Medio Oriente sigue siendo noticia. Sin embargo todo el tiempo se producen cambios de envergadura que nos obligan a mantenernos actualizados día a día. El nivel de agresividad del estado genocida sionista va en aumento. Su incapacidad para dominar la resistencia palestina, su imposibilidad de afirmarse en el sur del Líbano, las limitaciones para neutralizar al Yemen y la dificultad que implica el peligro latente de una respuesta iraní, todo esto a pesar del apoyo incondicional del imperialismo yanqui, aumenta la desesperación del gobierno de Netanyahu y el nivel de ensañamiento con la población civil de Gaza, Cisjordania y Líbano.
Recordemos algunos hechos determinantes. Desde principios del siglo XX el sionismo desarrolló a través de una política colonial de asentamientos un estado judío exclusivo y excluyente, para lo cual debía expulsar a la población nativa. Con el correr de los años, especialmente desde el establecimiento del Estado ilegítimo de Israel, llevó a cabo una limpieza étnica cuya intensidad ha variado de acuerdo a diferentes circunstancias y respondiendo a intereses propios y del imperialismo de turno (primero inglés y luego yanqui). Últimamente, el grado de agresión en el territorio de Cisjordania, en la zona de Jerusalén y en la Mezquita de Al Aqsa llegó a niveles insoportables. Matanzas, expulsión de pobladores, destrucción de casas, transformaron la existencia del pueblo palestino en una pesadilla.
Así se llegó al 7 de octubre de 2023. Fecha emblemática y bisagra en la historia de Palestina y de los pueblos del mundo. Ya nada será igual. Palestina no sólo salió a la luz. Nos está iluminando.
Mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo sobre ese momento excepcional. Por primera vez la resistencia palestina desarrolló una acción militar de semejante envergadura. Si bien decimos que es un momento bisagra fue, en primer lugar, una respuesta contundente a una masacre diaria que estaba llevando a cabo el sionismo desde mucho tiempo atrás. Pero decimos también que nos ilumina porque a través de su historia, hoy se está transformando en parte de la historia de todos los pueblos que luchan o pretenden luchar contra la opresión, contra el imperialismo, contra este sistema capitalista que destruye todo para beneficiar únicamente a los ricos, a la burguesía.
En ese contexto las organizaciones representativas del pueblo palestino tomaron la decisión de construir la unidad para potenciar sus propios y limitados medios y enfrentar a la maquinaria militar sionista-imperialista, una de las más poderosas de la tierra. Esto se transforma en una lección universal.
No nos confundamos. Las organizaciones palestinas no tienen una misma política. Las diferencias ideológicas no son menores ni son matices. Sin embargo, frente a un enemigo común no han dudado en construir una unidad programática, con objetivos comunes debatidos antes de concretarla, que están sosteniendo a fuerza de claridad política. Sus debates no se dejaron de lado. Sus discusiones no se diluyeron. Sólo que no les impiden luchar. Luchan y debaten. Debaten y luchan.
Batallan por la liberación desde distintos puntos de partida y con diferencias políticas e ideológicas marcadas y profundas. Confluyen y construyen una unidad de hierro contra su enemigo común. Aprendieron que si el enemigo no los distingue por sus diferencias ideológicas, las organizaciones que representan al pueblo palestino, en todas sus variantes, no pueden ser funcionales a dicho enemigo, privilegiando dichas diferencias. Pero esa, no es cualquier unidad. Tienen un programa, un proyecto, un objetivo común. No es la unidad por la unidad. No es un rejunte de voluntades. Es el resultado de un proceso que se fue construyendo en el tiempo y en lucha.
Mientras aquí seguimos distrayéndonos en debates secundarios, en discusiones que no nos conducen a nada, nos desvelamos por el lugar a ocupar en una marcha, nos “matamos” por las palabras que tenemos que poner en un documento, nos dan un ejemplo, en vivo y en directo, que tipo de unidad se construye en la lucha. Allí se enfrentan en unidad programática a un enemigo que los quiere desaparecer.
Su coraje y firmeza frente a la limpieza étnica que padecen desde hace más de 76 años; su capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse a la nueva realidad, sin resignarse, sin bajar los brazos; por todo esto el pueblo palestino es un ejemplo a seguir.
Estas lecciones palestinas nos deberían ayudar a reflexionar sobre cómo estamos encarando las luchas y los debates en estos territorios, tan alejados en kilómetros, pero tan cercanos en lo político, ya que el enemigo es el mismo, allá y acá.
El 7 de octubre y todo el proceso posterior es parte de nuestra historia. Es parte de la historia de los pueblos del mundo. Y la liberación de Palestina será posible con la acción decidida de los palestinos y con la solidaridad activa y concreta de todos los pueblos.
Su lucha es nuestra lucha.
¡Viva el pueblo palestino!
¡Palestina libre del Río al Mar!