Este 8 de marzo, día internacional de las mujeres y disidencias trabajadoras, mientras estemos en las calles, la organización del despojo estará avanzando en despachos y oficinas. Sabemos qué significa éste y cualquier acuerdo con el FMI para los pueblos: un nuevo avance en el deterioro de nuestras vidas. Este 8 de marzo paramos y marchamos. Convencidas de que el patriarcado y el capitalismo van a caer si nos organizamos. Y que la lucha la debemos dar en todos y cada uno de los terrenos que sea necesario. Para que el patriarcado y el capitalismo ardan en el basurero de la historia y nosotras bailemos finalmente por todas.

 

Un nuevo acuerdo colonial con el FMI, un nuevo eslabón en la opresión

Las mujeres conocemos muy bien que detrás de las mentiras de que “esta vez será diferente” el capitalismo imperialista se propone, una vez más, violentarnos como clase, como pueblo. Mayor precarización para las masas trabajadoras entre quienes nos toca ser las más precarizadas entre lxs precarizadxs. Mayor ofensiva para transformar en privado lo que era común, en mercancía lo que estaba alcance de todos. Mayor violencia para imponer proyectos que dinamitan, envenenan, erosionan, incendian.

Por supuesto, como siempre, “en nombre del progreso”; como siempre la mirada patriarcal y de clase argumentará que nosotras, nosotres, no sabemos lo que nos conviene. En definitiva, una versión renovada de que nos somos personas con capacidad de autodeterminarnos. Frente a la hipocresía y a las mentiras de los opresores que dicen “violentarnos por nuestro bien” porque según su mirada nosotras, nosotres no somos capaces de ver el beneficio de sus proyectos de despojo de derechos, gritamos que la “deuda es con nosotras”, pero discutimos con quienes creen que basta decir que la deuda es con nosotras sin tomar todas las medidas a nuestro alcance para impedir que, una vez más, 300 personas decidan en un recinto el futuro de todxs. El derecho y el deber de nuestros pueblos y de todas y todes es rebelarse frente a esta nueva violencia.

 

Paramos y ganamos las calles

Este 8 de marzo paramos, porque no somos una “minoría” ni algo que está al lado o debajo de la clase trabajadora. Somos esa clase. Y somos parte de los sectores más castigados de esa clase. Paramos porque nuestro día es de lucha por la revolución y el socialismo, porque es nuestra identidad como trabajadoras. Y paramos no solo quienes tenemos un empleo asalariado, sino que paramos todas las mujeres y disidencias de nuestra clase que con nuestro trabajo hacemos la vida posible, aún en las condiciones cada vez más extremas a que nos conduce el capital.

Este 8 de marzo mientras marchemos en todo el mundo, el imperialismo seguirá desperdigando sus bombas sobre distintos puntos del planeta. Las luces de los medios hoy están en Ucrania. No verán muchas compañeras, muches compañeres a sus hermanas palestinas. No verán a sus hermanas yemeníes. No verán a sus hermanas kurdas. No verán a las hermanas campesinas, originarias de acá no más que resisten desde hace 500 años. Verán sí alguna foto de Ucrania (o quizás de algún otro lugar). No dirán los medios que la pobreza y la miseria se extendieron en Ucrania a raíz de la implosión de la URSS, se profundizaron con las políticas del mismo FMI que nos aplasta en todo el mundo. No dirán que la mercantilización de nuestros cuerpos hace que la subrogación de vientres sea legal en Ucrania, no dirán que el racismo vuelve lucrativo el negocio en un país cuya población tiene mayormente piel blanca y ojos claros. Tampoco dirán los medios que el fascismo creciente en el marco de la crisis y descomposición de este sistema, el patriarcado y la violencia extrema hacia mujeres y disidencias son un eje central. Decir todo esto, señalar la hipocresía, responsabilizar a un sistema imperial hecho por y a la medida de Estados Unidos, no significa embellecer a Rusia. Esta guerra cuyo desenlace y consecuencias aún no podemos visualizar afecta a principalmente a quienes menos tienen, entre ellos, mujeres, disidencias, infancias que habitan Ucrania. El carácter de reordenamiento del poder mundial esta guerra hace que no sea la nuestra.

