Movilización Legislatura porteña emergencia económica

La Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico del país, se encuentra atravesando brutales ajustes que afectan directamente a la clase trabajadora. Durante la cuarentena, se congelaron salarios, se pagaron aguinaldos en cuotas y se tomó deuda.

¿La excusa? La pandemia. ¿La realidad? El GCBA compra elementos de higiene con enormes sobreprecios, envían viandas insuficientes y en mal estado para las escuelas y se precarizan las condiciones de trabajo de estatales y trabajadorxs de la salud. Como siempre eligen dónde ajustar, y quienes sufrimos dicho ajuste somos la clase trabajadora en su conjunto y lxs pibxs en los barrios.

El 7 de mayo se aprobó la ley de emergencia presupuestaria que le otorga facultades al Jefe de Gobierno para poder asignar recursos en la atención de la emergencia sanitaria. La aprobación de esta ley implicó, entre otros ajustes, el congelamiento de nuestros salarios. Esto implica concretamente una reducción del mismo, ya que los precios continúan en ascenso, a pesar del discurso del presidente Alberto Fernández sobre su congelamiento, esto no se está controlando, y quienes vamos al supermercado sabemos que cada vez nos cuesta más adquirir nuestros productos básicos. Sin ir más lejos, la inflación acumulada para 2020 es del 13%, y el índice de precios al consumidor (IPC), que es la medida que se utiliza en CABA, marca un aumento del 11% para el 2020.

Por su parte, el desempleo va en aumento. En el primer trimestre del año el desempleo fue del 11.1%, con un aumento de casi 2% con relación al trimestre anterior. Pero la pandemia, en ese trimestre, recién había comenzado. Sabemos que esta situación ha empeorado mucho, y que miles se han quedado sin empleo desde fines de marzo a esta parte.

Como si todo esto fuera poco, el 29 de junio, salió una resolución en CABA que retrasa el pago del aguinaldo y lo divide en dos cuotas para trabajadorxs estatales y docentes, que cobren más de $ 50.000 en bruto, es decir algo así como $ 42.000 en la mano. Si tenemos en cuenta que la canasta básica hoy se encuentra por encima de los $ 45.000, todo aquel trabajador o trabajadora que apenas supera con su salario dicha canasta recibirá el aguinaldo a destiempo y en cuotas. El aguinaldo no es un bono, no es un premio, es parte constitutiva de nuestro salario y es un atropello a nuestras condiciones laborales no percibirlo en tiempo y forma. En este plano el Gobierno Nacional no se queda atrás y también anunció una medida similar.

Con un IFE sumamente insuficiente, con programas de trabajo y sociales sumamente devaluados, con un salario despreciado y una canasta básica en aumento, es el sector de desocupadxs, precarizadxs y lxs trabajadorxs en general quienes más sentimos el ajuste.

 

La respuesta de nuestra clase: organizarnos

Frente a la situación de crisis en nuestro país en general y de CABA en particular, respondemos organizándonos. A pesar del aislamiento social que desde arriba se nos pide, la necesidad de ocupar las calles sigue vigente con estos niveles de ajuste sobre nuestras vidas. No podemos quedarnos en nuestras casas dejando que avancen sobre los derechos de nuestro pueblo. Con hambre, sin salario, con ajuste, no hay cuarentena posible.

El pasado 30 de junio y el 1° de julio se llevaron adelante dos caravanas para resistir el ajuste. El 30 convocaron de manera conjunta docentes (Ademys y AGD) y estatales (ATE-Mecon) una caravana desde la Legislatura a Palacio Pizzurno, pasando por Congreso, para reclamar contra el pago del aguinaldo en cuotas y con la exigencia de un impuesto a las grandes fortunas, para que sea de ahí de donde se obtenga el presupuesto necesario para afrontar la crisis sanitaria, y no del salario de la clase trabajadora.

Las iniciativas de ollas populares se replican cada vez más, con los movimientos sociales en la primera línea, pero también con iniciativas barriales, desde las escuelas o distritos, clubes, etc. Organizaciones como el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), FeNaT-CTA-A y Barrios de Pie lleván 3 semanas realizando ollas populares en 20 barrios de la ciudad. Exigen el reconocimiento de las tareas esenciales en comedores comunitarios, de lxs promotorxs de salud, consejerías contra la violencia hacia las mujeres; etc. Está claro para muchxs que una gran parte del pueblo trabajador se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad, y que el hambre azota cada vez más.

Por su parte, el 1° de julio en el marco del Paro Internacional de repartidores, lxs trabajadorxs repartidorxs principalmente de apps como Glovo, Rappi o PedidosYa, movilizaron de Obelisco a Legislatura. La consigna principal de dicho reclamo fue “las vidas trabajadoras importan” y exigen que las empresas se hagan cargo de garantizar las condiciones sanitarias necesarias para poder llevar adelante su tarea sin exponerse a sufrir contagios. Se suma a esto el hecho de que, en lo que va de aislamiento, 6 trabajadorxs repartidorxs han fallecido durante el ejercicio de su trabajo, debido a las exigencias de velocidad y cumplimiento que les exigen las empresas, y al hecho de que cobran por pedido entregado, lo cual lxs sobre-exige para poder alcanzar un salario digno.

Desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs seguiremos impulsando la organización popular y la unidad desde abajo como única manera de resistir y enfrentar el ajuste que Larreta quiere imponernos en la ciudad, participando de las luchas que se lleven adelante en defensa de las condiciones de trabajo y los derechos de nuestro pueblo.

POR UNA CUARENTENA SIN HAMBRE
¡IMPUESTO A LAS GRANDES FORTUNAS YA!
BASTA DE AJUSTE A NUESTRA CLASE

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