Los sionistas justifican toda su historia sobre la base de mentiras, falacias y tergiversaciones (también medias verdades). Desde la determinación a principios del siglo XX de ocupar Palestina (según ellos, recuperar la tierra de la que fueron expulsados 2000 años antes), su objetivo siempre fue el mismo: establecer un Estado ¡exclusivo! para los judíos de todo el mundo. Nunca aceptaron la idea de convivencia con el pueblo palestino, a quienes consideraron y consideran, en el mejor de los casos, intrusos.

La política aplicada desde el inicio de las primeras inmigraciones respondió, ideológicamente, a la implantación de colonos. Es decir, ocupar un territorio a través de una oleada de colonos, apoderarse del mismo y expulsar a los pobladores originarios, es decir, a la población autóctona.

Para justificar “su legítima” posesión de dichas tierras, se basan en la biblia (antiguo testamento) y se auto identifican como el pueblo “elegido” por dios. Así, a un texto religioso lo transforman en documento histórico, sin ningún fundamento real, el que determinaría y justificaría el “título de propiedad” del territorio palestino.

En el libro La limpieza Étnica de Palestina del historiador israelí Ilán Pappé podemos comprobar a través de la documentación que presenta (archivos de las fuerzas armadas israelíes, el diario de Ben Gurión, entre otros) que el objetivo fue siempre el de lograr ocupar el territorio libre de palestinos. También lo podemos comprobar en la biografía mejor calificada de Ben Gurión, escrita por Mijael Bar-Zohar.

Las expulsiones, las persecuciones, las matanzas que sufrió el pueblo palestino tienen un origen anterior a 1947, momento histórico que señala la arbitraria, injusta y nefasta partición de Palestina. Pero esa decisión, por la que tendrán que dar explicaciones quienes la propiciaron y apoyaron en las Naciones Unidas de entonces, fue como la señal de “vía libre” para la limpieza étnica que aún hoy continúa.

El Estado genocida de Israel siempre alega que se defiende, desde el mismo origen de sus fuerzas armadas, previo al reconocimiento del estado mismo. La Hagana, una de las organizaciones armadas que se fundaron para la misión de atacar a las fuerzas armadas británicas y a los pobladores palestinos con quienes disputaban aldeas, rutas, etc., junto con el Irgún y Stern (organizaciones autodenominadas terroristas y así reconocidas por todo el arco sionista) y otras organizaciones como el Palmaj, fundaron las “Fuerzas de Defensa de Israel” (FDI). La explicación es que se tenían que “defender” de los ataques de los palestinos y de todos los pueblos árabes que los querían echar y tirar al mar. Interesante conclusión: los colonizadores se debían defender de los colonizados (no se puede evitar recordar las viejas películas del Lejano Oeste norteamericano, donde los colonos blancos usurpadores se “defendían” masacrando a los Pieles Rojas que osaban resistir el robo de sus legítimas tierras). El derecho internacional fue nuevamente burlado.

Lo absurdo es que, al día de hoy, ese argumento lo siguen esgrimiendo. Pero lo inadmisible es que ese argumento lo utilicen los gobiernos que justifican el accionar de Israel. Lo más justo es la denominación que hacen los palestinos: FOI (Fuerzas de Ocupación Israelíes). Es por esto que no se trata de una guerra, no es un conflicto armado, no es un choque de culturas o de religiones. Es Limpieza Étnica y Apartheid, en definitiva: Genocidio. El robo y ocupación permanente de tierras y asesinatos en Cisjordania, la ocupación, matanzas y destrucción de Gaza así lo demuestran. No es un debate de interpretaciones, es una lectura de una realidad que ya no se puede ocultar ni tergiversar.

Todos los días, sí, TODOS los días se matan niñes, mujeres, hombres y ancianas/os, se encarcelan, se les roba las tierras, se le derriban las casas y las escuelas, se le impide circular en libertad, se levantan muros, se los expulsa de los campamentos de refugiados (pasan a ser doblemente refugiados si existe tal aberración). Por mencionar un ejemplo reciente, a finales de febrero, y sin que sea el único caso registrado, el ejército sionista arrojó bombas sobre una multitud de civiles que rodeaban un convoy con ayuda humanitaria, dejando 100 muertos y 700 heridos. ¿Cómo denominar esta afrenta a la humanidad?

Por último y como conclusión, afirmamos que no son dos fuerzas en disputa. Es un estado colonizador asesino que pretende establecer El Gran Israel sobre las tierras de Palestina, parte de Siria y del Líbano, y un pueblo colonizado que resiste a través de todas las formas de lucha posibles. Esa es la situación concreta.

Los pueblos del mundo estamos llamados a llevar adelante la más amplia solidaridad. Apoyar sin fisuras a la resistencia palestina. Difundir la verdadera política genocida israelí y sus objetivos colonizadores e imperialistas.

Tenemos al mismo enemigo. El imperialismo yanqui que nos avasalla es el mismo que apoya sin límites a su gendarme en Medio Oriente. Es el mismo que no tiene límites para aplastar a los pueblos que resisten sus políticas expoliadoras. Es el mismo que históricamente generó y genera dictaduras y golpes de estado para imponer sus directivas. Es el mismo que utiliza la herramienta que se llama FMI para condicionar a los pueblos a través de deudas impagables.

Por eso, cada golpe, cada derrota por mínima que sea, que la política de genocidio imperialista sufra en Palestina o en cualquier parte del mundo, nos favorece. Y cada golpe que le demos en nuestros territorios ayudará a la lucha por la liberación de Palestina.

En la lucha por el aislamiento del genocida Estado sionista el pueblo argentino tiene su lugar. Presionar por la ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y militares con los genocidas es nuestro deber.

Solidaridad incondicional, activa y concreta con la resistencia palestina.

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