El sector de la Ciencia y Tecnología ha sido uno de los tantos ámbitos golpeados por el ajuste, la precarización y las políticas neoliberales de la alianza Cambiemos. Desde la asunción del gobierno de Mauricio Macri, se ha producido un desfinanciamiento atroz que impactó en los salarios de lxs trabajadorxs, sus condiciones laborales, la continuidad de líneas de investigación y el desarrollo tecnológico y productivo. Cada año trajo consigo grandes cantidades de despedidxs, junto con una gran disminución en el otorgamiento de becas y una reorientación mercantilista del contenido y la estructura de la ciencia en Argentina.

Durante este último año la crisis en el sector se fue agudizando debido al feroz ahogamiento presupuestario en el que se vieron los institutos y laboratorios dependientes del CONICET. Este ahogamiento implicó dificultades para la compra de instrumentos, herramientas e insumos diarios vitales para el normal funcionamiento de cada institución. Además, la situación se agravó en el mes de abril con el despido de cerca de 2000 investigadoras e investigadores que habiendo realizado su doctorado y postdoctorado en el organismo, no pudieron ingresar a planta permanente y quedaron en la calle debido a una decisión política de que entren solo 450 trabajadorxs. Es decir, 2000 investigadoras e investigadores altamente capacitados por el organismo fueron desechados debido a la decisión política de ajustar al organismo, reducirlo y vaciarlo.

Para pensar en el calibre de la decisión , lo absurda de la misma, es ejemplificador pensarlo inclusive En los mismos términos empresariales de este gobierno. De lo que se trata es de fuerza de trabajo hipercalificada, formada por el mismo estado, que en su momento de mayor capacidad para aportar al desarrollo mismo de áreas claves, es dejada «libre» a un mercado exterior (en el mejor de los casos) que, sin haber invertido en su formación, lograra obtener los mayores beneficios.

Las luchas contra el ajuste

Los trabajadores y las trabajadoras del sector durante estos años no permanecieron impávidos frente a la avanzada del gobierno, sino que se mantuvieron en pie de lucha con momentos de mayor y menor alza en el conflicto y la movilización. Los dos casos más emblemáticos fueron los de CONICET e INTI. En el primero se dió una gran pelea contra los despidos sucedidos en 2016 y también durante 2017 con ocupaciones pacíficas del, por ese entonces, Ministerio de Ciencia y Tecnología. El Polo Científico y Tecnológico fue centro de reiteradas concentraciones, manifestaciones  y asambleas por parte de trabajadorxs del CONICET de todos los escalafones.

El INTI también dió una gran pelea contra los despidos ocurridos en el año 2018 con largos meses de acampe que lograron instalar en la opinión pública una vez más lo urgente de la crisis en el sector y logró, a su vez, dejar en claro los planes del gobierno para la Ciencia y la Tecnología en Argentina. Los despidos fueron la vía utilizada por la gestión macrista para cerrar sectores enteros dentro del INTI y contratar a privados para que realicen el mismo trabajo que antes realizaran lxs trabajadorxs.

A la tele para investigar

Pese a las grandes movilizaciones y articulaciones que se dieron en el sector desde las diversas organizaciones gremiales para dar la pelea, no dejan de aparecer en la mal llamada “comunidad científica” intentos por encontrar salidas rápidas y personalistas para esta crisis que  seguramente será de largo aliento. Ejemplo reciente lo dió la investigadora que participó el último mes del programa “¿Quién quiere ser millonario?” con el fin de ganar dinero para financiar sus investigaciones sobre el cáncer. Al mejor estilo emprendedurista que tanto elogia la alianza gobernante, la televisión mostró en directo una salida individual y no colectiva ante la crisis del sistema científico. Es cierto que el alcance que tuvo su participación sirvió para poner en escena una vez más la situación catastrófica en la que estamos, pero su posterior reunión con el Presidente y su “voluntad” para ser “vocera” ante los funcionarios generó un gran malestar entre amplios sectores de trabajadorxs de la ciencia. El problema quedó planteado, así, como una simple cuestión de gestión, dejando de lado toda discusión sobre los planes reales del gobierno para la ciencia en Argentina.

