Dos nuevos asesinatos laborales en Vaca Muerta: la firma Tecpetrol confirma la muerte de dos trabajadores petroleros que cayeron en una pileta de purga este 5 de mayo. Los obreros, tercerizados dependientes de la contratista del Grupo Pérez Companc (Pecom Servicios Energía), se hallaban prestando su labor para la empresa mencionada en la localidad de Fortín de Piedra, en el centro de la Provincia de Neuquén.
Morir trabajando
En un brevísimo comunicado, la empresa petrolera Tecpetrol dice que “lamenta informar el fallecimiento de dos colaboradores pertenecientes a la contratista Pecom”. Agrega los nombres de los trabajadores: Cristian Nicolás Baeza (34 años) de Cutral Co y Maximiliano Francisco Zappia (24 años) de Centenario. Mientras la firma dice cínicamente que “acompaña el dolor de familiares y amigos” y que espera que se investiguen los hechos para esclarecer lo ocurrido, el dirigente del gremio petrolero, Guillermo Pereyra, descartó que su sindicato tome una medida de fuerza por el momento, y deslizó que la responsabilidad de las muertes podría ser de los propios operarios: “pudo tratarse de un descuido de los compañeros” que, según el dirigente, se encontraban en una zona donde no se podía circular.
Mientras las empresas petroleras cometen fraude laboral mediante tercerizaciones y degradan los convenios colectivos con el aval de la burocracia que dirige el sindicato petrolero, la muerte de trabajadores es la contrapartida para sus millonarias ganancias. Entre 2018 y lo que va de este año, 8 petroleros murieron en sus puestos de trabajo en Vaca Muerta. Los dólares se fugan, la muerte y la contaminación, quedan.
La modernización del lucro, la profesionalización del crimen
A principios de 2017, el gobierno macrista se ufanaba de haber firmado un acuerdo “modelo” entre empresarios, estados (provincial y nacional) y sindicato. Se trataba de un ejemplo de reforma laboral “por sector” sobre el convenio petrolero en Vaca Muerta. En ese entonces, Macri dedicó elogios públicos al burócrata Pereyra por haber aceptado un acuerdo que venía a “mejorar y modernizar la organización del trabajo». Se trataba de una reforma que flexibilizaba condiciones de contratación, aplicaba la polivalencia en la labor y avanzaba sobre condiciones de seguridad, como por ejemplo la que flexibiliza la suspensión de la jornada laboral ante fuertes vientos, entre otras.
Cuando en esta mesa de tres patas (Estado, monopolios, burocracia sindical) se selló ese acuerdo, se puso precio a la vida de los trabajadores. Desde entonces, el incremento de los crímenes laborales no hizo más que aumentar en Vaca Muerta, a la par que sus ganancias.
Ante este escenario, cabe todo nuestro repudio a la empresa, a los gobiernos nacional y provincial, y a la dirección del sindicato privado del petróleo. Exigimos justicia por Cristian Baeza y Maximiliano Zappia. Los convenios flexibilizadores como el de Vaca Muerta deben ser anulados.
¡Basta de asesinatos laborales!