Cuatro décadas del inicio de la Guerra de Malvinas. Cuarenta años de una guerra que fue ante todo una guerra que intentó reposicionar una dictadura que se resquebrajaba por un creciente rechazo popular, de los organismos de derechos humanos, del movimiento obrero. Los militares genocidas, especialistas en secuestrar, violar, torturar y desaparecer, enviaron a pibes de 18 años sin abrigo, sin armas, sin entrenamiento a pelear contra un ejército imperialista experimentado. Genocidas que no dudaron en torturar también en Malvinas.
Pero además son cuarenta años de abandono, de maltrato hacia esos colimbas para los que la vida nunca pudo volver a ser lo que era. Los subsidios, la identificación de los restos de los caídos, algunos actos alusivos, incluso un museo son elementos importantes que no saldan la responsabilidad del estado en ese punto de quiebre en toda una generación.
Distintos sectores de nuestra clase dominante recurren o a un patrioterismo de cotillón que incluye un culto a los milicos y a la dictadura, a un cipayismo obsceno que busca “dar vuelta la página” y abandonar cualquier reivindicación de soberanía, o a una crítica hacia la aventura de un milico borracho, pero que silencia la continuada dependencia.
La OTAN, que sigue instalada en las islas Malvinas y del Atlántico sur, continúa provocando guerras por el mundo, tal como se observa en el conflicto en curso en Ucrania. Inglaterra, a pesar de todas las posiciones que ha perdido desde su auge imperial en el siglo XIX, mantiene con impunidad su control sobre islas que están a 12.000 km de su territorio y que le siguen dando una posición estratégica de control del paso bioceánico. Con el cinismo de los imperialismos, una Inglaterra que desde hace centurias pisotea al pueblo irlandés, que masacró por doquier para imponer sus intereses, propone que se respete el derecho a la autodeterminación de los habitantes coloniales de las islas.
A 40 años, homenajeamos a lxs veteranxs. Denunciamos la dictadura y a los militares genocidas. Y seguimos peleando por la descolonización y el reconocimiento de la soberanía argentina sobre Malvinas.