En un contexto de cuarentena producto del COVID19, las políticas públicas se ven expuestas a nuevos desafíos que desnudan sus limitaciones. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, gobernada desde hace más de una década por el PRO, núcleo duro del macrismo, hoy en la figura de Horacio Rodríguez Larreta, es uno de los principales focos de contagio del coronavirus. Para conocer la realidad de los sectores más vulnerables de la ciudad en el marco de la pandemia, entrevistamos a Nadia “Toti” Polanco, Delegada General de la Junta Interna de Promoción Social.

Venceremos – Partido de Trabajadorxs: ¿Cómo es la situación social en CABA en el sector que atiende Promoción Social?

Nadia “Toti” Polanco: Desde nuestro rol como trabajadores y trabajadoras del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en diversas políticas públicas que acompañan situaciones de complejidad y sensibilidad, conocemos de primera mano la dura realidad que atraviesan las poblaciones con mayor vulnerabilidad en la Ciudad de Buenos Aires. Trabajamos ante diferentes problemáticas como violencias machistas, abuso y explotación sexual; uso problemático de sustancias psicoactivas, situación de calle, y otras vulneraciones de derechos fundamentales como la falta de posibilidades para acceder a la vivienda, la alimentación, entre otras. El panorama es muy complejo debido a años de despliegue de un modelo de producción y acumulación en la Ciudad, donde la riqueza de unxs pocxs se produce a costa del ajuste y la explotación de un amplio sector de la población, que es el que padece diferentes embates vinculados a las relaciones sociales de desigualdad. En este sentido, desde nuestro rol como trabajadorxs comprometidxs con las distintas luchas sociales, buscamos generar procesos disruptivos sobre el montaje de políticas públicas precarias, buscando promover el acceso a derechos y la generación de procesos emancipatorios. Sin embargo, esto no está atado a la buena voluntad o decisiones individuales de cada laburante. Lejos de ello, las políticas estatales que deberían dar respuesta a las problemáticas de mayor complejidad, se orientan hacia el refuerzo de las desigualdades, dando respuestas fragmentadas, desarticuladas, poco efectivas, y en los últimos años, con una profundización de la perspectiva represiva. Una represión que abarca por un lado, lo que comúnmente se asocia a ella, como ser la vía libre para el accionar de las fuerzas represivas, que además de desplegar su violencia con gatillo fácil, hacen «caja» de manera impune en los barrios más pobres explotando sexualmente a niñas y adolescentes u obligando a jóvenes a vender droga, entre otras acciones repudiables. Pero la represión puede también asociarse a los obstáculos que el propio estado desarrolla para acceder a cuestiones elementales, como no tener para comer, vivir en lugares que no tengan que estar atravesados por el hacinamiento o la falta de agua potable, no poder ingresar a espacios educativos, etc. En este mismo sentido, el marcado nivel de burocratización de las políticas públicas, lejos de acercar respuestas para encaminar procesos que puedan reconvertir la vulnerabilidad, someten a grados de exposición permanente, sin resultados favorables. No es que el Estado no da respuesta, como muchas veces se manifiesta. Sino que este Estado responde con negligencia, abandono, violencia. Desde nuestro lugar de trabajadores y trabajadoras organizadxs, entendemos las situaciones con las que trabajamos como expresiones de problemáticas sociales más amplias, vinculadas a procesos de explotación y opresión. Por ello todas las luchas sociales con las que nos encontramos, nos son propias en tanto son luchas que forman parte de una misma clase, que es la que vive de su laburo y no a costa de otres. Ese pueblo trabajador que  resiste, que da batalla. Lejos de abonar al control social o a licuar conflictos desde la política de estado, buscamos generar transformaciones a partir de la organización colectiva.

La precariedad de las políticas públicas vinculadas a salud, desarrollo social, que ahora el propio Gobierno de la Ciudad denomina como esenciales, vienen siendo sistemáticamente vaciadas de presupuesto, de recursos de todo tipo y de personal, lo que muestra a las claras que no hay falta de decisión política, sino una política decidida de someter a miles de habitantes de la CABA a diversas violaciones de derechos. Hay números contundentes para reflejar esto como los $ 1.200 que entrega el Ticket Social que supuestamente acompaña en cuestiones vinculadas a alimentación, en una franca irrealidad frente al estado de precios actuales. Otro ejemplo es el subsidio habitacional que alcanza un máximo de $ 8.000 solo en caso de grupos familiares más amplios, cuando una habitación de hotel (con hacinamiento, falta de luz, de aire, riesgos edilicios) no baja de $ 9.000, sin contar que muchos de estos hoteles reciben subsidios del propio GCBA.

