Los anuncios de volúmenes históricos de exportación en petróleo y gas generados por la actividad en Vaca Muerta, van en sintonía con las intenciones de los gobiernos de turno y el capital concentrado: profundizar la matriz extractivista en todo el territorio nacional para obtener las divisas que demanda el FMI. En el 2022, se registraron 2.330 millones de dólares por exportaciones de petróleo y gas de Vaca Muerta, y sólo en enero 2023 otros 172 millones. Estos ingresos que pronto se van del país en concepto de pago de intereses de la deuda externa, son obtenidos a costa del deterioro ambiental y de las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora. 

Actualmente las exportaciones de estos recursos fósiles equivalen al 30% de los ingresos obtenidos por la soja y nada descarta que sigan aumentando. La exploración de la plataforma marítima forma parte de las proyecciones de producción a escala en hidrocarburos que hoy tiene a Vaca Muerta como principal motor. La estrategia del empresariado local y trasnacional para expandir e insertar este sector en los flujos globales del capital consiste en ligar el desarrollo de Vaca Muerta y la explotación de hidrocarburos en la Costa Atlántica de la mano de la inversión millonaria en infraestructura de exportación, como el gasoducto Néstor Kirchner. Todo esto apunta a fortalecer la relación de dependencia con las potencias mundiales que, en su carrera productiva y comercial imperialista, se disputan el control de los recursos naturales de la región.
En un contexto de crisis internacional del capital, agudizada por la confrontación interimperialista, Neuquén -como epicentro de la actividad hidrocarburífera- se constituye como un territorio valorizado por el capital nacional y trasnacional para dar respuesta a la demanda de recursos energéticos. El control del territorio por parte de los intereses capitalistas estaría garantizado si esto sólo dependiera de los partidos patronales que el próximo 16 de abril se disputan la gobernación. A pesar de los quiebres internos, y las aparentes disputas, todas “las opciones” electorales que lideran las encuestas (MPN, FDT, FPN) cierran filas con los intereses que imponen la necesidad de sostener y profundizar el modelo extractivista, el saqueo y la dependencia. El MPN, partido que gobierna desde hace más de 50 años la provincia, se postula nuevamente como potencial ganador. El PJ, se fragmenta en dos estrategias diferentes: por un lado, quienes apoyan al candidato del FDT, Ramón Rioseco; por otro lado, quienes apuestan a un desprendimiento del MPN liderado por el ex vice gobernador “Rolo” Figueroa, el Frente Popular Neuquinizate, partido que aglutina sectores muy diversos que van desde el PRO hasta Somos-Libres del Sur, pasando por el Movimiento Evita. En este escenario electoral regional caracterizado por la amplia hegemonía de las fuerzas políticas patronales, entendemos la necesidad de dar nuestro apoyo crítico al Frente de Izquierda Unidad. Aún a sabiendas que la salida a la crisis capitalista no va a darse dentro de los marcos del parlamento burgués, y con todas las críticas que emanan de esta caracterización del Estado y la política, no podemos negar la existencia e importancia de una fuerza política compuesta por compañerxs combativxs que luchan y representan parte de los intereses de la clase trabajadora neuquina.
Las posibilidades de imponer los intereses de la clase trabajadora por encima de los intereses del capital dependerán de la capacidad de resistencia, organización, masividad y la perspectiva de revolución que alcance nuestra lucha. Solo un proyecto de sociedad anticapitalista podrá revertir la dependencia de nuestros territorios a la matriz productiva extractivista que nos somete a la contaminación, el saqueo, la pobreza y la explotación.✪

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