Este 20 de abril se iniciará el juicio de extradición para Facundo Molares, revolucionario argentino detenido en nuestro país por haber luchado en Colombia. Pese a estar comprendido por los acuerdos de paz en ese país, el narcoestado colombiano pretende juzgarlo en su territorio. El gobierno argentino lo mantiene preso accediendo a ese pedido. La salud de Facundo se encuentra deteriorada. La solidaridad activa para frenar este avasallamiento a los DD.HH. es urgente.

La historia de Facundo Molares toma relevancia pública a partir de su detención en Bolivia, en momentos en los que la dictadura encabezada por Añez ocupó el poder. Conocido su desempeño revolucionario en Colombia como integrante internacionalista de las FARC, Facundo pasó a formar parte de los combatientes revolucionarios que no sólo son historia, son presente de lucha.

En momentos en que es fundamental para la burguesía denostar cualquier atisbo de combatividad, en momentos en que el reformismo plantea la adaptación a las condiciones de la institucionalidad burguesa, en momentos en que el oportunismo brega por acomodarse en los cargos políticos que el sistema  permite, la figura de un revolucionario que es coherente con su pensamiento y que además es ejemplo vivo de lucha actual contra el capitalismo es intolerable para los representantes de este sistema opresor y, por lo tanto, necesitan borrarlo del mapa.

¿Acaso podemos creer que Duque se levantó una mañana y decidió meter preso a algún ex combatiente de las FARC? Cabe reflexionar sobre el nivel de cooperación entre las burguesías de Colombia y Argentina que se verifica en el pedido de extradición y en la respuesta positiva de nuestra cancillería.

Cuando hablamos del imperialismo, de su injerencia en nuestros países, de la sumisión de los gobiernos a la política yanqui, hablamos de todo esto. La política de desarme de los colectivos combativos, del pensamiento y la acción revolucionaria, se lleva a cabo en los campos de batalla (combatiendo a las guerrillas) o con la represión (a las movilizaciones y rebeliones populares). El desarme ideológico y político también se desarrolla con la detención de los mejores exponentes del campo popular, tratando de quebrarlos moral y políticamente.

Estando Facundo detenido en Bolivia, tras el golpe de estado, y ante la consulta a Colombia sobre los antecedentes penales de Facundo, la respuesta fue que no tiene causas pendientes, se lo libera y vuelve a la Argentina sin problemas. Llama la atención que meses después, en un proceso absolutamente irregular con fallas procesales importantes, el gobierno argentino recibe y accede al pedido de extradición. Con gravísimos problemas de salud, como la pérdida de vista de un ojo y la necesidad de una intervención quirúrgica de corazón, Facundo fue detenido en Esquel, trasladado al nefasto penal de Rawson, y finalmente al penal de Ezeiza.

Este ensañamiento, en definitiva, no es una cuestión judicial. Es un típico caso de persecución política y por eso es que interpelamos y hacemos responsable al gobierno nacional. Ya no se trata de un accionar individual de Aníbal Fernández que, como Ministro de Seguridad, dio la orden a la Policía Federal de detener a Facundo. Tampoco la cancillería a través de Santiago Cafiero, Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación Argentina, accedió por su cuenta al pedido de extradición. Queda en evidencia que es un acto de gobierno. Y como tal debemos considerarlo.

Este 20 de abril se iniciará en nuestro país el juicio para determinar si se da lugar o no a su extradición. Se trata de un juicio que determinará si Argentina accede o no a entregar a un prisionero político a un estado terrorista que es denunciado internacionalmente por no haber respetado los acuerdos firmados y por desarrollar una verdadera masacre de militantes, que arroja la cifra de 1.350 asesinatos de dirigentes sociales y exguerrillerxs desde 2016. Si el estado argentino accede a este pedido de extradición completamente irregular, estará siendo cómplice de las prácticas opuestas a los DD.HH. que sostienen Duque y el paramilitarismo colombiano. En la semana en que se desarrolle el juicio (que será llevado adelante de manera remota-virtual) se desarrollarán acciones de solidaridad frente al Penal de Ezeiza. Consideramos importante la pelea en los estrados judiciales, pero lo fundamental será la lucha en las calles por su libertad y la de todxs lxs presxs por luchar.

Esta lucha debe impulsarse con fuerza y en unidad de todo el campo popular y combativo. Facundo nos sigue mostrando hoy, desde Ezeiza, donde su estado de salud es delicado y se agrava, que la revolución es cada más necesaria, a pesar de las adversidades. Su firmeza, su humildad y su decisión verdaderamente inquebrantable de cambiar todo lo que deba ser cambiado, nos exige profundizar el compromiso en la lucha por su libertad.

La lucha por la libertad de Facundo Molares es parte de la lucha anticapitalista y por la revolución, es parte del rearme que necesitamos para conquistar el socialismo, único sistema que podrá llevar a cabo los intereses de la clase trabajadora.

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