Desde principios de marzo, con la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del brote de COVID – 19 como una pandemia, nuestro país entró en estado de emergencia sanitaria por un año. El 20 de ese mismo mes, se decretó el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” (ASPO) en toda Argentina. Hoy Argentina llega a 652.174 personas contagiadas (121.000 activas) y 13.952 muertes. El promedio diario de contagios en los últimos 14 días: 10.867 (ver LN, La evolución de la pandemia en la Argentina).
Pasaron 6 meses y las cifras de contagios no bajan, pero se sigue manteniendo (con mayor o menor flexibilización) la medida del ASPO. La medida sirvió para que el pico de contagios no llegue demasiado rápido y colapse el sistema de salud pero no para evitar el aumento de circulación del virus. Al haber un aumento constante de “actividades esenciales”, es inevitable el aumento del ritmo de contagios, sobretodo en los lugares de trabajo (principalmente fábricas) donde no se respetan los protocolos de bio-seguridad ni se garantizan los elementos de protección para lxs trabajadores. Tampoco es posible sostener esta medida en un país donde aumenta cada vez más el trabajo informal sin derechos. Las fotos de los trenes, subtes y colectivos repletos de laburantxs no nos dejan mentir: el ASPO es una medida que no puede sostenerse en el tiempo en los países donde la ganancia de unxs pocxs vale más que la vida de muchxs.
¿Y nosotrxs qué?
Poco hablan de nosotrxs los gobiernos; poco hablan de nosotrxs los medios masivos de comunicación. Nos felicitan y aplauden por estar en la primera línea, pero poco se habla de las condiciones en las que estamos haciendo frente al coronavirus hace 6 meses. Mientras se individualiza la responsabilidad de contraer la enfermedad, el 27% de los contagios ocurridos en ámbitos laborales corresponde al personal de salud (porcentaje que solo representa a les trabajadores en relación de dependencia). Los contagios en los equipos de salud en todo el país supera los 30.000 y tenemos 140 compañerxs muertxs.
La cantidad de contagios diarios que hay en Argentina está llevando al borde del colapso al sistema de salud, como viene ocurriendo en algunas provincias. Y lo que más nos preocupa, es que quienes estamos colapsando somos nosotrxs. Nuestros salarios están por debajo de la línea de pobreza, por lo que muchxs trabajadores tienen 2 o más empleos; las condiciones contractuales son sumamente dispares: hay muy poco personal en planta permanente pero sí hay muchxs en planta transitoria, becarios, contratadxs, monotributistas y residentes. Un alto porcentaje de trabajadorxs no hemos cobrado el “estímulo al personal de salud”.
Mientras en los efectores públicos el trabajo aumenta constantemente (no sólo damos respuesta a la pandemia, seguimos trabajando en el marco de…) y se colapsa; en muchos efectores no públicos (privados, mixtos, obras sociales) han comenzado a reducir horas laborales, bajar el sueldo de lxs trabajadorxs y pagarlo en cuotas. La necesidad de un sistema de salud único se hace cada vez más evidente. El impuesto a las grandes fortunas, también. Es inadmisible el recorte en salud en el marco de una pandamia mundial
Somos nosotrxs quienes le damos valor al sistema sanitario en general, quienes intentamos garantizar las mejores condiciones para la población. Las condiciones concretas en que desempeñamos nuestro trabajo no nos da margen al cuidado de la propia salud, aumentando la posibilidad de contagio y las condiciones de estrés, angustia y miedo constante. El cansancio de estar poniendo el cuerpo hace 6 meses a la pandemia sin posibilidad de tomarnos vacaciones o algún día de descanso, ya no es sostenible.
Frente a todo esto, ¡nos movilizamos en las calles!
Al canto de “unidad de lxs trabajadorxs y al que no le gusta se jode” el 21 de septiembre (día de la sanidad) lxs trabajadorxs salimos a las calles en diferentes puntos de país, para defender la salud pública y nuestros derechos. Cabe destacar que, en este marco, lxs enfermerxs movilizaron a la Legislatura Porteña para seguir exigiendo ser incluidxs como personal de la sanidad en la Ley porteña 6035. La respuesta que obtuvieron fue represión por parte de la policía de la ciudad. ¡Repudiamos la represión de lxs enfermerxs!
Pero acá nadie se rinde, vamos a seguir saliendo a las calles las veces que sean necesarias para seguir defendiendo nuestros derechos y de la población:
– Paritarias y aumento salarial. Ningún salario por debajo de la canasta básica;
– Pase a planta de todxs lxs trabajadorxs de la salud;
– Bono para todxs lxs trabajadorxs hasta que termine la pandemia;
– Reconocimiento como profesionales de lxs enfermerxs;
– Elementos de Protección Personal de calidad;
– Insumos médicos y no médicos necesarios para garantizar el derecho a la salud:
¡Por salarios dignos al personal de salud! ¡Basta de precarización!