Ante la crisis del régimen político y la ofensiva del gobierno: profundizar la lucha y la organización para echar al gobierno y construir una alternativa popular

Mientras se acrecienta la interna en el PJ-kirchnerismo y también las rupturas en el radicalismo, se hace cada vez más evidente para la sociedad toda la descomposición del régimen político. La escalada de tensiones dentro del kirchnerismo en la puja por la presidencia del PJ, donde no se debaten programas o propuestas concretas sino la simple subordinación al liderazgo de Cristina, pone sobre la mesa que nada tiene para ofrecer este pseudo progresismo como alternativa real para afrontar los graves problemas que atravesamos. Su lista se compone, entre otros, de sindicalistas como Pignanelli y Manrique de SMATA, Catalano de ATE, y Furlán de la UOM, Siley de judiciales, López de SADOP, y otros que bregan por “desensillar hasta que aclare”.  Es evidente la crisis de los partidos políticos tradicionales, y también del mileísmo que, con sus expresiones de violencia en una versión radicalizada de derecha, es una y otra vez repudiado, como se muestra en los cada vez más frecuentes escraches a distintos funcionarios de gobierno y en los abucheos que recibió el propio Milei al salir al balcón de la Casa Rosada en plena protesta universitaria. Todo ello va terminando de quebrar el sistema de partidos, que claramente no representan los intereses de la población trabajadora y el pueblo.

Pero, además, estas crisis y rupturas son producto de reacomodos frente al plan económico que impone Milei. La visita del presidente a la Fundación Mediterránea en estos días es muestra de que el plan del gobierno tiene gran consenso en las clases dominantes: las reformas laborales, los recortes en Estado, la reducción de impuestos a las empresas, los “logros” financieros como la disminución del riesgo país con la aspiración de obtener nuevos préstamos internacionales, el extractivismo y el modelo sojero, etc. Los partidos patronales que tradicionalmente han representado y representan sus intereses, no tienen forma ya de presentar estos objetivos como beneficiosos para la población y no logran generar consenso. De allí que cada vez emerjan más escándalos de corrupción, compra de votos, asados, etc.

En paralelo, desde distintos sectores del pueblo se vienen llevando adelante importantes luchas de resistencia frente a los recortes en salud y educación, contra las privatizaciones, por la caída de la obra pública, todo a pesar de las burocracias negociadoras. En estas luchas, se van expresando también sectores independientes, que van haciendo una experiencia de organización y lucha por fuera –y a contramano- de las burocracias sindicales. El paro de transportes convocado para hoy, con excepción de la UTA, fue ganando en adhesiones, sumando a sectores de estatales, metrodelegadxs, docentes universitarios y de distintos niveles, no sólo en la Ciudad de Buenos Aires sino en distintas provincias de nuestro país, como en Misiones, La Rioja, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Provincia de Buenos Aires. Es que las razones del paro exceden los reclamos de lxs trabajadorxs del transporte y se va conformando un reclamo que expresa el repudio a las políticas del gobierno nacional. Si bien aún no se expresa una impugnación generalizada en las calles, es importante abonar al desarrollo de estos gérmenes de lucha popular dotándolos de programa. Es preciso articular y fortalecer estos distintos espacios con una perspectiva independiente de las burocracias.

El festejo de los mercados y las grandes financieras frente al anuncio del gobierno de un desembolso de 800 millones de dólares por parte del Banco Mundial durará poco, dado que sólo contribuyen a engrosar el ciclo de endeudamiento al que se somete a nuestro país a costa del “ajuste fiscal más drástico jamás visto en la economía en tiempos de paz”, como dijeran los propios voceros del imperialismo yanqui, y que ha llevado a un incremento de la pobreza que supera todas las marcas de los últimos 20 años. Esto, claramente, para engrosar las arcas de los empresarios capitalistas que siguen acumulando riquezas, profundizando el extractivismo y el saqueo: mientras el consumo de alimentos cae en nuestro país, las ganancias del sector cerealero y alimenticio aumentan más de un 1300% en la primera parte de 2024, según un informe reciente del CELS y la FRL.

Es necesario que como pueblo construyamos una salida. Esta democracia está agotada y el Estado y sus leyes no fueron hechos para frenar los planes de la burguesía: el tratamiento de la privatización de Aerolíneas Argentinas es una prueba de esto.  La derecha avanza porque la resistencia aún es débil, no porque no se aplica tal o cual ley.  La defensa de la constitución nacional o de las instituciones de la democracia liberal caen en saco roto cuando la burguesía está decidida a todo.

Debemos seguir abonando al desarrollo de experiencias de lucha y organización, retomando los métodos de acción directa, recuperando la memoria histórica de nuestra clase –que se ha desarrollado durante décadas-, reapropiándonos de experiencias que nos permitan poner en pie una verdadera alternativa anticapitalista para nuestro pueblo. Es necesario construir herramientas que permitan a nuestro pueblo echar a este gobierno y tomar en sus manos la transformación del conjunto de la sociedad en una perspectiva socialista.

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