Luego de las PASO, tras los resultados positivos y con el apoyo del empresariado y el imperialismo norteamericano, el gobierno avanza en la profundización de las medidas de ajuste y reformas pro-patronales. La continuidad de la tregua de la burocracia frente al ajuste macrista y nuestras tareas ante la ofensiva del capital.

Agosto fue un mes de definiciones en varios planos. Cambiemos salió for-talecido de las PASO, tras imponer-se en la Ciudad de Buenos Aires, San Luis, Mendoza, Córdoba, Santa Cruz, La Pampa y Jujuy y obtener buenos resultados relativos en Santa Fe y la provincia de Buenos Aires. En esta última, si bien el recuento definitivo -tras la grosera manipulación del escrutinio provisorio- dejó en el primer lugar a Cristina Kirchner, la diferencia fue mucho menor de lo pronosticada por la gran mayoría de encuestadores, lo cual representa un ba-lance positivo para el oficialismo y deja el final abierto de cara a octubre.

De esta forma, con esta elección, se reafirma la alianza Cambiemos, que integra al PRO con el radicalismo y otros agrupamientos como el de Elisa Carrió, y se consolida su presencia como fuerza política a nivel nacional. Como contracara, el peronismo sigue atado a su crisis interna y no encuentra un liderazgo que pueda aglutinar a la tropa propia. Fue derrotado en varias provincias en las que históricamente ostentó un poder excluyente. La única figura que sobresale con peso propio hasta el momento es la de Cristina Kirchner. Sin embargo, el resultado obtenido en la provincia de Buenos Aires -menor al esperado, prácticamente en paridad con E. Bullrich- y las tensiones acumuladas con la mayor parte de los sectores del justicialismo, no le permiten alzarse como referencia con capacidad de aglutinar a todo el espectro peronista. También tuvieron magros resultados quienes buscaron transitar por la “avenida del medio”, intentando esquivar la polarización entre el kirchnerismo y Cambiemos.

En provincia de Buenos Aires, Massa apenas arañó el 15%, mientras que Randazzo, al frente del aparato justicialista, quedó totalmente desdibujado con un 6% con armados además estrictamente locales y sin proyección nacional. Encima ambos son candidatos a seguir perdiendo votos de cara a octubre a manos de Bullrich y Cristina Kirchner, respectivamente, lo que suma incertidumbre de cara a la futura reestructuración del PJ.

El optimismo de las patronales

Los grandes grupos económicos y representantes de la banca internacional siguieron la elección con suma atención. Y su satisfacción se hizo notar inmediatamente al conocerse los resultados. Si las semanas previas a las elecciones estuvieron atravesadas por una suba sostenida del precio del dólar que demandó desembolsos récord por parte del Banco Central, a horas de terminado el primer recuento de votos, casi automáticamente, se verificó la caída del dólar y una importante suba de la bolsa porteña. En el mismo sentido, casi en forma simultánea con estas demostraciones de optimismo patronal, arribó a nuestro país el vicepresidente de EEUU, Michael Pence, que dio un discurso en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y felicitó al gobierno por sus “audaces programas de cambio para transformar la economía”. A su vez, entre los principales objetivos de su visita, se encontraba la búsqueda de apoyo para la actividad golpista que el imperialismo promueve sobre Venezuela.

Mismo clima se percibió en el Consejo de las Américas, cumbre empresaria promovida por los EEUU, que se llevó adelante pocos días después en el Hotel Alvear de la Ciudad de Buenos Aires. Participaron del encuentro varios de los principales empresarios del país, casi la mitad del gabinete nacional -incluyendo a Marcos Peña, Dujovne, Aran-guren, Caputo y Cabrera-, la banquera nor-teamericana y CEO del Consejo, Susan Segal, y el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, quien celebró sin eufemismos que Cambiemos está llevando adelante “un ordenamiento fiscal con baja del gasto público, que también permite reducir el costo de las empresas”.

