Este 28 de julio fue anunciada por Abuelas de Plaza de Mayo la restitución de identidad del nieto número 133. Se trata de un nuevo caso resuelto favorablemente en el que se logra recuperar la identidad de un niñx apropiado en dictadura por el aparato represivo de los milicos genocidas, que practicaron sistemáticamente el secuestro, el asesinato, el robo, la tortura y también la apropiación de bebés. En este caso, se trata del hijo de Cristina Navajas y  Julio Santucho (hermano menor de Mario Roberto Santucho, secretario general del PRT-ERP).

El nieto 133 motorizó la búsqueda de su identidad. Había sido anotado como hijo biológico de “un integrante de fuerzas de Seguridad y una enfermera como nacido el 4 de marzo de 1977”, señalaron en la conferencia de prensa miembros de Abuelas y de la CONADI. La hermana de crianza, 20 años mayor que él, le había comunicado que no era hijo biológico de la pareja. “Dos veces enfrentó al hombre que lo crió y éste negó todo”. Fue, entonces, él mismo quien logró acercarse a Abuelas este año, y mediante el banco genético, logró identificar su origen.

Un triunfo de la lucha y de la vida sobre el genocidio

Cristina Navajas, madre del nieto recuperado, era docente egresada del Normal 1 y había estudiado sociología en la UCA. Al momento de su secuestro, daba clases en escuelas de formación del PRT. Cristina fue secuestrada el 13 de julio de 1976. Se encontraba, casualmente, junto a su cuñada Manuela Santucho, hermana del “Robi”, y Alicia D’ambra, otra compañera militante del partido. El secuestro ocurrió por parte de personal que allanó la vivienda de la calle Warnes 735. Allí estaban presentes Camilo de tres años y Miguel, de nueve meses, hijos de Cristina, y el hijo de Manuela, Diego Genoud, un bebé por entonces. El grupo de tareas se llevó a las tres mujeres y dejó a los niños en la vivienda, señalando que las requerían para un trámite breve. Cristina alcanzó a dictarle el número de teléfono de su madre, Nélida Gómez de Navajas, a una vecina del edificio. Cristina cursaba un incipiente embarazo, de aproximadamente dos meses, al momento de su secuestro.

Numerosos testimonios señalan que pese a las terribles condiciones de su cautiverio, Cristina Navajas hizo todo lo posible para que su embarazo llegara a término y su intención de que su hijo pudiera ser criado por su familia. A esta enorme muestra de resistencia, se suma la incansable voluntad de su búsqueda por parte de su abuela Nélida, que formó parte de Abuelas durante el resto de su vida, de su hermano Miguel y su padre Julio.

La recuperación del nieto 133 muestra que, pese al exterminio aplicado por el terrorismo de estado, y las complicidades civiles durante y finalizada la dictadura, nuestro pueblo posee enormes reservas de lucha. El movimiento de DD.HH. y la movilización popular, excediendo cualquier institucionalización, señalan que nuestro pueblo enfrentó y resistió a la dictadura, logró encarcelar a los genocidas y sigue y seguirá peleando por Memoria, Verdad y Justicia, pese a cualquier vaivén electoral.

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