Este 8 de marzo haremos el paro internacional por nuestras compañeras luchadoras que enfrentan este sistema con todos los medios a su alcance. Por Carmen Villalba, comunista paraguaya a quien de forma antojadiza el poder judicial decidió no liberarla al cumplir su condena en 2021, sino en 2035. La misma Carmen que se mantiene firme en su decisión de lucha a pesar del asesinato de su hijo, de la desaparición de Lichita, del asesinato y encarcelamiento que pesa sobre su familia. Marcharemos por Laura Villaba, hermana de Carmen, presa por maternar, también en Paraguay. Por María Carmen, por Lilian Mariana, por Carmen Elizabeth “Lichita” víctimas del estado terrorista e infanticida paraguayo.

Este 8 de marzo, paramos por Tehuel desaprecido desde hace prácticamente un año sin que haya acciones concretas y esclarecedoras. El estado es responsable. Marcharemos por la absolución de Higui, penalizada y judicializada por defenderse de una violación grupal de machos. La justicia patriarcal y clasista es parte de este estado burgués. Marcharemos por Cecilia Corregidor presa en Jujuy. Y también por todos lxs luchadorxs de Nuestramérica y el mundo que pelean por un mundo justo y de iguales.

Este 8 de marzo mientras marchemos en todo el mundo habrá mujeres y disidencias trabajadoras arañando una olla para que todes coman. En cada rincón, habrá hermanas tercamente dispuestas a tejer un abrigo, a tender una mano a esa otra que somos nosotras mismas. A ayudar a que otra, otre pueda decidir sobre su cuerpo y sobre su vida. A abrazar a los millones de niñas, adolescentes, mujeres y disidencias sometidas una y otra vez a violaciones y abusos. A atravesar lo que significa enfrentar esa continuación del abuso por otros medios y que ocurre en comisarías, juzgados, lugares de trabajo y que cierran el círculo de impunidad: el silenciamiento de la víctima, la negación de la palabra y de la verdad, la duda permanente sobre el testimonio, la validación de la mirada machista.

Lejos de las cámaras, de las noticias de la tarde, al morbo que mira con extrañeza lo que nosotras, nosotres no necesitamos que nos expliquen: que violación y patriarcado van de la mano. Que no hay conquista y genocidio que no recurran a la violación y al abuso como forma de someternos, de silenciarnos, de destruirnos. Y que patriarcado y capitalismo, que patriarcado y racismo, son distintas caras de un sistema opresor.

Este 8 de marzo paramos y marchamos. Convencidas de que el patriarcado y el capitalismo van a caer si nos organizamos. Y que la lucha la debemos dar en todos y cada uno de los terrenos que sea necesario. Confiando en nuestra experiencia, en nuestro conocimiento y en nuestra capacidad de alumbrar un mundo sin explotación ni opresión desde el feminismo y de las mejores tradiciones del pensamiento revolucionario. Convencidas y convencides de que nuestra emancipación está indisolublemente ligada a la emancipación humana. Para que el patriarcado y el capitalismo ardan en el basurero de la historia y nosotras bailemos finalmente por todas.

#8M #Parointernacional de mujeres lesbianas trans, trasvestis y no binaries.

¡Nosotras movemos el mundo! ¡Nosotras lo paramos!

¡Fuera el FMI! ¡No al pago de la deuda externa!

¡Contra la precarización de la vida y nuestros cuerpos!

¡Basta de femicidios, transfemicidios y crímenes de odio!

¡Nuestros cuerpos no son Territorio de conquista! Basta de violaciones, trata y violencias sobre nosotras y nosotres!

¡Arriba el feminismo que va a vencer!

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