El oficialismo peronista retrocedió en su representación parlamentaria en las recientes elecciones legislativas. No obstante, logró disminuir la diferencia de votos en distritos clave, como el bonaerense. Tras los previsibles resultados, se anuncia con mayor nitidez un plan de ajuste tutelado por el FMI. Los ultraconservadores logran colarse en el Congreso. El FIT-U obtiene bancas obreras en una muy buena elección. Concluida la campaña, sus promesas y algunas concesiones a cuentagotas del gobierno, lo que asoma es más ajuste. El pueblo en la calle definirá si está dispuesto a dejarlo pasar.  

 

Los números que hablan

En una elección en la que fue derrotado, pero en la que logra remontar parcialmente el resultado las PASO, el oficialismo logró mantener una ajustada primera minoría en diputados. Así, en el conteo global, el frente gobernante pasaría de 120 a 119 representantes propios. Juntos por el Cambio sumaría uno, de 115 a 116. Las pretensiones de la alianza opositora de superar al Frente de Todos (FdT) en la cámara baja no lograron concretarse. Por otro lado, en el senado el oficialismo retrocede de 41 a 35 bancas. Los neoliberales-neofascistas obtienen 5 lugares en diputados, y el FIT-U 4: 1 por CABA, 1 por Jujuy y 2 por Pcia. de Bs. As., en una elección para la izquierda que supera en caudal de votos los antecedentes de la última década. El FdT logró ganar en Catamarca, Chaco, Formosa, La Rioja, Santiago del Estero, San Juan, Tucumán, Tierra del Fuego y buena parte del Conurbano bonaerense. Juntos por el Cambio (JxC) se impuso en CABA, Bs. As., Córdoba, Mendoza, Jujuy, Santa Cruz y Santa Fe, entre otras jurisdicciones. La izquierda se ubicó como tercera fuerza nacionalmente.

La concurrencia a votar ha sido la más baja desde 1983, con un 71,6% del padrón. Más allá de que superó la asistencia de las PASO de septiembre, de sólo un 66%, la presencia se halla casi 9% debajo de las elecciones de 2019 (concurrencia del 80,4%) y 6% inferior de las legislativas de 2017 (77,6%).

Si bien en provincia de Bs. As. se reiteró el triunfo opositor de JxC con el 39,8%, el oficialismo del FdT con un 38,5% recuperó casi medio millón de votos con respecto a las PASO y acortó la diferencia, que era de 4 puntos en septiembre a 1,4% entre Santilli y Tolosa Paz (unos 113.00 votos de ventaja, ahora, contra más de 360.000 en las previas). Los ultraliberales, con Espert, se ubicaron terceros con un 7,5%. El Frente de Izquierda (FIT-U) realizó una buena elección, aunque quedó en un 6,8%, debajo de los falsos “libertarios”, proyectando de todas maneras 2 diputados nacionales. La concurrencia a votar en este caso fue de un 72,9% contra un 68,4% en septiembre. Los votos en blanco superaron el 3%.

En CABA el oficialista JxC obtuvo un 47% de los votos, repitiendo prácticamente la performance de las PASO en cantidad de votos, aunque retrocediendo algo más de un punto en términos porcentuales. El FdT incrementó mínimamente el total de votos en la jurisdicción (unos 20.000 votos) con respecto a septiembre. Los derechistas de Milei mejoraron su elección previa, y llegaron a un 17%. El FIT-U, en una elección que logra el regreso a la cámara de diputados por CABA de representantes de izquierda luego de dos décadas, se ubicó en 4to lugar, con un 7,8%. La participación en la ciudad fue en este caso del 73,4%, mientras que en las PASO había sido de un 70,7%. Los votos en blanco alcanzaron poco menos de un 1%.

