
El gobierno de Cambiemos manipula datos estadísticos para mentir sobre una mejora económica y social que no se verifica en la realidad. Los diputados mejoran sus ingresos con prebendas, mientras el gobierno nacional impone un “techo salarial” para que las y los trabajadores perdamos poder adquisitivo. La fragmentación del peronismo abre una posibilidad para que crezca una opción política propia de las y los de abajo.
Baja la pobreza a fuerza de tarifazos e inflación
Sin inmutarse ni sonrojarse, rodeado por varios ministros de su gabinete, Mauricio Macri anunció desde la Quinta de Olivos el descenso de la pobreza al 25,7%, en un ensayo de lanzamiento de su campaña por la reelección. El manipulado indicador reflejaría la mejoría de 2.700.000 millones de personas que habrían dejado de ser pobres, en los últimos dos años, como resultado de la gestión económica y social del gobierno de Cambiemos, según datos estadísticos difundidos por el INDEC.
Las llamativas cifras no sólo contrastan rotundamente con la realidad que día a día viven millones de trabajadores y trabajadoras, sino que además vienen a demostrarnos los novedosos resultados que, en la actualidad, generarían las conocidas medidas neoliberales aplicadas hasta el hartazgo en coyunturas de ajuste, con efectos catastróficos para nuestro pueblo.
En un ejercicio extremo de “pos-verdad” el gobierno de CEO´s pretende convencernos de que los tarifazos en servicios, energía y combustibles apenas impactan en la inflación; que el crecimiento incesante del costo de vida no deteriora los salarios y jubilaciones; y que miles de despidos y la caída sostenida del poder adquisitivo no se traduce en un retroceso de las condiciones de vida de las mayorías populares, sino que por el contrario permiten la salida de la pobreza de casi 3 millones de compatriotas.
En verdad, la manipulación de datos del macrismo aprovecha al máximo las consecuencias nefastas de la destrucción de las estadísticas públicas que llevó adelante el ex Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con su intervención del INDEC con las patotas de UPCN como fuerza de choque a disposición.
No por casualidad, los seis primeros meses de gestión de Cambiemos, en los que se implementaron las medidas económicas iniciales que favorecieron una gigantesca transferencia de riqueza social hacia los sectores capitalistas más concentrados, se desarrollaron con un “apagón estadístico” del INDEC. Con el argumento regalado de que era necesario recomponer la consistencia técnica de los instrumentos de medición, la gestión PRO invisibilizó el impacto social del fabuloso saqueo inaugural a los bolsillos populares, para presentar luego, en septiembre de 2016, un punto de partida de 32,2% de pobreza, en el que diluyó las responsabilidades propias con el saldo arrastrado de las gestiones kirchneristas en esa materia.
No obstante, la realidad se impone más allá de los dibujos estadísticos. Según una encuesta de la consultora CEOP, 7 de cada 10 personas descree de las cifras anunciadas por el gobierno macrista y analiza de manera negativa la evolución de la economía y de la pobreza. Una base de malestar popular que da un marco general para la proyección de cualquier variante de oposición al gobierno de Mauricio Macri.
“Plan canje” para diputados, “techo salarial” para las y los trabajadores
Quienes no tienen dificultades para recomponer su poder adquisitivo y aumentarse sus salarios, son los diputados y diputadas de los bloques políticos tradicionales, quienes desde hace años vienen procurándose sobresueldos de hasta $40.000 a través del canje de pasajes no utilizados.
Estallado el escándalo por una puja al interior del oficialismo, la corruptela institucionalizada no reconoce distinción entre cambiemitas y opositores, con la honrosa excepción de las y los diputados del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT). Hasta Macri debió pronunciarse y aconsejó que si a los diputados no les alcanza el salario, “tienen que blanquear la necesidad de tener uno mejor”. Sí, el mismo Macri que cuando fue diputado también recurrió a la modalidad de canje de pasajes, tan habitual como la posesión de empresas off-shore en paraísos fiscales dentro del gabinete macrista.
