La profundización del derrumbe de la actividad económica a un mes de la inscripción de alianzas sigue alterando el tablero de las fuerzas políticas. Mientras el oficialismo busca ampliar la base parlamentaria para las reformas neoliberales que le exigen el imperialismo y el FMI y que el propio Macri viene intentando desplegar, la expresidenta parece preparar su lanzamiento presidencial.
Los últimos datos de la caída de la industria y la construcción dieron por tierra con las especulaciones del equipo económico de Cambiemos sobre un repunte de la actividad en los próximos meses. En particular, el retroceso se hizo sentir con fuerza en el sector automotriz con una caída del 33% en el mes de abril.
El gobierno pudo contener la última corrida cambiaria gracias a la flexibilización otorgada por el FMI, apuntalado por el propio Donald Trump según numerosos analistas económicos. Pero aún con esta nueva-nueva-nueva modificación del plan, las cosas siguen sin encausarse. El aumento de la nafta anticipa una continuación de la espiral inflacionaria, las tasas de intereses se mantienen en niveles récord que paralizan la actividad y el anuncio del cierre de La Campagnola y los despidos en Loma Negra vuelven a manifestar el recrudecimiento de la crisis. El alivio de la llamada cosecha récord quedó en la nada al irse en picada los precios de la soja que descienden por debajo del piso los 300 dólares la tonelada. Las cifras millonarias de deuda externa (que alcanzan prácticamente al PBI) hunden a nuestro país, mientras financian al capital especulativo que fuga inmediatamente esos millones al exterior. El cuadro internacional tampoco contribuye a facilitarle las cosas a Cambiemos con una nueva escalada de la guerra comercial entre EEUU y China. En el plano interno, el paro del 30/4 y las amenazas de la CGT de un paro general marcan los ánimos y la bronca que crecen por abajo.
En este cuadro, el imperialismo y la burguesía se cuestionan si efectivamente Macri puede alcanzar la reelección y, aún en ese caso, si será capaz de llevar adelante el programa de reformas exigido. Los resultados de las elecciones provinciales realizadas hasta el momento, arrojan un cuadro en donde Cambiemos viene acumulando derrotas, situación que probablemente se repita hoy en las elecciones de Córdoba atravesadas por la interna entre Negri y Mestre.
Sin dar lugar hasta el momento al «Plan V(idal)» promovido por un sector de Cambiemos y el empresariado, la nueva iniciativa del oficialismo para contener la situación fue el lanzamiento de los 10 puntos para acordar con la oposición. Se trata ni más ni menos, que del programa del FMI, para sostener el plan económico y ejecutar las reformas laboral y previsional que el propio Macri se propuso desarrollar desde un principio. El imperialismo y la burguesía son conscientes que deben construir el acuerdo por arriba para imponer hacia abajo esta ola de reformas, luego de las jornadas del 14 y 18 de diciembre de 2017 contra la reforma previsional.
El imperialismo quiere la confirmación que todxs lxs candidatxs respetarán el pago de la deuda, pero la firma de los 10 puntos equivale a realizar una concesión al gobierno en visperas electorales que nadie quiere acompañar a costa de sacrificar su propio capital político, a pesar que en general acuerden en los principales lineamientos. Excepto Scioli, ningún otro aspirante aceptó el convite y cada cual presentó sus propios puntos que, con leves variaciones, van a la rastra de las exigencias empresarias.
La expresidenta y senadora CFK aprovechó la Feria del Libro para realizar la presentación de su publicación «Sinceramente» en un acto que tuvo una innegable clave electoral con miles de personas siguiendo la actividad desde una pantalla gigante. Ya parece un secreto a voces que la exmandataria saldría a competir para las presidenciales. En su intervención, la exjefa de estado anticipó que buscará en caso de ganar lograr un «contrato social de responsabilidad ciudadana». Sería una reedición del pacto social entre gobierno, empresarios y sindicatos. Tuvo una reivindicación explicita incluso al peronismo del ’73. Este tipo de acuerdos fueron siempre un recurso para atar de manos a lxs trabajadorxs mientras los empresarios mantienen sus ganancias.

La propuesta de un pacto social anticipa que la renegociación del acuerdo con el FMI no resolverá los principales problemas del país. Por el contrario, se seguirá demandando que sea la clase trabajadora la que se siga sacrificando para sostener el sacrosanto pago de la deuda, ahora bajo el manto de la «paz social». En paralelo a la presentación de CFK en la Rural (predio ilegalmente ocupado por la SRA), Kicillof estuvo de gira en los EEUU para asegurar que un nuevo gobierno K no defaultería y «honraría los compromisos internacionales».
Desde Venceremos como parte de la Corriente de Izquierda Poder Popular defendemos un programa de salida a la crisis diamentralmente opuesto. En primer lugar, planteamos la ruptura con el FMI y dejar de pagar la deuda para reorientar esos recursos en las necesidades de las mayorías trabajadoras de nuestro país. Junto con esa medida consideramos necesario avanzar en la nacionalización de la banca y el comercio exterior para quitar las principales palancas de la economía de la especulación y ponerlas al servicio de un plan de desarrollo nacional. En segundo lugar, es necesario terminar con los despidos y suspensiones, expropiar toda fábrica que cierre, defender los convenios colectivos de trabajo y el salario, y rechazar toda forma de precarización laboral. En tercer lugar, el aumento de jubilaciones y pensiones y un plan de obra pública para terminar con la desocupación. A su vez, en cuarto lugar, un planteo integral de la clase trabajadora debe dar respuesta a las principales demandas irresueltas de las mujeres trabajadoras y las disidencias, avanzando en la aprobación del aborto legal y la aplicación de la ESI. Por último, planteamos terminar con el saqueo y la destrucción de nuestro medioambiente, por un desarrollo social planificado por lxs trabajadorxs.

Para llevar adelante ese programa debemos construir una alternativa política de lxs de abajo, con el protagonismo popular en el centro para desplegar la fuerza para transformarlo todo

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