Ciencia a la venta

Es que el ataque del gobierno al sector científico y tecnológico no es un simple desfinanciamiento o desjerarquización de la ciencia respecto de otros “gastos” del estado. Tiene que ver con un plan sistemático, político, de mercantilización de la ciencia pública y su puesta al servicio de intereses privados. Por eso el ejemplo del INTI es claro: se trató del desmantelamiento de determinadas tareas que realizaba el estado (como por ejemplo: la verificación técnica de algún producto) para pasarlo a manos de empresas privadas.

En el caso del CONICET esta orientación se expresa en el establecimiento de “Temas libres” y “Temas estratégicos” para el otorgamiento de becas y el ingreso a la Carrera de Investigador Científico (planta permanente). Dentro de cada convocatoria, el CONICET define ciertos temas que serían estratégicos para el país y otorga cerca de la mitad de los cargos para éstos y la otra mitad para “temas libres”.

Esta orientación podría resultar interesante si realmente existiera en nuestro país un plan de desarrollo científico cuyas orientaciones fueran discutidas de mínima por lxs trabajadorxs del organismo que son quienes desarrollan esos trabajos. En cambio, los temas estratégicos parecieran estar más orientados a priorizar la transferencia con el sector privado y grandes multinacionales (Bagó, Bayer/Monsanto, Shell, Barrick, entre otras) cuyos intereses se encuentran claramente alejados de las necesidades del pueblo y de lo que lxs trabajadorxs de la ciencia pueden ver como estratégico, prioritario o incluso interesante científicamente.

La unidad como necesidad

Como mencionabamos en los primeros párrafos, el sector científico y tecnológico ha dado grandes batallas en los últimos años y ha logrado poner en agenda reiteradas veces la profunda crisis en la que el gobierno puso a su desarrollo y a sus trabajadorxs. Sin embargo, no se ha logrado sortear las dificultades existentes desde siempre para que el sector se pueda organizar y dar una lucha mancomunada contra la avanzada neoliberal.

Un ejemplo claro lo da el Plenario Nacional de Directoras y Directores de Institutos del Conicet que reunió a una amplia cantidad de investigadoras e investigadores de renombre. Dicho espacio convocó para el día 22 de Mayo a un “Cabildo Abierto en Defensa de la Ciencia” que se realizó en distintas capitales del país y que sirvió para seguir poniendo la discusión sobre la mesa y para involucrar a sectores de “elite” dentro de, principalmente, CONICET que no se venian involucrando con la lucha.

Sin embargo esta iniciativa de los directores y directoras es presentada como la voz más autorizada dentro del sector, reproduciendo lógicas verticalistas y elitistas que ponen lo académico o la gestión por encima de lo gremial. La crisis en el sistema científico es una crisis de financiamiento, de orientación y de política científica, pero es también una crisis que encuentra a sus trabajadorxs como principales perjudicadxs al maximizar las condiciones de precariedad e inestabilidad laboral. No se puede dar una lucha contra todos estos ataques sin articular la confluencia de todos los sectores involucrados. Es necesario que investigadorxs, becarixs, personal de apoyo, y trabajadorxs administrativxs seamos parte de la misma agenda, con voz propia y sin jerarquías.

El sindicato como herramienta de unidad y transversalidad

En los últimos años ATE CONICET ha experimentado un gran crecimiento en términos de representación y referencia. Ha logrado contener en su seno a amplios sectores políticos y a compañerxs de todos los escalafones del sector. Ha puesto los pies en diversos rincones del país y  logrado organizar a cada vez más trabajadorxs en institutos, laboratorios y sectores.

Es necesario fortalecer esta herramienta y llevarla a los lugares de trabajo donde todavía no ha llegado. Hace falta discutir con cada compañerx la importancia de reconocernos como trabajadorxs, y la importancia de organizarnos dentro de un sindicato. Es esta herramienta la que hace falta construir y fortalecer para poder luchar con un solo puño contra la avanzada neoliberal que pretende arrasar con las conquistas del sector, con los derechos de lxs trabajadorxs y con líneas de investigación que llevan años y hasta décadas desarrollandose y aportando conocimiento de calidad en nuestro país.

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