A 47 años de su caída en combate 1974 – 5 de octubre – 2021

Cuenta Carmen Castillo Echeverría, compañera de Miguel Enríquez:

«Frente al golpe de Estado, el MIR toma la decisión de permanecer en Chile. No éramos héroes, solo militantes movidos por la convicción de que valía la pena luchar para hacer la revolución. Frente al golpe de Estado, nuestra decisión de organizar la resistencia a la dictadura implicaba la defensa de los derechos conquistados, la educación y la salud pública, los derechos sindicales, el derecho a la vivienda, la dignidad, la democracia participativa. Era nuestra responsabilidad librar la batalla; resistir siempre ha sido resistir a lo irresistible. El precio a pagar fue alto, pero aun en ese contexto de represión, lo que vivimos era la vida simplemente».

En este párrafo se condensan los objetivos y los motivos por los cuales el sábado 5 de octubre de 1974, apenas con 30 años de edad, Miguel Enríquez Espinosa cae en combate abatido por las balas de los mercenarios al mando del fascista Pinochet, patrocinados por el imperio de EEUU, quienes desconocieron y aplastaron la voluntad del pueblo chileno.

En una apretada síntesis podemos decir que Miguel Enríquez Espinosa, nació el 27 de marzo de 1944 en Talcahuano, Chile; fue médico, político y revolucionario chileno, fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Dedicó y dio su vida por la transformación social de su país y América Latina.

Mucho se ha escrito y, seguramente, mucho se va a escribir aún sobre la valiosa y ejemplar experiencia de los revolucionarios chilenos, cuya historia es la indudable continuidad de la lucha de los pueblos originarios y de las organizaciones revolucionarias de todos los tiempos. Miguel Enríquez ha escrito con su vida algunas de esas gloriosas páginas.

Sin embargo sentimos la necesidad de precisar algunos elementos que responden a debates presentes en estos tiempos de revisiones, de dudas sobre la vigencia de la necesidad de la revolución y su carácter. Tiempos de «agachadas» ante los espejismos del progresismo, en momentos en que se plantea «dejar para más adelante» la lucha revolucionaria, etc.

El 15 de agosto 1965 un grupo de jóvenes, entre ellos Miguel, provenientes de diferentes experiencias, fundan el MIR. Lo hicieron en base al marxismo-leninismo, con creatividad, enriquecido con el ejemplo muy particular de la revolución vietnamita y cubana.

Rompieron con la tradición institucional y plantearon la transformación social de la sociedad mediante una revolución, ejerciendo poder popular y, fundamentalmente, confiando en el propio poder del pueblo.

Con solo 23 años de edad, Miguel Enríquez fue nombrado secretario general del MIR. En 1967, durante el Tercer Congreso presentó su tesis político-militar para transformar el movimiento en un Partido Revolucionario. A partir de entonces la historia de Miguel es inseparable de la historia del proyecto político que logró liderar en Chile.

Ernesto Che Guevara en «Guerra de guerrillas: un método» expresaba con claridad absoluta (y con total actualidad) que “No importa cuál sea el resultado de las luchas de hoy. No importa, para el resultado final, que uno u otro movimiento sea transitoriamente derrotado. Lo definitivo es la decisión de lucha que madura día a día; la conciencia de la necesidad del cambio revolucionario, la certeza de su posibilidad”.

La década de los sesenta, en especial los mil días de la Unidad Popular, estuvieron marcados por la expectativa de la revolución socialista. Los revolucionarios, más allá de identificaciones partidarias o matices políticos, debatieron y trataron febrilmente por hacerla realidad, y por definir, nada más ni nada menos que el carácter que ella tendría en suelo chileno.

Si bien estos hechos se remontan al siglo pasado los pueblos del mundo seguimos sufriendo al sistema capitalista y a sus consecuencias, por las mismas causas, por los mismos motivos que entonces. No importan los cambios realizados para adaptarse a los tiempos actuales, sus diferentes expresiones concretas, su esencia sigue intacta: la explotación del hombre por el hombre. Y así como se afirmaba en toda Nuestramérica Latina a mediados del siglo XX que el único horizonte, la única perspectiva para la clase trabajadora era la revolución socialista, hoy, desde Venceremos, Partido de Trabajadrxs, recordamos a nuestros precursores en la memoria de Miguel Enríquez Espinoza afirmando y comprometiéndonos a levantar todas y cada una de sus banderas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria o Muerte.

Venceremos.

 

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