El 15 de mayo el Paro Nacional de Educación convocó en Brasil una de las más grandes jornadas de movilización de los últimos años, contando hasta un millón de participantes en las movilizaciones y con replicas en 170 ciudades del país. Convocada por los gremios estudiantiles y docentes, la movilización fue acompañada ampliamente por la sociedad, desbordando los motivos particulares que originaron su llamado y convirtiéndose en una gran articulación de demandas contra las políticas fascistas del gobierno de Bolsonaro: la lucha por la educación hizo también eco del rechazo a la reforma previsional que está por tratarse en el país hermano y de las políticas violentas y represivas que fueron instalándose en los últimos meses.
Un ataque dirigido
El disparador de la jornada de lucha fue un anuncio del ministro de educación, Abraham Weintraub, sobre el recorte del 30% al presupuesto de las Universidades Federales, llevando a varias a situaciones críticas de financiamiento que ponen en peligro la posibilidad de continuar con sus labores educativas. Si bien el gobierno de Bolsonaro sistemáticamente realizó recortes presupuestarios en políticas públicas, no se puede entender este anuncio sólo como parte del paquete de medidas neoliberales y de ajuste estructural: El anuncio en principio estableció el recorte sólo para tres universidades – Universidad de Brasilia (UNB), la Universidad Federal de Bahía (UFBA) y la Universidad Federal Fluminense (UFF)– acusando a las mismas de alentar el “desorden” («balbúrdia») por organizar actos “políticos” o permitir las actividades de diferentes espacios de la oposición brasilera, siendo luego extendido al resto de las universidades federales.
De lo que se trata, entonces, es de un ataque dirigido contra unos de los principales sectores que viene resistiendo el avance del fascismo en Brasil: la juventud. La guerra del fascismo contra la educación no es ninguna novedad, Bolsonaro y sus ministros desde su campaña electoral vienen creando un enemigo interno en las universidades, saben que ganar la batalla en la educación puede desarticular un movimiento juvenil que está activo y en pie de resistencia. Las políticas de “escola sem partido” y la persecución a docentes e investigadorxs por motivos ideológicos, se articula con un discurso contra la “ideología de género” y la “influencia marxista” en los ambientes universitarios. El mismo Bolsonaro anunció el mes pasado el desfinanciamiento de las carreras de Sociología y Filosofía argumentando su “improductividad” sin esconder su prejuicio y odio contra el pensamiento crítico y profundo de estas carreras.
Del mismo modo, el ataque contra las universidades federales busca seguir abriendo el camino para la privatización total de la educación, no casualmente las tres principales empresas privadas que lucran con la educación en Brasil (Donde el ministro de economía Guedes tiene participación) vienen aumentado su precio en la bolsa de valores alrededor de los anuncios del gobierno. El desguace del Estado y la destrucción de los derechos obtenidos por lxs trabajadorxs es la moneda corriente de los gobiernos de derecha en toda la región, la política de privatizaciones y desfinanciamiento busca terminar con el modelo universitario que con sus profundas limitaciones actuales permite al acceso de miles de trabajadorxs a la educación superior tanto en Brasil como en el resto de los países con educación pública en Latinoamérica.
En conclusión, se trata de un ataque contra la educación pública en conjunto que busca golpear a la juventud y la docencia universitaria en particular con motivos profundamente ideológicos, como en las dictaduras genocidas del pasado reciente, la educación y el debate de ideas sigue siendo un lugar donde el pensamiento crítico florece y las resistencias se nutren de grandes aportes intelectuales, motivo por el cual se erigen como enemigos a erradicar por los proyectos fascistas, profascistas y neoliberales de todos los países.
La única salida es luchando
Un signo de vitalidad: la respuesta al ataque no se hizo esperar. La Unión Nacional de Estudiantes que venía de un largo tiempo sin grandes acciones de lucha rápidamente llamo a un Paro Nacional Estudiantil acompañada de los principales gremios educativos para el 15 de mayo. La presencia en las calles fue masiva. La juventud que venía hace tiempo encabezando las luchas por educación, contra la discriminación racial y de género, contra los ataques a la diversidad sexual y contra la furibunda represión en las favelas y pueblos pobres del norte, logró articular junto con las comunidades educativas una jornada que dio una imagen para todo el mundo: cientos de miles de personas marchando en Brasil contra el gobierno de Bolsonaro. Un poco de aire fresco en un panorama tan desolador.
Haciendo un análisis fugaz por la historia reciente de Brasil podemos decir que la institucionalidad democrática burguesa está demolida: El impeachment a Dilma Rousseff, el encarcelamiento fuera de todo proceso legal serio a Lula da Silva, las elecciones manipuladas por las fake news, los montajes escénicos (apuñalamientos dudosos mediante) y la presencia mediática absoluta en la campaña electoral, nos hablan de un país donde la lucha del capitalismo por recuperar la tasa de ganancia perdida con el inicio de la profunda crisis económica en 2014, que todavía no parece encontrar salida, llevaron a la burguesía a abandonar el ropaje democrático para dar la lucha contra lxs trabajadorxs de forma abierta .
La lucha por la educación pública y contra la reforma previsional son elementos claves en el enfrentamiento que se viene y la posibilidad de lxs trabajdorxs de encontrar una salida a la crisis económica, política y social en la que está sumergido el país. La articulación de las lucha todavía es costosa, el movimiento educativo anunció una nueva jornada de lucha para el 30 de Mayo mientras sigue construyéndose un Paro Nacional contra la reforma previsional que tendría lugar el 14 de junio. Sin embargo la continuidad y aumento de estas luchas siguen dando el camino para lograr la salida del fascismo en Brasil y la construcción de un proyecto alternativo.
El apoyo al movimiento educativo y la lucha contra el avance del fascismo son tareas fundamentales del movimiento revolucionario en Latinoamérica. Vencer a Bolsonaro en las calles e impedir el recambio que la burguesía brasilera viene buscando es central para frenar la avanzada conservadora e imperialista en nuestro continente.