este régimen político de Democracia Burguesa de 40 años que un autor calificó de “Democracia de la Derrota” (Horowicz, en referencia a las derrotas de los proyectos emancipatorios). Y que en los trazos gruesos todos, oficialismo y oposición (Pichetto, Rodríguez Larreta, Massa, gobernadores, legisladores, Corte Suprema, etc.), están de acuerdo. El documento de 33 carillas de Cristina Fernández muestra acuerdos centrales con la Ley Ómnibus. Y es que el DNU y la Ley Ómnibus es el Programa del Gran Capital.

 

ACERCA DEL ESTADO. La crisis de este capitalismo argentino se trata de resolver hoy con una confiscación de recursos de los trabajadores y de los sectores medios para transferirlos a los sectores más concentrados, con una licuación gigante de las deudas de estos mismos sectores dominantes y con una disminución de los salarios y miles de despidos. En este proceso el papel del Estado es de instrumento activo y ejecutor de estas políticas. El Congreso históricamente se ha limitado a ser levantamanos, y muchas medidas ni siquiera pasan por el Congreso. El Poder Judicial siempre ha sido un servil órgano político. Y esto no es coyuntural ni obedece a que los puestos estatales han sido ocupados por corruptos y que lo que tenemos que hacer es que los ocupen los honestos y que además sean de izquierda. Esto último no cambiaría nada porque este Estado sólo sirve para defender los intereses de los sectores dominantes, está diseñado y estructurado en cada uno de sus estamentos para esa finalidad. Por eso es que tomar el poder no puede significar, desde el punto de vista de los trabajadores, tomar este aparato.

Carlos Marx y Federico Engels no tenían una concepción estatista ni de la sociedad comunista, ni siquiera de la etapa de transición entre el capitalismo y el comunismo. Es muy interesante la polémica que tuvieron con los lassalleanos, que sí eran estatistas. En la Crítica al Programa de Gotha, que fue el programa de la Social Democracia Alemana muy influenciados por los lassallanos, dice Carlos Marx criticando a los social demócratas: “El Partido Obrero Alemán, al menos si hace suyo este programa demuestra cómo las ideas del socialismo no le calan siquiera la piel ya que en vez de tomar a la sociedad existente (y lo mismo podemos decir de cualquier sociedad en el futuro) como base del Estado existente (o del futuro para una sociedad futura) considera más bien al Estado como un ser independiente, con sus propios fundamentos espirituales, morales y liberales. (…) cabe preguntarse, ¿qué transformación sufrirá el Estado en la sociedad comunista?, ó en otros términos ¿qué funciones sociales análogas a las actuales funciones del Estado subsistirán entonces?… Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista, media el periodo de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un periodo político de transición cuyo estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado.” En el periodo de transición la fuerza represiva de defensa del gobierno de trabajadores está centralizada y monopolizada. El pueblo en armas defenderá la auto organización del pueblo trabajador que desarrollará los medios de producción que ya no serán propiedad de unos pocos sino de todos en forma social. Con Asambleas populares que serán órganos legislativos y ejecutivos. Para defender esta auto organización se necesitarán fuerzas populares armadas contra los embates de los sectores de la burguesía que no van a ceder pacíficamente sus privilegios. Cuando las clases sociales ya no existan esas fuerzas armadas también dejarán de existir. En este exclusivo sentido Marx habla de dictadura del Proletariado. Las otras funciones del Estado empiezan a ser más públicas como dice Marx, es decir más protagonizadas y controladas por la comunidad civil  que transforma la naturaleza de las instituciones, asociaciones civiles, organizaciones populares y servicios públicos que de este modo son diseñados, dirigidos y controlados por las Asambleas de Trabajadores y Consumidores. Marx dice que el actual estado quedará en el Museo de la Historia.

En carta de fecha 18 de marzo de 1875 escribe Marx a Bebel: “El Manifiesto Comunista declara directamente que con la implantación del régimen socialista el Estado se disolverá por sí mismo y desaparecerá. En consecuencia el Estado es una institución transitoria que se utiliza en la lucha, en la revolución, a fin de dominar por la fuerza al adversario. Mientras el proletariado siga usando el Estado, no lo usará en el interés de la libertad sino para dominar a sus adversarios y apenas se haga posible hablar en libertad, el Estado como tal dejará de existir. Por ello propondríamos reemplazar en todas partes la palabra ESTADO por la palabra COMUNIDAD, que equivale muy bien a la Comuna Francesa.”

