Sucedió en 1948. Fue un 9 de abril.

Pasaron pocos meses desde que, en noviembre de 1947, la ONU había votado la Resolución Nº 181 en la que se determinó la Partición (¿el desguace?) de Palestina en dos Estados. Es probable que si en algún momento se pudiera establecer si la ONU realizó «mala praxis», esta resolución pase a la historia como la peor decisión del organismo.

Ese 9 de abril se desarrolló una de las peores masacres que sufriera el pueblo palestino. Le preceden a esta acción, dos hechos similares. Fue en Haifa y en Yaffa que se persiguió, torturó, asesinó y expulsó a mujeres, ancianxs, niñxs y hombres de sus casas, de sus pueblos.

Pero Deir Yassin reviste gran importancia y gravedad al mismo tiempo por el objetivo buscado y el nivel del terrorismo empleado. Se calcula en más de 200 las víctimas, incluyendo mujeres y niños, en una cacería efectuada casa por casa.

En primer lugar, estaba ubicada en la zona aledaña a Jerusalén que, en la Partición, quedaba como área internacional, es decir que no iba a pertenecer a ninguno de los dos Estados.  En segundo lugar, dados los acuerdos de no agresión realizados entre los palestinos y la Haganah (única fuerza militar judía legalmente reconocida por los británicos, embrión del futuro ejército israelí) era insospechado un accionar similar al de Haifa y Yaffa.

Sin embargo, ninguna de esas razones impidió la masacre. La Hagannah dio el visto bueno para que las dos organizaciones terroristas judías de derecha, el Irgún y la Banda Stern, lleven adelante su plan de limpieza étnica, expulsando al pueblo palestino de la zona y plantaran un claro mensaje: quien no se retire por sus propios medios, será expulsado o, aún peor, asesinado.

Asimismo, dicha acción permitiría avanzar sobre Jerusalén sin problemas y pasar por encima la resolución de la ONU. El objetivo de crear terror para provocar la huída de Palestina de cientos de miles por temor a ser ajusticiados se cumplió con creces a partir de ese momento

¿Porqué traemos a la memoria estos hechos? Porque no son el pasado. Son parte del presente. Hemos mencionado que el Irgún y la Banda Stern fueron las responsables directas del terrorismo empleado. La cabeza del Irgún que era Menajem Beguin fundó el partido Likud, precisamente al que pertenece el hasta hace unos pocos meses Primer Ministro: Benjamín Netanyahu. Partido al que perteneció también el actual Primer Ministro Naftali Bennett hasta que por intrigas de palacio determinó armar su propia fuerza política.

Al igual que Begin, Yitzhak Shamir era miembro del Irgun. Luego, al momento de la masacre, era el jefe de Stern Gang. También fue integrante del Likud y más tarde se convirtió en Primer Ministro del Estado de Israel.

Es decir, que el sionismo, las concepciones políticas que vienen siendo las dominantes, son hijas de un cuerpo político que maneja el Estado de Israel desde siempre y que aún lideran a las mayorías del pueblo israelí.

El sionismo en todas sus acepciones y matices propicia el dominio absoluto y total de todo el territorio de Palestina. Ben Gurión, identificado como líder de la izquierda sionista y de la Hagannah, dio la autorización para la masacre ya que impulsaba la limpieza étnica para que desaparezcan los palestinos de todo el territorio cedido a los judíos. Por lo tanto la izquierda sionista siempre fue parte del mismo engranaje.

Actualmente el apartheid es la forma política de dominación y el constante establecimiento de colonos judíos en Cisjordania, territorio sobre el que se establecería el Estado Palestino. Las últimas noticias nos informan que miles de ucranianxs judíxs que huyen de la zona de conflicto, les envían a poblar las nuevas colonias que se están creando en Cisjordania. Aprovechan la desesperación de personas que huyen de zonas de guerra para afianzar la ocupación ilegal e inhumana… ¿son la nueva carne de cañón para el despojo a los palestinos?

No cabe duda de que la evolución del conflicto y el futuro incierto del pueblo palestino dependerá de una solidaridad internacional tal, que les permita desarrollar una lucha que termine con la opresión, les encamine hacia la liberación y la gestación de un solo Estado que cambie de raíz la realidad actual.

Desde nuestro humilde puesto de combate por el socialismo, por la liberación de los pueblos, seguiremos aportando en este camino acompañando a todas las luchas contra todo tipo de opresión, donde sea el lugar que éstas se desarrollen.

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