Los resultados de las PASO que arrojaron un amplio rechazo popular a la política de ajuste y empobrecimiento del macrismo abrieron un nuevo escenario que profundizó la crisis que atraviesa nuestro país. Promover la más amplia movilización popular para que dicha crisis no recaiga en las espaldas del pueblo, al tiempo que levantamos una alternativa política de lxs trabajadores, son las tareas centrales de la izquierda.

Lo que dejaron las PASO 

Las PASO desarrolladas el 11 de agosto pasado confirmaron rotundamente la situación de extrema polarización que venía vaticinándose hace meses, entre el gobierno macrista buscando su reelección y la formula Fernández-Fernández, que logró unificar a los diversos sectores del peronismo en un gran frente. Sin embargo, la amplia diferencia de votos de más de 15 puntos muy lejos de lo que estimaban las encuestas, fue la gran sorpresa que sacudió el escenario político.

Esa gran diferencia de votos expresa centralmente un rechazo a la política de ajuste y empobrecimiento cotidiano que el macrismo viene aplicando, la situación real de las mayorías populares, la pauperización de la vida en estos cuatro años del gobierno de Cambiemos, pesaron por sobre toda estrategia de marketing político. Dicho descontento popular, tiene un recorrido de resistencias y de movilizaciones callejeras ante el gobierno macrista, que se expresaron en las movilizaciones del 14 y 18 de diciembre del 2017 contra la reforma previsional, en las jornadas de lucha y paro, en la gran concentración contra el 2×1, en la iniciativa constante y avance del movimiento feminista en nuestro país, en las luchas en defensa de la educación pública, entre tantas otras. La derrota del macrismo, comenzó en las calles, en la unidad de acción de quienes sostuvimos las luchas frente a los atropellos del gobierno y contra sus reformas estructurales.

El día posterior a las elecciones, los anuncios del presidente responsabilizando a lxs electores por las respuestas de “los mercados” que generaron una devaluación del 30%, con su correlato en los salarios y la pérdida de poder adquisitivo de lxs argentinxs, tuvo como consecuencia un amplio rechazo por su sesgo extorsivo y sin hacerse cargo de la crisis que generaron sus propias políticas. Posteriormente los anuncios de bonos para estatales, la baja del mal llamado impuesto a las ganancias y la quita al IVA en algunos productos de primera necesidad, no logran atemperar la crisis que se vive en el país y a su vez al ser impuestos coparticipables entran en tensión con las provincias que ven desfinanciados sus presupuestos.

En este marco, posterior a las primarias, se abrió un escenario inédito en el país: la amplia diferencia en los votos genera una transición de hecho en un tiempo extendido de cuatro meses, en donde el gobierno actual no tiene la legitimidad y el respaldo político para tomar medidas, ni el próximo presidente asume como tal, aunque sus declaraciones y acciones tienen amplio impacto. El propio FMI habló de “vacío de poder” y se reunión con Alberto Fernández, quien, si bien responsabilizó al organismo y al gobierno de Macri de la crisis, aseveró pagar la deuda externa, a pesar de haber declarado que el 80% de la misma se fugó desde los bancos, empresas multinacionales y capitales golondrinas. Hay un pacto de “cogobiernalidad” que se desarrolla de manera inestable, mientras tanto la situación de las mayorías populares se agrava día a día con inflación, despidos y ajuste, y no se puede esperar más.

El rol de la izquierda

En esta escenario, el principal armado de la izquierda, el FIT Unidad – del cual formamos parte a través de la corriente de izquierda Poder Popular- ha logrado en las PASO sostenerse como un polo de independencia de clase y con un programa claro en defensa de los intereses populares, que tiene como puntos ineludibles el no pago a la deuda externa, para que los recursos de nuestros país estén puestos al servicio de las necesidades populares y la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito que marcó la agenda política durante el 2018 e implica el reconocimiento de un derecho fundamental de mujeres y personas con capacidad de gestar.

Con 700.000 votos, se posicionó en el cuarto lugar de la elección presidencial, conquistando una elección levemente más baja que en el 2015, en un contexto más difícil y de enorme polarización. A su vez se consolida como fuerza nacional, aunque minoritaria, y permite profundizar una campaña donde se demuestre el valor de las posiciones de izquierda en defensa de lxs trabajadores y la necesidad de conquistar nuevas bancas, para desde las mismas aportar a la lucha popular que sin lugar a dudas deberá desplegarse en las calles frente a la crisis en curso. 

Asimismo, como venimos haciendo, destacamos que se ha avanzado en la unidad de la izquierda, elemento indispensable para crecer como alternativa política en este contexto y expresado además, en una campaña que logró desarrollar espacios comunes como el encuentro con referentes de derechos humanos y luchadorxs contra la represión estatal encabezado por nuestra compañera María del Carmen Verdú y Myriam Bregman, la asamblea de mujeres del FIT y el acto unitario desarrollado en Congreso el pasado 7 de Agosto. 

Desde la Corriente de Izquierda Poder Popular, aportamos a dicha campaña desde la difusión de nuestras propuestas en cada esquina de CABA, Quilmes, Moreno, Luján, Merlo, La Plata, Lomas de Zamora, Tigre, Córdoba, Mar del Plata, Bahía Blanca y Mendoza en donde a partir del desarrollo de los comités locales y la integración de compañerxs de la corriente a las listas del FIT Unidad en cada uno de esos distritos logramos fortalecer y expandir los planteos de la izquierda en este clima tan convulsionado. Así también desplegamos una fuerte campaña para defender los votos de la izquierda con más de 250 fiscales en las distintas zonas, puntapié para que cada vez más compañerxs se sumen a los comités locales y logremos profundizar una campaña política para que la crisis en curso no recaiga en las espaldas de lxs trabajadores.