V-PT: ¿Cómo son las condiciones de trabajo?

NTP: Nuestras condiciones de trabajo se entroncan con la precariedad de las políticas públicas. Ambas caras forman parte de una misma realidad. La precariedad de nuestra condición laboral y salarial, refleja el estado precario de estas políticas. Alrededor de 1100 laburantes del Ministerio, sobre un total estimado de 5500 en total, se encuentran bajo modalidades fraudulentas de contratación que son las locaciones de servicios y las asistencias técnicas. Esta última reviste un grado mayor de fragilidad siendo que son convenios del Gobierno con Universidades u ONGs, para contratar compañerxs que trabajan en políticas estatales. Estas modalidades no tienen estabilidad laboral y se ven imposibilitadas de acceder a derechos laborales básicos como ART, obra social, licencias, cuando realizan las mismas tareas que las de la planta. Un eje transversal a todas las formas de contratación es el magro salario que se recibe, que dista significativamente de lo que el propio IPC de la Ciudad dispone como lo necesario para que viva una familia. Para la planta permanente y transitoria, el panorama también es complejo siendo que no se reconocen las funciones y cargos reales a partir de un incorrecto encasillamiento realizado después de 20 años de mantener congelada la carrera. Esto deviene no solo en un impacto salarial a la baja sino también en una desjerarquización y desprecio por las tareas que realizamos. Es necesario hablar del concepto de precariedad laboral desde una concepción más amplia e integral, que abarca lo que recién expresé, sino también a poder sostener espacios básicos como reuniones de equipo o comisión para realizar reflexiones críticas y colectivas sobre nuestro trabajo, obtener espacios de capacitación de calidad en horarios de trabajo, acceder a las condiciones de salud y seguridad laboral adecuadas que se encuentran dispuestas en diversas leyes, acceso pleno a licencias por Violencias de géneros para todas las modalidad, instauración de jardines para niñes o reintegros, ente otras cuestiones. Todo ello también nos es negado. Y sobre todo ello luchamos, para revertir la precariedad laboral que nos expone a una precarización de la vida toda. Llegada la pandemia, nos encontramos en un estado de alerta, denunciado desde hace muchos años. Para nosotrxs la emergencia es permanente y no empezó con el brote de COVID19 y de dengue (que no hay que dejar de nombrar porque afecta a un número significativo de la población de la Ciudad). Emergencia es no contar con personal, por ej. obligando a turnos de 12 a 18 horas a que dos laburantes acompañen 35 chicxs que viven en hogares por estar privadxs de cuidados parentales u otras referencias afectivas. Emergencia es ratificar por la propia Subsecretaría de Trabajo del mismo GCBA que un lugar tiene riesgo de derrumbe pero igual se use para atender problemáticas sensibles. Emergencia es no tener materiales lúdicos/recreativos/artísticos para sostener las medidas de aislamiento en refugios para víctimas de violencia o en un centro día para pibxs en situación de calle. Todo esto, por citar algunos ejemplos dramáticos es algo corriente, no es producto de un desborde por la crisis socio sanitaria. Es la historia de las políticas públicas del GCBA. La precariedad laboral se manifiesta con crudeza en compañerxs que hoy están en la primera línea de cuidado sin ART, y que, si no cuentan con la organización gremial, quedan bajo un disciplinamiento despiadado y a diferentes abusos por parte de la patronal, frente a la extorsión de quedar sin empleo. Las condiciones inadecuadas de medio ambiente y trabajo que históricamente pusimos de relieve, hoy se manifiestan en no contar con equipos de protección personal, en tener que pelear insistentemente para que lleguen elementos básicos como alcohol etílico o en gel, barbijos, etc. En no contar con espacios de transición en los espacios convivenciales, fundamentales para el ingreso y egreso del personal, en función de no alterar la cuarentena y evitar contagios. Al día de la fecha, los protocolos de salud siguen desactualizados, con orientaciones erróneas en algunos casos, a lo que se ha hecho frente con procesos de autoformación de los equipos y capacitaciones y materiales previstos desde la organización gremial. Es imperdonable el destrato evidente hacia las poblaciones más vulnerables y hacia quienes trabajamos con ella. Así como asistimos a la falta de agua en barrios como la Villa 31 o Bajo Flores, en las instituciones convivenciales, en el trabajo territorial, escasean, son nulas o ineficaces las medidas que deberían apuntar a la prevención y el cuidado. Para quienes se encuentran desarrollando trabajo con tareas remotas (lxs compañerxs que quedaron exceptuadxs de asistir al lugar de trabajo) más lejos aún están de contemplarse dichas medidas. Ni siquiera se toman en cuenta.

