Palestinians take part in an-anti Israel protest at the Israel-Gaza border fence in the southern Gaza Strip August 23, 2019. REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa

El 15 de mayo se conmemora 72 años de la Nakba. En árabe significa catástrofe o desastre, y así se recuerda al éxodo del pueblo palestino al ser expulsado de su tierra.

Esa fecha no es al azar. El 14 de mayo de 1948 finalizaba el mandato inglés y el 15 de mayo entraba en vigencia la división propuesta por la ONU según la cual daba el inicio a dos Estados, uno judío y otro árabe-palestino, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional.

No sólo que esto nunca se respetó. A partir del retiro inglés el sionismo a cargo del flamante Estado de Israel inició la Nakba que, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, continúa hasta el día de hoy. Ciertamente la gran expulsión de palestinos se produjo en los inicios del surgimiento del Estado israelí (alrededor de 700.000 mujeres, hombres y niñes). Sin embargo el avasallamiento aún continúa a partir de la expulsión de la población palestina de Jerusalén y de Cisjordania y del establecimiento de asentamientos sionistas absolutamente ilegales en dichos territorios. Además el gobierno de coalición fascista-sionista, que lidera Netanyahu, está llevando a cabo una política de apartheid, la cual genera una situación social y económica salvaje que sufren los y las palestinas quienes, además, carecen de todo derecho humano.

Ilegales son todas las acciones israelíes que fueron y son condenadas por la ONU en infinidad de resoluciones que nunca se cumplieron. Por lo mismo el pueblo está sometido al doble ultraje cometido por Israel y la inacción cómplice de la mayoría de los gobiernos del mundo.

La solidaridad de los pueblos del mundo para con el pueblo palestino se va desarrollando año a año. Movilizaciones callejeras, acciones del movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS, que llama a boicotear a las empresas que colaboran con el apartheid israelí), todo tipo de conferencias (incluso virtuales a causa de la pandemia), se desarrollan sin pausa. Pero aún es insuficiente.

El apartheid israelí tiene el apoyo del imperialismo yanqui y eso significa que para modificar la situación es necesario generar una fuerza equivalente, lo que implica que se debe pasar de las denuncias y protestas a la etapa de la exigencia a los gobiernos de turno de los diferentes países a que rompan relaciones con Israel y se le apliquen sanciones hasta que acepte las resoluciones de la ONU y actúe en consecuencia.

El desarrollo y avance de Israel sobre los derechos, las tierras de los palestinos y la política de limpieza étnica que lleva adelante, no hace viable la solución de dos Estados. Es imprescindible que los pueblos de la zona en conflicto configuren un solo Estado que represente a sus habitantes, independientemente de su religión, creencias y origen. Terminar con el genocidio por goteo y la cárcel a cielo abierto como lo es Gaza será posible cuando el fascismo sea derrotado por los pueblos que viven bajo su opresión.

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