 

Cabe destacar las elecciones en Córdoba, donde JxC incrementó incluso la diferencia obtenida en las primarias (había logrado un 48,6% en septiembre y obtuvo un 54% ahora). El FdT quedó tercero, con un resultado incluso menor en lo porcentual a las PASO, y detrás del schiarettismo que volvió a quedar en segundo lugar. En Chubut, volvió a perder el oficialismo peronista, castigado por el electorado por su pésima gestión, que incluyó notorios desmanejos con docentes y estatales, y un avance extractivista repudiado masivamente. Allí JxC rondó el 38% de votos, y FdT el 28,3%. El FIT-U quedó en 5to lugar con un 8,5% en una buena elección.

Los triunfos en algunas jurisdicciones del oficialismo nacional como las antes enumeradas van a reforzar el peso de los gobernadores triunfantes y los intendentes del conurbano dentro de la alianza, un actor sumamente conservador y retrógrado. Si hablamos de logros de la izquierda parlamentaria, en Jujuy volvió a ser noticia, donde el trabajador recolector de residuos Alejandro Vilca obtuvo un 25,8% de los votos en una elección histórica. Al cierre de esta nota, Vilca se consagraba diputado nacional. Ese tercer lugar del FIT-U fue apenas un 0,8% detrás del FdT, que entró en segundo puesto. El primer lugar fue para el oficialismo de Morales, con Cambia Jujuy, que tuvo un 49,05%.

 

Reformas y pacto social

El gobierno nacional, tras el resultado electoral que pese a la remontada no deja de serle adverso, anunció en mensaje oficial grabado por el propio Alberto Fernández el envío al Congreso de un Plan Económico Plurianual. Se trata, en línea con exigencias del propio FMI, de presentar un plan de ajuste a mediano plazo, y que cuente con el aval de distintas fuerzas políticas y sociales, oficialistas y opositoras, de empresarios y sindicalistas. Por eso también ese plan de ajuste pasará por el Consejo Económico y Social que preside el funcionario, miembro del Opus Dei y alfil de la embajada yanqui, Gustavo Béliz.

Entre todo aquello que no estuvo en discusión en la presente campaña, se encuentra el rumbo de endeudamiento, de sometimiento al imperialismo, de fomento del extractivismo en nuestra economía dependiente. Estas líneas de acción forman parte de la hoja de ruta de los partidos patronales, peronismo y oposición de derecha. El tan anunciado acuerdo con el FMI que el oficialismo viene trazando de manera sostenida -pero no pública en cuanto a su contenido- obtuvo nuevos pasos de acercamiento en la reciente gira presidencial por Europa y la cumbre del G-20. En cualquier escenario, el gobierno se encamina a pagar la deuda fraudulenta que dejó el macrismo, y a administrar las reformas que el FMI impondrá.

Al respecto, Sergi Lanau, exfuncionario del FMI citado por La Nación (03/11/21), ha señalado lo que es una verdad obvia: “El FMI no puede razonablemente ofrecer exenciones o moratorias. Primero tendría que cambiar sus reglas, lo que parece imposible a pedido de un solo país”. Vale decir, el organismo no difiere pagos sino que, por sus propios mecanismos, puede refinanciarlos. Esto, además, viene atado a la exigencia de reformas tributarias, previsionales y laborales. El achicamiento del llamado “gasto público”, una mayor desregulación del mercado y la quita lisa y llana de derechos a trabajadorxs y jubliadxs son exigencias estructurales del FMI. Según puede leerse explícitamente en varios medios gráficos, las reformas tributaria y laboral son un requerimiento inexorable del organismo. Destinadas a cercenar conquistas, se presentan cínicamente desde el discurso oficial del Fondo como medidas para facilitar la “inserción laboral” y “quitar peso fiscal a los empleadores”: las recetas que una y mil veces demostraron que sirven para rebajar costos para el empresariado a expensas de mayor explotación, y que ni siquiera redundan en una recuperación sustancial de índices de empleo formal. Resta ver la letra del proyecto que el oficialismo enviará en breve al Congreso para empezar a develar la magnitud de ese ajuste.

