Este fin de semana fue asesinada Susana Beatriz Montoya, esposa del secuestrado y desaparecido Ricardo Fermín Albareda, compañero militante del PRT y comisario de la policía de Córdoba en el área de comunicaciones. Albareda había sido secuestrado en 1979 por órdenes de Benjamín Menéndez, y fue torturado con saña por ser un miembro de la policía de Córdoba que tomó posición por el proyecto revolucionario.
Hacía meses que la familia Albareda venía sufriendo amenazas que ahora se hicieron realidad.
Los grupos de tareas previos al golpe del 76 habían actuado con total complicidad con el poder político y judicial. Su rol fue el amedrentamiento social y el aniquilamiento puntual a compañerxs para desarmar a las organizaciones del pueblo. El golpe continuó y profundizó esa tarea con mayor nivel de alcance y cohesión con todas las instituciones del Estado, el empresariado y la iglesia. Hoy, el capitalismo en descomposición muestra que la única respuesta a su supervivencia es aumentar los niveles de explotación que sólo pueden realizarse eliminando cualquier resistencia.
El asesinato de Susana se presenta como venganza de clase. El aparato represivo nunca se desmanteló. De haberse abierto los archivos como se exigió desde las organizaciones del pueblo a todos los gobiernos pos-dictadura, hoy contaríamos con todxs los hijxs de desaparecidxs y con todos los responsables tras las rejas. Ningún gobierno se animó a desarmar la mafia de las fuerzas represivas, sólo se limitaron a controlarlas a partir de poner a sus aliados en las comandancias. Milei y Villaruel quieren instalar nuevamente la idea de que la “guerra contra la subversión” fue justa y que los genocidas son en realidad héroes de la patria. Recuperaron los fondos reservados de la SIDE (su cambio de nombre es todo un símbolo) y si bien la otrora AFI también hacía inteligencia interna, en esta nueva etapa Milei se dispone a declarar una ofensiva de clase abierta. Toda esta avanzada derechista abre el juego a la organización de la venganza. Como nos enseñara Santucho en su folleto Poder Burgués, Poder Revolucionario, las clases dominantes utilizan las herramientas de dominación que sirven en los diferentes momentos históricos. Cuando pueden dominar con el parlamento y en paz, lo hacen. Cuando esa dominación ya no es posible o necesaria, no dudan en utilizar las armas contra el pueblo y en especial contra su vanguardia. Esta avanzada derechista y vengativa se inscribe en un nuevo tipo de dominación que se abre. Tenemos la experiencia de las luchas de los 60 y 70, sabemos que los genocidas no negocian ni debaten. Es necesario sostener en las calles la gran consigna de que “nunca más” toleraremos terrorismo de estado. Ni abierto ni encubierto en grupos de tareas. Necesitamos la más amplia unidad, como hicimos en el 2×1, para demostrar que el pueblo argentino no los dejará pasar. Como en los 70, el poder judicial cerrará filas con los genocidas si no expresamos masivamente en las calles nuestro sentido común antidictatorial.
Esclarecimiento inmediato del asesinato de Susana Montoya.
Por una gran marcha antifascista que sea un primer paso de unidad contra un enemigo que avanza
Ricardo Fermín Albareda, ¡presente! Recordamos tu coraje y decisión.