En todo el país, en Nuestra América, en el mundo entero, mujeres, travestis, trans, lesbianas, no binaries, marchamos. Como mujeres y disidencias laburantes, expropiades, oprimides, marchamos en el día de la lucha internacional de mujeres trabajadoras. Una vez más. Las razones sobran. En este mundo amenazado por la descomposición de un capitalismo que muestra toda su brutalidad con descaro, mientras vemos a Estados Unidos y su séquito imperial financiar, promover y ser parte del genocidio que el sionismo perpetra contra el pueblo palestino, marchamos. En un continente que pretenden convertir en una gran zona de sacrificio, con territorios arrasados y poblaciones reducidas a una servidumbre capitalista deshumanizante, marchamos. En un país, signado por la pobreza y por una revancha clasista y patriarcal que busca disciplinar los cuerpos de las mujeres y disidencias, marchamos.

Porque es en las calles, luchando, juntes, que podemos frenar y resistir los ataques. Pero también es en las calles, organizades y convencides de nuestra propia fuerza, que podremos construir un mundo para todes. Un mundo donde no sea posible que la “libertad” sea la de los dueños, un mundo en el que nadie muera de hambre, porque será un mundo en el que nadie vivirá de nuestro trabajo (ni del que hoy nos malpagan, ni del que todavía hoy ni siquiera es reconocido). Un mundo en donde las infancias no estén sometidas a la violencia del sistema, de un patriarcado que sigue abusando de ellas, de un estado que consiente y acompaña la falta de condiciones dignas de vida. Un mundo en el que no haya ocupaciones coloniales, ni en Palestina, ni en el Wallmapu.

Somos nosotres quienes podemos construir ese mundo. No será el estado, ni los representantes burocráticos de un estado que acompaña la putrefacción del capital. Somos nosotres que sabemos que juntes transformamos el espacio público, construimos comunidad y hacemos temblar la Tierra. Como nos enseñaron abuelas y madres. Como nos enseñan las pibas.

Por las mujeres asesinadas en una fábrica (en tantas fábricas), en las haciendas, en las minas. Por nuestras compañeras detenidas – desaparecidas. Por las mujeres y disidencias víctimas de crímenes de odio. Por las que no están, por las que estamos y por las que vendrán. Porque si el presente de lucha, el futuro es nuestro.

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