Sin embargo, lejos de renunciar a estos beneficios, los bloques políticos patronales están elaborando un proyecto “unitario” para incorporar esos montos a las dietas de cada legislador, en una defensa transversal de privilegios de “casta política”.
La contracara de estos manejos prebendatarios es la pretensión oficial de imponer un “techo salarial” del 15% en las paritarias que están en curso (ver nota en pág 6), para imponer una pérdida salarial que descargue sobre las y los trabajadores los costos de la crisis económica que no resuelve.
Evitar ese retroceso salarial es una las peleas fundamentales del momento, junto a la lucha contra los despidos y en defensa de las conquistas de convenios colectivos, que continuarán marcando el pulso del conflicto social. Junto a esto, los movimientos sociales y de trabajadores/as precarizados seguirán movilizados en defensa de los programas de empleo y sociales que la administración macrista pone en tensión, de manera sistemática, con el objetivo de lograr el disciplinamiento total del sector.
El gobierno nacional avanza en la imposición de ese “techo salarial”, punta de lanza de su ofensiva, e irá por más flexibilización laboral durante el Mundial, contando con la complicidad de buena parte de las conducciones sindicales burocráticas, que en estas horas discuten su reagrupamiento en la cima de la dirección de la CGT.
Por esto mismo, nuestro desafío es sostener la movilización y lucha en las calles como territorio de disputa decisivo en la puja por nuestras reivindicaciones como clase, para quebrar desde abajo y volver inviable ese acuerdo de entrega de nuestras condiciones de vida.
Un reagrupamiento que no cierra, una alternativa que debe madurar
A mediados de marzo, distintos sectores del peronismo y del kirchnerismo se reunieron en San Luis con el lema “Hay 2019”. Además de dejar en claro, por omisión, que para este ensayo de armado no hay demasiado para hacer en materia de resistencias durante el 2018, la consigna planteada como afirmación por los organizadores, devino en interrogante a raíz de las notorias ausencias y complejidades del reordenamiento del peronismo
El previsible faltazo de los sectores del Frente Renovador que vienen coqueteando con la unidad (Felipe Solá como principal operador) y de la liga completa de gobernadores del PJ, a excepción del anfitrión Alberto Rodríguez Saá (los mismos que aplican en sus provincias políticas de ajuste similares a las del macrismo), dan una clara muestra de las dificultades que atraviesa el peronismo para reunificarse bajo un liderazgo unificado.
Esta fragmentación, que el macrismo explota al máximo para sus políticas de ajuste (cosechando numerosos aliados en filas “opositoras”), abre también una posibilidad concreta para el crecimiento de una alternativa política que se proponga avanzar en la unidad de las diversas expresiones de la izquierda anticapitalista como oposición antagónica y de fondo a la derecha macrista.
Desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs estamos convencidos y convencidas de que hay que transitar ese camino de construcción de un proyecto propio, de las y los de abajo. Y así como en el nivel de las luchas reivindicativas de nuestro pueblo la etapa exige la mayor y más amplia unidad de acción para poner un freno al ajustazo del macrismo y sus cómplices; en el plano político debemos trabajar con firmeza en la construcción de una alternativa política obrera y popular, de independencia de clase, sobre la base de la unidad de diversos afluentes de la izquierda anticapitalista.
Con esa orientación, la Corriente de Izquierda Poder Popular, de la que somos parte desde Venceremos junto a otras organizaciones compañeras, iniciará en abril su campaña por la personería electoral en Ciudad de Buenos Aires, en un primer paso de una experiencia que avanzará progresivamente en la nacionalización de su construcción.
Para que el 2019 ofrezca perspectivas alentadoras de acumulación de fuerzas es condición indispensable que durante 2018 se multipliquen las luchas de resistencia de nuestro pueblo, apostando a enfrentar al macrismo en todos los planos de la lucha de clases. Y es nuestra tarea militante disputar para que esas peleas no sean puestas al servicio de alguna variante pejotista que oficie de recambio, sino que fortalezcan y proyecten una alternativa política de las y los trabajadores por el socialismo.