En estos días comenzó a circular una solicitada por parte de intelectuales de distintas disciplinas en favor de la fórmula Macri-Pichetto en las ya cercanas elecciones presidenciales. Diversas figuras reconocidas (aunque no demasiadas) están presentes en dicha declaración: Juan José Campanella, Luis Brandoni para mencionar algunos.
Pero dentro de la comunidad científica, el conjunto de los trabajadores y las trabajadoras de la ciencia y la tecnología argentina, hubo una firma que causó un gran rechazo. Para nadie fue sorpresa que la recientemente mediática Marina Simian estuviera entre los y las firmantes del documento. Pero si generó un gran enojo y descontento entre quienes habían encontrado en ella una “vocera” de la comunidad científica luego de que participara en el programa de Del Moro “¿Quiénquiere ser millonario?” para poder financiar las investigaciones sobre cáncer que lleva a cabo en el grupo de investigación que dirige.
Una gran parte del conjunto de lxs trabajadorxs de la ciencia y la tecnología en Argentina vieron con buenos ojos su participación en el programa. Ofrecía, para algunxs, posibilidades de que los problemas del sector pudieran ganar visibilidad y generar cambios en términos positivos. Posteriormente Simian se reunió con el presidente Mauricio Macri y acordó una serie de pasos a seguir para mejorar la situación de la ciencia y la tecnología en Argentina. Esto no solo no sucedió sino que lo único que el gobierno atinó a hacer fue “bajar” una cantidad de dinero tal que aplacara los ánimos de descontento dentro de los ámbitos científicos, pero que no alcanzó ni siquiera para subsanar parcialmente la tremenda crisis que atraviesa el sector.
En notas anteriores mencionamos los peligros de depositar confianza en estos actores y actrices de “élite” para salir adelante como trabajadoras y trabajadores del sector y también mencionamos la necesidad de encontrar una salida colectiva a nuestros problemas mediante las herramientas gremiales que existen y que construimos día a día. Pero la firma de la solicitada por parte de Simian y otrxs cientificxs de renombre viene a poner las cartas sobre la mesa. Para gran parte de la comunidad científica la indignación es grande porque a nadie se le escapa que tras cuatro años de Cambiemos en el gobierno, ser científicx y votar a Macri es una contradicción irremontable.
El gobierno de Macri vino a profundizar la precariedad laboral que manejan organismos como CONICET, INTI, INTA, etc. En los escalafones más bajos de estos organismos la crisis se sintió todavía más: lxs becarixs sumergidxs en una inestabilidad laboral cada vez mayor, destinadxs a dedicarse a otra cosa o a buscar trabajo en el exterior porque el Estado que los había formado se negaba a recibirlos mientras que el personal administrativo es “virtualmente” despedido por no poder vivir con los bajos salarios que les ofrecen los organismos. El gobierno de Macri vino a cerrar líneas de investigación enteras, frustrando años de planificación y vino a buscar empobrecer a la ciencia pública argentina para transferir mano de obra calificada y ganancias hacia manos privadas
Se trata, además, de un gobierno que no le alcanzó con empobrecer al sector, sino que también lo persiguió de diversas maneras. Con campañas de trolls destinadas a difamar a lxs científicxs como ñoquis y acomodados a dedo; infiltrando policías de civil en las asambleas que sucedieron en las diferentes tomas del, por entonces, Ministerio de Ciencia y Tecnología; y entrando con una decena de policías armados en una sentada pacífica dentro también del ministerio.
Por eso genera tanta indignación que quienes conocen estas desigualdades y la situación precaria de nuestro sector, se dignen a firmar un documento en apoyo a quienes son culpables de tanto desastre. Y genera más indignación ver que dicho documento no tiene ni una sola propuesta para el sector. Apelan a una discusión más general, digna de los programas de chimentos políticos y no a justificaciones realmente estudiadas y sentidas entre quienes trabajan en la ciencia y la tecnología. Sabemos que la derecha siempre ha tenido sus “intelectuales” generando opinión tentados por el individualismo y la comodidad del sillón. Por eso no da bronca que quienes piensen así se expresen. Da bronca la malicia de quienes conociendo la situación, prefieren mirar para otro lado y alimentar el desastre.
Las salidas individuales solo llevan a callejones sin salida donde raramente se beneficia el conjunto de lxs trabajadorxs. Las salidas colectivas, en cambio, demostraron, ya reiteradas veces, que son la única manera de salir hacia adelante. En estos momentos, y en los que vendrán, hace falta más que nunca que los trabajadores y las trabajadoras de la ciencia y la tecnología nos organicemos colectivamente, gremialmente en torno a herramientas como ATE CONICET donde dar pelea por los derechos de todxs y contra el desfinanciamiento de la ciencia pública en Argentina.