A excepción de la izquierda parlamentaria, en estas elecciones ninguna fuerza puso en cuestión estos ejes de subordinación.

 

Derecha y represión

Las políticas de ajuste que el gobierno está aplicando, y que va a aplicar con mayor énfasis a partir de ahora, no pueden llevarse adelante sin un incremento de los niveles de represión y persecución a quienes luchan. El encarcelamiento de Facundo Molares, internacionalista requerido por el narcogobierno colombiano pero apresado con la venia del Ejecutivo argentino; la reciente condena a Arakaki y Ruiz, para disciplinar al movimiento obrero (la burocracia sindical peronista toma prudencial distancia con ambos condenados y ni siquiera se solidariza); los desalojos y represión en Matanza o Llavallol en las últimas dos semanas… son elementos reiterados y sistemáticos, y no “contradicciones de un gobierno popular”. El protagonismo que mantiene el represor Sergio Berni, responsable de ejecutar el desalojo de cientos de familias en Guernica hace un año, o la designación de Aníbal Fernández indican cuáles son las perspectivas del oficialismo.

El crecimiento de opciones electorales que asoman por derecha principalmente en AMBA no deja de ser preocupante. En ese cuadro se integra la elección de Espert en Pcia. de Bs. As. o de Milei en CABA. El caso de este último esperpento, un Bolsonaro tradío que crece entre lxs porteñxs en Recoleta pero también en Mataderos, Soldati y otros barrios populares, viene dando muestras de un programa ultraconservador que se reconoce públicamente como descendiente de Cavallo y se nutre de defensorxs de la dictadura. En un acto realizado en el Luna Park, no casualmente la misma sede del acto nazi más grande realizado fuera de Alemania, en 1938, no se privó de su verborragia incongruente pero agresiva contra la izquierda y “la casta” política, en la que parece no reconocerse. En ese acto poblado de dinosaurios, terraplanistas e “influencers” de derecha, no faltó casi nada. Hasta se vio a uno de sus custodios amagando a desenfundar un arma de fuego en pleno escenario y contra un miembro de su propio partido que estaba entre el público, borracho, protagonizando una trifulca. Esa misma fuerza política, sumamente impresentable pero inflada a más no poder por los monopolios de prensa, acaba de consagrar 5 diputados nacionales y 5 legisladorxs en CABA.

 

Desafíos para la izquierda y nuestra clase en tiempo de descuento

Nuestro país soporta niveles de pobreza e indigencia difíciles de tolerar. Cuatro de cada diez personas es pobre, una indigente. Las políticas de ajuste que exige el FMI y el gobierno junto a las burocracias sindicales se apresta a aplicar sólo pueden agravar ese panorama. La oposición reaccionaria no hace más que correr el fiel de la balanza para promover que ese ajuste sea más intenso y veloz.

Se avecinan peleas en las que el pueblo deberá expresar en las calles nuevamente su voluntad de defender derechos y conquistas, como sus condiciones de trabajo, sus jubilaciones, su derecho a la salud, a la educación.

Hace casi exactamente veinte años, el pueblo echó en medio de una gran rebelión popular a varixs que volvieron ayer 14/11, revalidados por una parte de la sociedad en las urnas. La sutura ante aquella bronca y desconfianza en las instituciones del sistema la aplicó, en gran medida, el kirchnerismo. Esa fuerza que hoy pretende ser desplazada del centro de la escena por fracciones de la burguesía menos dubitativas y más reaccionarias.

Nuestra izquierda ha conseguido una representación parlamentaria digna. Pero la prueba de fuego para ella y para el pueblo en general será, nuevamente, si estamos en condiciones de enfrentar con la acción directa y la movilización popular a una derecha que ha perdido la inhibición y a un gobierno lanzado abiertamente a aplicar las recetas del FMI y traer más ajuste.

La revocatoria popular ante un ajuste bestial, aquella vez, en 2001, fue en las calles. Así deberá ser también ahora, cuando el pueblo diga basta.

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