
El narcotráfico en Rosario como contracara de una acumulación desmedida. La desigualdad extrema como cuna de la violencia extrema. Compartimos esta colaboración desde Rosario de lxs compañerxs de Movimiento Amplio de Izquierda – M.A.Iz.
Podríamos intentar nuestro análisis circunscribiéndonos a las cifras e índices oficiales sobre homicidios, sobre prácticas extorsivas y balaceras. Ello nos alinearía -automáticamente- con la prédica que propone la pompa multi-mediática y sus catastróficos titulares. Ese yerro conceptual revelaría que nuestro interés político solo se asienta en resaltar -por ejemplo- que “2023 ya es el año mas violento en la última década: se cometieron 108 homicidios en 124 días” (INFOBAE 04/05/23).
Preferimos hablar de las causales orgánicas que en las últimas cinco décadas han desatado violencias e inseguridades que han convertido al Gran Rosario en territorio de emergencia. Un estado de colapso integral que sacude a la región y que engloba a todas sus dimensiones estructurales: salud, educación, trabajo, alimentación, seguridad, vivienda, sistema hídrico y socio ambiental, justicia y régimen carcelario, entre otros. He aquí las razones que consideramos más esenciales para elevar la vara del debate y sortear tanta demagogia: ponderar debidamente la acelerada concentración y privatización de las riquezas y los recursos, por un lado, y la violenta socialización de la explotación, de la penuria y la muerte por otro.
Un repaso histórico conlleva a situarnos ante un gran conglomerado urbano profundamente afectado por el proceso regresivo de la reconversión capitalista operado desde la dictadura a estos días. Abierto e instalado el Terrorismo de Estado y su credo neoliberal se proyectó un horizonte de desolación y pobreza profundizado y completado por el Terrorismo de Mercado estimulado desde 1983 por las políticas de los gobiernos burgueses.
Estos gobiernos, sean de pelaje nac&pop o “socialista”, han sido colonizados en la defensa de una nueva estructura productiva exportadora de comodities forrajeros, un modo de producción de base primarizador-extractivo asentado en el despojo de los pueblos sobre los bienes comunes, una verdadera contrarreforma agraria de la mano de la neo-colonización agro-tecnológica, un grave daño ambiental, exportación a gran escala y fuga de divisas. Y de paso un estructura portuaria y naviera facilitadora de los puertos secos (clandestinos), de la trata y el narcotráfico.
Gobernantes de un Estado que aplica despiadadamente una lógica que se sostiene en una mayor explotación de la fuerza de trabajo, y que pone en superficie la naturaleza negrera y evasora del gobierno. Sueldos de hambre, trabajo en negro, pésimas condiciones laborales, salarios adeudados, precarización y contratos basura, son algunas de las “bondades” que han exhibido los gobiernos como patrón.
Esta profunda reestructuración de las relaciones económicas, sociales y culturales representa la génesis de esa brutal y violenta polarización económica-social, postal obscena de niveles de concentración asimétricos, excluyentes, destructivos.
Y un clima cultural de imperante malestar -primitivo y retardatario- que no resulta impropio dentro de un escenario de contrastes y desigualdades que exhibe opulentas multinacionales, 4X4 y autos de alta gama, el “boom” inmobiliario, shoppings pasatistas y espectaculares fortalezas urbanas en discordancia con territorios de descarte, degradación y violencia.
Sobre el horizonte inmediato se asoma el proceso electoral en el que se hablará de las políticas públicas que solo escupen patrulleros, cámaras de vigilancia, policía «próxima» y “táctica”, militarización barrial, baja de la edad de imputabilidad. Más barbarie capitalista.
Nuestra agenda tendrá que nutrirse de pueblo movilizado, de crítica implacable a lo establecido, de voluntad política organizada y alternativa para enfrentar tanto oprobio burgués.✪