Septiembre es, sin duda, un mes que evoca recuerdos, dolores y alegrías encontradas. Septiembre es el mes que parece hilar las luchas y reivindicaciones del ayer con las batallas que seguimos dando hoy día.  El recuerdo de les estudiantes secundaries secuestrades en la terrible noche de los lápices, la segunda desaparición de Jorge Julio López y la masacre de los 43 normalistas de Ayotzinapa marcan algunos de los surcos más hondos de nuestra memoria colectiva. Sin embargo, en nuestro mundo hecho de contrastes,  septiembre es también el mes de la educación popular. A contramano de les que quieren reivindicar a Sarmiento como padre de la educación,  en un septiembre de 1959 que miles y miles de jóvenes cubanes dieron el puntapié inicial de uno de los mayores logros de la Cuba revolucionaria: ser un Territorio libre de Analfabetismo. Asimismo, el 19 de este mes se celebra el día de les educadores populares, en conmemoración de nacimiento del pedagogo brasilero Paulo Freire.  Recogemos en estas breves líneas algunos de los aspectos que destacamos de la educación popular como praxis pedagógica que entreteje todos los hilos de luchas y saberes de nuestro pueblo,  como un aporte más para la definitiva independencia de los pueblos.

Hace 50 años se editaba por primera vez un libro que se constituyó como ícono de los procesos de educación popular en nuestra región: Pedagogía del Oprimido de Paulo Freire. Partiendo de su experiencia como alfabetizador en las zonas rurales de Brasil, Freire desarrolla su teoría pedagógica basada en la ruptura con la educación bancaria tradicional, la importancia de nombrar el mundo para conocerlo y transformarlo y la unión fundamental entre praxis pedagógica y praxis política/revolucionaria. Las ideas plasmadas en este libro han servido como ideas generadoras (al igual que las palabras generadoras de su método) para generaciones de luchadores que a lo largo y ancho de nuestro continente incluyeron en los procesos revolucionarios la dimensión pedagógica, la importancia de la alfabetización y la educación del pueblo en el camino hacia la victoria.

Quienes nos reconocemos como educadores populares (en las barriadas, las escuelas, las organizaciones) nos hacemos carne de las enseñanzas de estas primeras elaboraciones y experiencias pero sin lecturas idealistas ni esquemáticas. Retomamos las ideas de una praxis político-pedagógica integral profundamente enraizada en los saberes del pueblo; una práctica colectiva que permita una lectura crítica del mundo; una pedagogía que no se quede encerrada en los libros o aulas sino que salga a la calle, al pasillo, al campo, al barro a construir revolución mientras nombra un mundo nuevo. Le incorporamos una perspectiva feminista que cuestione también la opresión y explotación patriarcal; que contemple a todas las identidades políticas que somos: mujeres, lesbianas, trans, travestis, bi sexuales y no binaries; que de por tierra los estereotipos y normas que no nos dejan ser. Le sumamos la lucha contra el adultocentrismo, porque les pibis son sujetes polítiques, son sujetes de la educación popular y no sus meros receptores. Le sumamos el respeto y cuidado de los bienes comunes porque de otra forma, no habría mundo para nombrar y transformar. Nuestra educación popular es internacional y plurinacional, porque sus expectativas revolucionarias no conocen fronteras, porque en el dialogo entre los pueblos y naciones que construimos el diálogo generador, que construimos revolución.

Como muchas otras experiencias y saberes populares, la educación popular ha sufrido los embates del neoliberalismo y el mercado: es común ver hoy en día cursos carísimos sobre educación popular o encontrarnos con referentes de la derecha o los partidos del orden de cada lugar hablando del tema y delineando políticas públicas que lejos de buscar la transformación del mundo, buscan mantenerlo como esta pero un poco más “humano”. A 50 años de la primera edición de “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire y ante un nuevo día de les educadores populares, creemos que sigue siendo fundamental pensar, construir y disputar una pedagogía popular, de les oprimides, clasista y feminista que recorra toda Abya Yala hasta Kurdistán.

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