La ineludible necesidad de llenar las calles

La profundización de la crisis que se acelera día a día, con un default encubierto por parte del gobierno denominado como “reperfilamiento de la deuda”, pone de manifiesto la necesidad ineludible de la intervención de lxs trabajadores y sectores populares en la coyuntura actual en defensa de condiciones de vida digna. La contradicción que encierra que la mayoría del pueblo deposite sus expectativas en el frente TODOS y que sea esta misma fuerza la que llama a no movilizar, moderar y contener la conflictividad social, en pos de no generar movimientos de desestabilización que pongan en cuestión la gobernabilidad en Argentina, debe sortearse con la movilización popular, el desarrollo de las luchas en defensa de los salarios, contra los tarifazos y para poner un freno a la inflación y los despidos.

Está claro que existe una conveniencia para la fórmula Fernández-Fernández, en que el costo político de una profundización del ajuste lo pague el macrismo, a su vez este último pretende terminar su mandato y poder garantizar la gobernalidad, para nada le conviene una salida anticipada que refuerce su debilidad. En este sentido, lxs trabajadores debemos desplegar las luchas que venimos dando desde que asumió el gobierno de Macri, una contundente derrota de Cambiemos en las calles, dejaría en claro el rechazo masivo a las reformas antipopulares que se pretenden para nuestro país y a cualquier plan de ajuste, al tiempo que condicionaría al próximo gobierno a no afectar los intereses populares. En tiempos de crisis, constituir a lxs trabajadores y sectores populares como un actor político de peso, a partir de la movilización, se vuelve central y la única garantía para que sean quienes “se la llevaron en pala” durante todos estos años, los generadores de la crisis, quienes paguen la misma.

En este sentido, las movilizaciones desarrolladas en el último mes por los movimientos sociales – centralmente el Frente de Lucha, jugando el FOL un rol destacado-, por los sectores del movimiento obrero combativo, como la movilización del 22 de agosto y la concentración en el marco del Consejo del Salario – pasando por encima la pasividad y complicidad con el ajuste de las mayorías de las centrales obreras, solo a excepción de la CTA Autónoma, aunque sea minoritaria-, marcan el camino que debemos profundizar.

Asimismo, acompañar las distintas luchas de diversos sectores contra los despidos y los recortes salariales se vuelve fundamental, como así también fortalecer las coordinaciones entre trabajadores de distintos conflictos y espacios combativos como se expresa en la coordinadora de trabajadores de zona norte y la coordinadora de organizaciones en lucha de zona sur. Sin lugar a dudas, la heroica lucha del pueblo chubutense, que expresa la unidad y solidaridad de clase ante las políticas de ajuste es el ejemplo a seguir. 

Los desafíos de la izquierda ante la coyuntura

En el escenario planteado se hace imprescindible continuar desarrollando desde la izquierda una campaña política que exprese un programa alternativo de salida a la crisis, basado fundamentalmente en la necesidad de una ruptura con el FMI que evite la profundización del saqueo en nuestro país y quedar a merced de sus planes de reforma laboral y previsional. En este sentido, instalar la necesidad del no pago de la deuda, e invertir esos recursos en las necesidades populares y un conjunto de medidas que retrotraigan los tarifazos, que impidan los despidos y suspensiones, que los salarios se ajusten según la inflación, y que se dispongan los recursos necesarios para el aumento de los planes y programas en beneficio de los sectores más golpeados por la crisis.

A su vez revertir la política represiva del macrismo, se vuelve fundamental, en este sentido el reclamo del fin de la Doctrina Chocobar a partir de la derogación de los decretos que la legalizaron, como así también la libertad de todxs lxs presos políticos es una deuda con el pueblo y quienes salimos a luchar que tendrá el próximo gobierno. 

En este marco, debemos fortalecer y valorar las experiencias de la más amplia unidad de acción callejera para frenar toda medida antipopular que intente imponerse, esto nos pone en el desafío de dialogar con amplios sectores de nuestro pueblo que han depositado expectativas en la formula Fernández – Fernández, con tal de librarse del gobierno de Macri, pero que tendrán que enfrentar las profundas contradicciones que ese amplio frente alberga. En este sentido, los sectores progresistas y en general lxstrabajadorxs que han puesto su voto en esta fórmula, deben poder encontrar en la izquierda una alternativa a partir de un programa claro de defensa de los intereses populares y de predisposición a luchar para evitar la continuidad del saqueo y cualquier retroceso en nuestros derechos.

A su vez, desde Poder Popular venimos desarrollando una campaña específica con actividades, difusiones, espacios de debate y asambleas abiertas para obtener nuestra personería electoral y profundizar así la construcción de un espacio que expresa a luchadores populares de larga trayectoria,  y a organizaciones que desde hace año venimos aportando en la construcción de distintos sectores de nuestro pueblo, convencidxs de la necesidad de poner en pie una alternativa política de lxs trabajadores que promueva soluciones de fondo a las principales problemas de nuestro país.

Por último y en lo inmediato, desplegar una campaña de cara a las generales de octubre que pueda instalar el papel que la izquierda ha jugado desde las bancas legislativas a favor de lxs trabajadores, por la conquista de nuevos derechos y como espacio para denunciar la complicidad de los distintos sectores del poder y fortalecer todas las luchas populares desde ese espacio. La inestabilidad económica y política de nuestro país, nos pone en la responsabilidad de intervenir con fuerza, impidiendo mayores penurias para nuestro pueblo y fortaleciendo una alternativa política dispuesta a transformarlo todo.

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