Nuevamente las palabras parecen insuficientes ante hechos tan contundentes.
¿Cuántas veces nos han acusado de antisemitas a quienes somos antisionistas? ¿Cuántas veces han encarcelado a militantes palestinos y palestinas por expresarse en contra del Estado de Israel? ¿Cuántas veces han querido imponer el concepto de judío = sionista? Precisamente, en Argentina, en estos días han procesado por antisemitismo a la dirigente del P.O. Vanina Biasi por criticar al Estado genocida de Israel, procesamiento que repudiamos. Este hecho nos permite ver la fuerte connivencia de la embajada sionista con los jueces federales en nuestro país.
Veamos los hechos: el gobierno de la entidad sionista ha convocado, a través del Ministerio de Asuntos de la Diáspora, nada más y nada menos que en Jerusalén, a una conferencia contra el antisemitismo que se realizó los días 26 y 27 de marzo. Bajo el ostentoso título de “Conferencia Internacional sobre el Combate al Antisemitismo” se llevó a cabo la ¿sorpresiva? alianza del sionismo con la extrema derecha (políticos populistas europeos con ideologías xenófobas, antiinmigrantes y antisemitas ¡vaya paradoja!).
La expresión de esta alianza se demuestra a partir de los invitados y quienes han rechazado ser parte de esta aberración política. Veamos quienes fueron invitados y participaron en dicho evento: Jordan Bardella, presidente de Rassemblement National (RN), Marion Maréchal, eurodiputada francesa del partido de extrema derecha Identidad-Libertades y nieta de Le Pen; Hermann Tertsch, eurodiputado español del partido nacionalista Vox; Charlie Weimers, del partido sueco de extrema derecha Demócratas de Suecia, Kinga Gál, del partido húngaro Fidesz, del primer ministro Viktor Orbán, entre otros.
Han rechazado el evento y la invitación: el Gran Rabino de Gran Bretaña, Ephraim Mirvis, el presidente del Congreso Judío Europeo, Ariel Muzicant, el director de la Liga Antidifamación (ADL) estadounidense, Jonathan Greenblatt. Ni siquiera adalides del sionismo internacional han aprobado semejante necedad.
Pero Israel, mientras tanto, se preocupa en establecer alianzas con cualquiera que le admita continuar con sus políticas expansionistas y el genocidio en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Estos nuevos aliados le permitirán bloquear cualquier pedido de explicaciones o de rectificación de sus acciones contra los palestinos. Para ejemplo basta un botón. Viktor Orbán determinó salir de la Corte Penal Internacional para recibir a Netanyahu en el territorio de Hungría y, de ese modo, evitar su detención por el genocidio en Palestina.
Cotidianamente vemos en España, Alemania, los Países Bajos y otros países, que la policía reprime ferozmente las acampadas universitarias. Esto envalentona a las figuras políticas de extrema derecha, que utilizan la excusa del inmigrante para culparlo de todos los males y de motivo para silenciar y amenazar a los activistas.
Pero hay razones políticas e ideológicas que nos permiten visualizar los verdaderos objetivos del sionismo. La afinidad de la extrema derecha con Israel también se debe a las políticas actuales que ofrecen un modelo de apartheid y discriminación de sectores sociales, que se prioriza la política e intervención militar a la diplomacia y, además, a la violación del derecho internacional abierta y descaradamente. Los políticos de extrema derecha europeos ven al gobierno de Israel como un aliado ideal para el reajuste político más amplio que desearían ver en todo el mundo, especialmente quienes apuestan al auge del autoritarismo.
¿Cuánto hace que no escuchamos de parte de los sionistas otra cosa que no sea un solo estado, el judío? ¿Cuánto hace que Netanyahu logra imponerse en las elecciones a partir del objetivo sionista de conquistar el Gran Israel? ¿Cuánto hace que los sectores progresistas y de derechos humanos israelíes no logran frenar al fascismo? Hoy todo esto ha quedado al descubierto. Y la frutilla del postre es esta orgía fascista realizada ¡vaya paradoja, nuevamente! como conferencia contra el antisemitismo.
No debemos ni podemos quedarnos en simples declamaciones y las denuncias de sus acciones criminales. Debemos movilizarnos los pueblos del mundo, cada uno en su territorio concreto, para frenar el abastecimiento a Israel. Nada de armas, nada de insumos para la guerra, nada de intercambio comercial, nada de reconocimiento al estado genocida. El aislamiento de Israel será su derrota. Y esto se logra con los pueblos movilizados, con el bloqueo de todo lo que se dirija hacia o desde Israel en los puertos y aeropuertos. Nuestras movilizaciones significan la efectiva solidaridad con la resistencia del pueblo palestino. Además, seamos conscientes: hablamos de la entidad sionista, no sólo de Netanyahu, coyunturalmente Primer ministro. Es al Estado genocida y colonialista al que se debe derrotar.
Ya no discutimos sólo derechos. Ya no es la injusticia la única discusión. Es la humanidad toda que está en peligro por la avaricia, por la rapacidad sin fin del imperialismo yanqui. En este caso concreto, nuestra tarea es romper el apoyo que reciben los colonos insaciables que no reparan en medios para lograr sus objetivos. Pero además debemos desarrollar fuertemente el boicot académico, cultural, artístico y deportivo, porque es imprescindible contrarrestar el permanente bombardeo ideológico y cultural al que estamos expuestos.
La lucha palestina nos debe estimular. Sus victorias serán nuestras porque se debilitará a la extrema derecha, al imperialismo y se allanará el camino a la liberación de todos los pueblos oprimidos.
Palestina Libre del Río al Mar.
Por la unidad de todos los pueblos del mundo.

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