No hay dudas de que son estos sectores concentrados del capital local y extranjero, para los que el macrismo gobierna, quienes más han celebrado los resultados del 13 de agosto. Esperan que después del octubre el gobierno deje a un lado el “gradualismo” con el cual se ha manejado hasta el momento -según sus propias expectativas- y avance más decididamente con el ajuste y las reformas neoliberales que les permitan potenciar sus ganancias, avanzando sobre las condiciones de vida y derechos históricos de la clase trabajadora. Sin embargo, el macrismo también sufrió un revés inesperado tras la visita del vicepresidente yanqui que lo felicitó por el resultado y pocos días después impuso aranceles leoninos al biodiesel argentino, marcando claros límites a la alianza con el imperialismo que promueve Cambiemos.

La burocracia, en su laberinto, extiende la tregua

En el movimiento obrero, al interior de la CGT, se profundizan las tensiones y no está a la vista la salida de su propia de crisis. En un año atravesado por el cierre de decenas de fábricas, con miles de trabajadores y trabajadoras despedidas y notable caída del poder adquisitivo del salario, el triunvirato sólo convocó a un paro general y un par de movilizaciones. El malestar de un sector importante de las bases obreras con esta tregua al macrismo es evidente y se expuso el 7 de marzo, cuando la conducción cegetista fue abucheada y corrida del palco e incluso en el plenario de secretarios generales que llevaron adelante en el microestadio de Ferro, en el cual fueron cuestionados por los delegados y activistas presentes. El gobierno, por su parte, aprovecha este momento de agudas internas en la CGT para profundizar sus ataques al sindicalismo en general, promoviendo la intervención de gremios, el ataque a los abogados laboralistas y la persecución de dirigentes gremiales de variada extracción.

En este marco, una vez conocidos los resultados de las PASO, el sector de los “gordos” -uno de más proclives a negociar con el macrismo- hizo el intento de levantar la marcha convocada varias semanas atrás para el 22 de agosto, alegando que las políticas del gobierno habían sido ratificadas en las urnas. La presión ejercida por algunos gremios que salieron a ratificar la medida y por el malestar de sectores de base, dejaron a la burocracia sin margen para tal maniobra. La movilización a Plaza de Mayo, por lo tanto, se llevó a cabo y congregó a decenas de miles de trabajadores y trabajadoras a pesar de la propia conducción cegetista. Allí se puso de manifiesto una vez más, de un lado, la voluntad de un sector muy importante de nuestra clase de salir a luchar con el ajuste y, del otro, las dudas y la tibieza del triunvirato. El discurso de Schmid, único orador del acto, duró apenas unos pocos minutos y el único anuncio que realizó fue la convocatoria a un Confederal para el 25 de septiembre para evaluar los pasos a seguir. Una verdadera estafa a las y los trabajadores que venimos reclamando a la central un paro general y plan de lucha, y que confir-ma la continuidad de la tregua de la burocracia al ajuste macrista.

Resistir el ajuste y construir alternativa política

La avanzada del capital en la región y en nuestro país en particular nos ponen por delante importantes y urgentes tareas. De un lado, es fundamental abonar a la organización y movilización desde abajo del pueblo trabajador, rodeando de solidaridad cada lucha y conflicto que emerja contra el ajuste y los despidos. También, promoviendo la presión y la agitación que permita construir un paro general y plan de lucha para dar la batalla a fondo contra la avanzada macrista. Las reformas neoliberales que se proponen imponer -algunas de las cuales ya se han venido ensayando en los últimos meses- requieren de un masivo protagonismo de la clase trabajadora en las calles, en unidad con los sectores populares castigados por las políticas oficiales, como la juventud, el movimiento de mujeres y los miles y miles que padecen el aumento de la pobreza y la miseria en las barriadas populares.

Por otra parte, las elecciones evidenciaron una consolidación del espacio del FIT como principal referencia de la izquierda en el plano electoral a nivel nacional. Este lugar, al cual hemos contribuido en esta oportunidad desde el Frente Único IR-HN, con un una participación activa a través de la corriente de izquierda Poder Popular, representa una posición importante, máxime en el escenario de derechización que atravesamos (ver nota de balance aparte).

Somos conscientes de que esta experiencia, que debe ser fortalecida y ampliada, es un punto de partida en el camino a construir una alternativa política de la clase trabaja-dora que se constituya como una verdadera salida para el pueblo trabajador en nuestro país

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