El 29 de noviembre del año 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York votó La Partición de Palestina, situación que facilitó el desarrollo de la Nakba (catástrofe, en árabe).

Los hechos

El 29 de noviembre de 1947,  la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, aprobó la Resolución N° 181 con 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones.

Esa resolución de la ONU significó su ‘primer gran error histórico’ (o la primera gran infamia histórica): la partición de Palestina, violando su propia Carta Magna. Los números son  contundentes. La partición entregaba a los judíos el 54% del territorio de Palestina, contando sólo con el 33% de la población – de los cuales unos 500 mil eran colonos recién llegados de Europa, al finalizar la 2ª Guerra Mundial – dejando el 46% restante a 1.300.000 palestinos que constituían el 67% de la población establecida históricamente (no eran recién llegados como la inmensa mayoría de judíos) y que poseían, hasta ese momento, el 94,2 % de las tierras. Más de 400 aldeas palestinas quedaban dentro de los límites que se quería otorgar al sionismo. Un dato no menor es que ese 54% eran las mejores tierras cultivables y con recursos naturales y acuíferos.

La segunda violación de la ONU fue reconocer al Estado de Israel, nacido de la nada (no tiene otro fundamento que los escritos en la Biblia, los que son elementos exclusivamente religiosos) con derechos plenos en 1949, sin el reconocimiento simultáneo al legítimo Estado Palestino. La determinación de la ONU, soslayó y borró de un plumazo su diseño de dos Estados tal como lo señaló su resolución Nº 181 de la Partición.

Un poco de historia

Luego de la 1ª Guerra Mundial y la caída del Imperio Otomano, las potencias occidentales se habían repartido esos territorios creando estados “independientes” y Mandatos. Uno de esos mandatos fue el que creó el dominio del Reino Unido de Gran Bretaña en Palestina. Estamos hablando del año 1922. En esa época sólo un puñado de judíos, la mayoría religiosos ortodoxos no sionistas. Según datos extraídos de la siguiente publicación, Zionism and the Arabs, 1882-1948: a study of Ideology, de 1987 por Yosef Gorny, Oxford University Press, contamos con la siguiente información:

Año Judíos No judíos
1800 6.700 268.000
1880 24.000 525.000
1915 87.500 590.000
1931 174.000 837.000
1947 630.000 1.310.000

 

Estos datos dan una idea acabada que Palestina no era un territorio descampado ni deshabitado. Que los judíos se fueron sumando llegados y traídos desde otras tierras mientras que los palestinos se fueron reproduciendo naturalmente.

Por los tanto La Partición no sólo no respetó la historia. Tampoco respetó el contexto real en el momento de votarla.

 

La Resolución Nº 181

Esta resolución fue el resultado de la Comisión Especial para Palestina (UNSCOP) que se constituyó para dar una respuesta a la llamada “cuestión palestina”.

Dicha comisión estaba conformada por 11 miembros. Canadá, Checoeslovaquia, Guatemala, Holanda, Perú, Suecia y Uruguay  recomendaron la creación de dos Estados separados, uno árabe y uno judío, con Jerusalén bajo administración internacional. Australia se abstuvo y la India, Irán y Yugoeslavia aprobaron la creación de un único Estado que incluyera ambos pueblos. Esta segunda opción nunca fue debatida a fondo a pesar que hubo una propuesta muy concreta.

Las consecuencias

Hoy somos testigos directos de las nefastas consecuencias de las acciones desarrolladas a lo largo de más de 100 años. Un análisis profundo demuestra que los intereses imperialistas han estado dominando las decisiones más importantes en el Medio Oriente.

Tener en la zona de Palestina una base militar que responda a los intereses imperiales, de los ingleses primero y de los yanquis después, siempre ha sido la política y la estrategia que determinó el rol de la ONU para dicho territorio.

El costo social de dicha determinación nunca fue analizada para dichos planes, a pesar que ya existían enfrentamientos, persecuciones y matanzas. La moral y el humanismo jamás se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones. La Limpieza Étnica, el apartheid y las masacres cotidianas jamás pesan al analizar la realidad y definir los pasos a seguir por parte de los gobiernos de turno. Más bien todo lo contrario. Hay una disposición total a realizar lo que sea necesario para mantener su dominio.

El rol del sionismo

¿Cómo ha logrado Israel imponer la aceptación del sionismo a numerosos sectores de la población mundial? ¿Cómo se explica que un pueblo que ha sufrido en carne propia la Limpieza Étnica en el Holocausto, la ejecute, sin pausa, desde que escapó de dicho martirio? ¿Cómo justifican los gobiernos del mundo mirar para otro lado ante la permanente política de persecución, cárcel, muerte y expulsión de todo un pueblo?

Lamentablemente el concepto de “víctima permanente e histórica” que trae en su ADN el pueblo judío hace dudar a los mortales poco informados (o directamente desinformados) que sean ciertas las aseveraciones del sionismo. Ciertamente, la política sionista es acompañada por los medios masivos de comunicación que responden a los poderes imperiales.

La desinformación, las mentiras y las tergiversaciones hacen lo suyo para que la propaganda sionista siga dominando el razonamiento y las conclusiones de gran parte de la humanidad. Pero también el mundo mira para otro lado e Israel cuenta, no sólo con el respaldo, sino con la complicidad absoluta de los poderes internacionales: el imperialismo yanqui y sus lacayos.

¿Por qué países árabes que deberían solidarizarse con los palestinos están más ocupados en restablecer relaciones diplomáticas con Israel? Esto es posible porque comparten el objetivo común de sostener a como dé lugar al capitalismo.

 

Cómo salir de este falso laberinto

No hay una respuesta sencilla. Sin embargo podemos afirmar que la solidaridad activa y la lucha popular organizada posibilitarán la resistencia a esta ofensiva permanente contra el pueblo palestino.

Para que esto no sea sólo una expresión de deseos es imperioso desarrollar un gran despliegue a nivel de comunicación de los hechos que suceden en Palestina. El conocimiento de la historia y del presente es indispensable para organizar la solidaridad.

Sólo la presión popular podrá generar las condiciones para que se pongan en tela de juicio el tipo de relaciones que desarrolla el gobierno argentino con el israelí y los acuerdos económicos que apuntalan el genocidio diario que se desarrolla en los territorios ocupados.

La calle debe ser el espacio donde confluyamos en la defensa de nuestros hermanos palestinos. Por lo tanto es prioritario un trabajo de difusión por las redes, con volantes, pintadas, en actividades culturales y deportivas. Es necesario desarrollar conferencias, debates, videos en forma sistemática para que se conozca la realidad de los hechos en Palestina. Es una tarea imprescindible llegar a la conciencia de nuestro pueblo y salga de su pasividad a causa de su ignorancia de los verdaderos hechos y consecuencias que se viven en los territorios ocupados.

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