V-PT: ¿Cómo impacta la pandemia en las políticas desde promoción social? ¿Qué respuesta da el macrismo?

NTP: La pandemia vino a hacer más evidente aún lo que ya sabemos de memoria, que a la población más empobrecida se simula que se la acompaña, y se lo hace con políticas pobres. Se torna innegable en este contexto la política de exclusión, cuando vemos casos como el de un Parador para personas en situación de calle que tiene a casi toda la gente alojada con casos positivos por no tomar medidas mínimas establecidas, cuando se detectan posibles situaciones asociadas a COVID19 y se pasan por alto las acciones necesarias, ya más que ratificadas, que deben aplicarse ante caso sospechoso (que debe tomarse como positivo hasta tanto sea descartado), cuando se niegan los testeos, cuando estuvimos más de un mes sin que lleguen termómetros y no se aplicaron acciones básicas como tomar la temperatura del personal. Y también, cuando la comida sigue faltando y lo que llega es poco y de mala calidad, cuando la violencia machista se reproduce y nuestras compañeras de la Línea 144 de CABA pasaron a trabajar solas desde sus casas usando sus propios materiales de laburo como el teléfono, cuando hay un solo refugio para víctimas de violencia con 50 vacantes, cuando no se dispuso de lugares para personas que no están en condiciones de sostener el aislamiento de manera prolongada. La falta de personal se hace cruda en este contexto de urgencia permanente y es otro punto crucial. Nosotrxs cada día seguimos trabajando con el mismo compromiso, pero tenemos en claro que no somos ni héroes ni heroínas, que nuestro laburo no se sostiene por buena voluntad, sino que seguimos pelando por una revalorización de nuestras tareas dónde se reviertan las condiciones de precariedad laboral, salarial y de las políticas públicas, que en definitiva es también revalorizar el acompañamiento de todas las situaciones de vulnerabilidad.

V-PT: ¿Cómo se enfrenta está situación desde la organización de les trabajadores?

NTP: Es fundamental mantener los espacios de encuentro y organización colectivos, ampliar nuestras redes de lucha, construir marcos amplios y plurales para dar las disputas. En este sentido venimos llevando acciones que buscan ampliar las medidas de cuidado, atendiendo las ya castigadas condiciones en que se desarrolla nuestro empleo, sin desatender nuestras reivindicaciones gremiales siendo que hacen a las posibilidades de acción en nuestro trabajo. Seguimos peleando para que el estado de la Ciudad, nuestra patronal, no se deslinde de sus responsabilidades como empleador; para obtener todo lo que nos corresponde, para nosotrxs en tanto laburantes y para las personas con las que trabajamos. Nuestras luchas están hermanadas y forman parte de una larga tradición que no naturaliza las relaciones desiguales de poder, que no es indiferente a la injusticia, y que cree fervientemente en que solo desde el hacer colectivo alcanzaremos cualquiera de las conquistas por las que batallamos duramente. Es también, la fuerza imprescindible desde donde podemos seguir caminando hacia horizontes de relaciones sociales basadas en la libertad. Nadie se salva en soledad, se escucha por fin ahora. Esta crisis es una oportunidad para ampliar la unidad para hacer frente ante los derechos que nos son arrebatados, para tomar control propio de los procesos de trabajo, para ensayar vínculos alejados de la mezquindad y el egoísmo. Con la convicción de que la transformación social es posible, seguimos andando. Con compañerismo, con solidaridad, con sonrisa, como motores necesarios.

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