En la ciudad de Buenos Aires, la comunidad educativa está acostumbrada a recibir ataques constantes durante todo el año. Las políticas de ajuste y los golpes a la educación pública en esta ciudad no se toman vacaciones.

 

Soledad Acuña, odio de clase y discriminación

Una vez más la ministra de Educación Soledad Acuña resuena en los medios. Esta vez el foco no fueron lxs docentes para quien somos «zurdxs, viejxs y fracasadxs». Esta vez apuntó a lxs pibxs. A esxs pibxs a lxs que ella y su gobierno les niegan el derecho a la educación dejandolxs sin vacantes, a esos pibxs a lxs que les negó conectividad en plena pandemia, a esxs pibxs a lxs que no les garantiza calefacción en pleno invierno, y deja que los techos se les caigan encima. Que la ministra odia a lxs pibxs de la escuela pública no es ninguna novedad. Pero así como Macri sostuvo con lástima que había quienes no les quedaba otra que “caer en la escuela pública”, Acuña lxs sentenció “están en los pasillos de la villa o cayeron en el narcotráfico, y para ellxs ya es tarde

Lxs docentes bien sabemos que muchxs de nuestrxs pibxs viven en las zonas más pobres de la ciudad y el conurbano, lo sabemos porque lxs pibxs llegan con hambre, porque faltan para ir a laburar y sumar un mango. Pero también sabemos que nunca es tarde, lxs vamos a buscar, lxs recibimos y le damos todo a nuestro alcance para que se queden en la escuela. Para la comunidad educativa vivir en una villa no es un estigma, es una realidad cotidiana que afrontan miles de familias, producto de un sistema desigual que lxs excluye y lxs sigue excluyendo.

A Horacio Rodríguez Larreta, Soledad Acuña, Fabián Capponi, y toda la runfla que se llena la boca hablando de educación, no les importan nuestrxs pibxs ni nuestras escuelas, les importa la foto, la campaña, o mandarlxs a laburar gratis mientras deberían estar cursando el 5° año del secundario. Docentes, familias y estudiantes lo tenemos bien claro, no esperamos nada de esta gente. El Gobierno es responsable, mediante el ajuste sostenido durante años y la implementación de políticas educativas empresariales, de que lxs pibxs dejen la escuela.

Repudiamos estos dichos y acompañamos el reclamo de toda la comunidad educativa al grito de ¡Fuera Acuña!

Pero eso no es todo…

Como fuera anunciado en 2021, con una situación sanitaria enormemente diferente a la actual pero con una tercera ola comenzando de manera abrupta, incluso según dichos del propio mismo Ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quiros, y en contra de lo que establece el estatuto docente en su Artículo 69 sobre la licencia anual ordinaria modificando arbitrariamente la fecha el ciclo lectivo 2022 comenzaría el 21 de febrero, porque para Larreta y compañía la calidad educativa depende exclusivamente de la cantidad de días de clases, no de otras variables como la inversión y las políticas educativas inclusivas.

Hoy en día, con más de 100.000 casos diarios en promedio, con la variante Ómicron como predominante en todo el país, y con una número de fallecidxs que aún no llega a los picos de 2021 pero muestra una suba importante día tras día, Larreta y Acuña salen por los medios a reconfirmar el comienzo de clases para el 21 de febrero, con la modificación del protocolo, que si bien no elaboraron aún, supone la eliminación del aislamiento por contacto estrecho con un caso positivo, apoyándose en la Resolución 27/2022 del Ministerio de Trabajo Nacional, que indica que quienes hayan tenido contacto estrecho y esquema de vacunación completo deberán presentarse a trabajar sin mediar aislamiento alguno. Medida que no refleja para nada con el panorama sanitario que atravesamos a nivel mundial.

Esta decisión es otra clara muestra de que la salud y la educación, tanto para el Gobierno Nacional como para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, están al servicio de los intereses empresariales y patronales y que la producción y la economía deben verse lo menos afectadas posible por los cuidados sanitarios.

Escuelas abiertas cual guarderías, para que familias pueden sostener la producción a cualquier costo. Concurrencia a los lugares de trabajo pese al riesgo de contagio, eliminando los cuidados en plena tercera ola. Una medida donde no hay grieta.

 

Y por supuesto el salario, siempre a la baja

La educación es prioridad, dicen Larreta y Acuña por sus redes. Un discurso por demás alejado de la realidad. El presupuesto educativo en la Ciudad de Buenos Aires viene recortándose año tras año y eso se refleja en muchos aspectos: infraestructura, aumento de contratación de trabajadores de forma precaria y por fuera del estatuto, construcción de escuelas, y por supuesto salario.

Hace años que el salario docente en CABA queda por debajo de la inflación, gran parte de los aumentos son no remunerativos y por ende no generan aportes, y sobre el salario básico, lo cual achata la escala salarial por antigüedad. Las paritarias no son una discusión con los gremios, sino una imposición por parte de la patronal.

Para 2022 hay anunciados dos bonos de 4000$ por cargo de jornada simple, uno enero y otro en febrero. Sumas muy insuficientes y que sin dudas no resuelven el problema del atraso salarial que mantiene a la docencia porteña por debajo de la línea de pobreza. Este bono establece, además, como ha pasado otros años, una idea de cuánto será el “aumento” propuesto por el Gobierno Porteño para el sector docente cuando se reabran las, mal llamadas, mesas salariales.

La recomposición salarial y el aumento en inversión educativa son dos elementos que deben resolverse de manera urgente para garantizar la calidad educativa que lxs pibxs merecen.

Estado de alerta

Mediados de enero y la comunidad educativa ya se encuentra en estado de alerta, porque los golpes no cesan, porque la educación requiere ser una prioridad en serio, con un presupuesto acorde a las necesidades de nuestra escuela y a los derechos de estudiantes, docentes y familias.

Somos nosotrxs, lxs docentes y familias de la escuela pública que la sostenemos, que armamos bolsones cuando hay hambre, que pintamos las paredes cuando se cae la pintura, que buscamos a lxs pibxs puerta por puerta si es necesario, que armamos redes y nos sostenemos. Desde Ademys, impulsaremos los espacios de deliberación necesarios para definir medidas de acción y ratificamos el estado de alerta, además de insistir en que la ministra Acuña ya debería haber renunciado.

Ellxs, los mercenarixs, no son bienvenidxs en esta, nuestra escuela, porque no nos comemos sus discursos mediáticos y porque repudiamos cuando se animan a decir lo que realmente piensan de nosotrxs.

Una persona que odia a lxs docentes, a lxs pibxs y sus familias, no puede ser Ministra de Educación. Seguiremos dando pelea, por más presupuesto educativo, por políticas educativas por y para nuestrxs pibxs, y no para cumplir intereses empresariales.

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