Hay dos conductas políticas respecto al Estado y sus instituciones. Están los que aceptan al Estado tal cual es y enmarcan su visión sobre todos los problemas sociales y políticos desde lo que establecen las normas y las instituciones de ese Estado. Y están los que cuestionamos a ese Estado, sus normas e instituciones y tenemos una visión crítica de ese Estado. Quienes se enmarcan en sus peticiones y reclamos dentro del Estado y aceptan sus estructuras actuales y analizan la realidad según las medidas de las normas e instituciones de ese Estado, aún proviniendo de Partidos de Izquierda terminan aceptando al Estado Burgués con todas sus consecuencias. Por esto es muy importante la construcción social alternativa, es decir solidaria y comunitaria que se realiza en centros de trabajo, en barrios, en cooperativas de consumo y de trabajo, villas y organizaciones sociales.

 

Construcción de Alternativa. EL tema de fondo, de proyección estratégica, es cómo salimos de la encerrona entre neoliberalismo conservador y neoliberalismo progresista y de izquierda. Cómo construimos un plan con objetivos revolucionarios y socialistas. La revolución es un proceso que abarca la totalidad de una sociedad y establece un nuevo conjunto de relaciones sociales, desplegadas en lo económico social, en lo político, en lo cultural, con el planteo de la Propiedad Colectiva de los medios de producción gestionados a través del autogobierno y auto organización de las masas. Ante el avance de la derecha debemos responder no a la defensiva sino desde la iniciativa de avance y de propuesta vigorosa por la emancipación total. Y desde la praxis, que es el hacer teorizado, pero que es fundamentalmente un hacer que tiene más fuerza que mil discursos. Tengamos siempre en cuenta que Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky, Mao, Ho Chi Min no fueron intelectuales de la Academia, fueron militantes, de la práctica teorizada, de la praxis.

Necesitamos construir una alternativa seria, posible y fundada. Para eso es muy importante la construcción social alternativa, es decir solidaria y comunitaria. En los centros de trabajo los cuerpos de delegados y comisiones internas movilizados por los ingresos salariales, por la salud y la educación, por el conocimiento de la historia y la realidad del país y por el papel de dirigente social que tienen los trabajadores, aspirando a la propiedad social de los medios de producción y de todos los servicios. En las cooperativas de consumo acercando al productor y al consumidor. En las cooperativas de trabajo y fábricas recuperadas prescindiendo del Patrón capitalista. En los centros vecinales y centros comunitarios organizando la toma de tierras y construcción colectiva de viviendas. En los Centros de jubilados resistiendo este genocidio a las y los viejos. En las escuelas y Universidades defendiendo la educación pública y gratuita y organizando el protagonismo de estudiantes y docentes. Defendiendo la Salud Pública y el nivel de vida de los trabajadores de la Salud.

El desafío que tenemos por delante en la construcción de una alternativa revolucionaria es unir la resistencias de los trabajadores, del ambientalismo, del feminismo, de los pueblos originarios, de la ciencia y la cultura con un proyecto social y político anticapitalista y socialista y terminando así con la explotación del trabajo y la aniquilación de la naturaleza. Y todo este proyecto requiere una tarea de debate y difusión intelectual y político en los más variados ámbitos sindicales, territoriales, universitarios, utilizando los medios más masivos.

Y aunque hoy tengamos que hacer frentes con radicales, peronistas y progresistas de a pie (no con sus jerarcas) para echar desde la calle a patadas al gobierno actual el problema de fondo, imprescindible, sigue siendo como construimos una alternativa de cambio estructural.

La alternativa socialista es lo único que puede salvar la aventura humana y el planeta que es nuestra casa común. El drama universal, como decía Gramsci, es que “en el vacío entre lo que no termina de morir y lo que no se decide a nacer, aparecen los peores monstruos.”

La construcción del Partido Revolucionario. Esta es la imprescindible tarea que realizarán los obreros más esclarecidos y comprometidos, los estudiantes e intelectuales decididos a aportar al cambio revolucionario y todo lo mejor de nuestro pueblo. Los pueblos son los que por la fuerza desplazan a las clases dominantes y sus serviles personeros institucionales y políticos, y organizados se disponen a gobernar. Pero requieren imprescindiblemente de la levadura en la masa, de la conciencia histórica de tantas luchas, de triunfos y derrotas. De un Intelectual Colectivo que sugiera y oriente. Su construcción es la tarea pendiente.

 

Desde Córdoba.  Mayo 2024. Carlos “Vasco” Orzaocoa.

(Como complemento a este artículo, enlace aquí a la elaboración de Programa de Venceremos-Partido de Trabajadorxs; agosto de 2023)

 

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