En un mensaje grabado y emitido al anochecer de este miércoles 14 de abril, el presidente Alberto Fernández (AF) anunció nuevas medidas ante el desborde sanitario en curso. Centradas en el Área Metropolitana de Bs. As., las iniciativas del ejecutivo apuntan a limitar más las actividades nocturnas y a desplegar fuerzas represivas federales para vigilar su aplicación. Además, se suspende en esta zona el dictado de clases presenciales por dos semanas; una medida reclamada de manera masiva y extendida, que se había plasmado ese mismo día en paros docentes con alto acatamiento y que fueron acompañadas incluso desde sectores ligados a su propia base electoral. A los anuncios presidenciales del 14/04, se les agregó una medida por única vez de un refuerzo de $15.000 para beneficiarixs de AUH, Asignación por Embarazo y Monotributistas de categorías A y B. No obstante este anuncio de un monto por debajo de la canasta de indigencia, las políticas del gobierno siguen implicando un paliativo insuficiente para las familias sin ingresos, trabajadorxs informales y precarizadxs. Tampoco se anunció refuerzo alguno para un desbordado sistema de salud que, como se ve en el AMBA, está al borde del colapso, y como denuncian en Neuquén lxs autoconvocadxs, se sostiene con salarios de hambre.   

 

Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar

El presidente AF avanzó con nuevas medidas que llegan tarde ante un sistema de salud sobreexigido y se aplican sobre un terreno pantanoso. A nivel nacional, en las últimas dos semanas los contagios se duplicaron y más (112% de incremento) y los fallecimientos se incrementaron un 68%. En CABA, se registran 871 contagios cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, cuadruplicando el nivel de riesgo “alto” pautado por organismos sanitarios. En la Pcia. de Bs. As., ese promedio es de 659 casos. Estos indicadores no son menos alarmantes en otras jurisdicciones del país excluídas del alcance de los anuncios, como San Luis (924), Tierra del Fuego (562) Santa Cruz (503), Córdoba (459) o Santa Fe (378). Las filas en los hospitales porteños y del conurbano, y en muchas dependencias de obras sociales, son de largas horas y las camas escasean. Existen días de demora, incluso, para acceder a teleconsultas médicas. Ante este escenario preanunciado de colapso, las medidas son escasas y tardías. La limitación a la circulación nocturna (vedada en el AMBA entre las 20 y las 6 hs), de por sí, no alcanzará para revertir el escenario descripto. Esta medida no impacta sobre el grueso de la circulación de personas, cuyo horario laboral es diurno. Pero sobre todo, se trata de anuncios que no contemplan reforzar el transporte público, ni limitar muchas actividades comerciales y productivas no esenciales, y especialmente aplicar una ayuda gubernamental significativa para lxs trabajadorxs sin ingresos formales, subocupadxs o en situación de pobreza pese a tener trabajo registrado. El anuncio complementario del 15/04 sobre un pago de $15.000 para beneficiarixs de AUH o Monotributistas A y B implica un paliativo insuficiente ante la expansión de la pobreza y el hambre que afecta a 19 millones de personas. La situación impone la discusión de un impuesto progresivo a quienes tuvieron y tienen ganancias extraordinarias como los exportadores del campo, bancos, hipermercados o empresas de comercio electrónico. Sin una medida semejante, es imposible solventar el necesario aislamiento para frenar los contagios. Si no se garantizan condiciones materiales, las restricciones a la circulación pueden implicar nuevas penurias para quienes menos tienen. El despliegue de fuerzas represivas federales, lejos de ser una garantía de cumplimiento de medidas sanitarias, es el preanuncio de una nueva andanada de apremios ilegales. Estas fuerzas de seguridad no van a reprimir a los caceroleros o anticuarentena de Recoleta, pero sí van a mostrarse gustosas para verduguear al piberío de las barriadas pobres.

 

Negacionismos

Los anuncios presidenciales sonaron como una corneta de largada para el reclamo de las corporaciones mediáticas opositoras, los sectores acomodados y la derecha más primitiva, que en nombre de las libertades individuales salió a golpear sus cacerolas principalmente en Olivos, Barrio Norte y algunas esquinas puntuales de barrios acomodados. Los ejes de esa protesta no fueron las mencionadas ausencias en políticas de asistencia a lxs 19 millones de pobres, sino el rechazo reaccionario a que se suspendan las clases presenciales o se cierren los bares y restaurantes a las 19 hs.

Estas expresiones grotescas reúnen a sectores orgánicos de extrema derecha, vertientes new age, antivacunas y terraplanistas de diverso pelaje. Varios dirigentes de Cambiemos las alientan a viva voz, y los monopolios de comunicación opositores las amplifican.

Pero salvando las distancias, si de negar la realidad se trata, lamentablemente estos sectores no están solos. Uno de los ejes discursivos del presidente AF y de varixs de sus ministrxs fue que los contagios obedecen principalmente a los momentos de esparcimiento. “El problema de los contagios no está en las fábricas sino en los encuentros sociales”, señaló el mandatario; cuando, «después del trabajo la gente se distiende”. En esa línea, la ministra de salud Carla Vizzotti había dicho esa misma mañana que para bajar los contagios, “la gente (tenía que) postergar toda actividad social que no sea ir a trabajar o a la escuela”. Afirmaciones como ésta se ven desmentidas por las propias estadísticas de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, que muestran los miles de contagios en empleos (solo miden el empleo registrado), como también en la experiencia diaria de millones de trabajadorxs que viajan apiñadxs en el transporte público, o trabajan en lugares sin ventilación natural y con protocolos de escaso cumplimiento por la patronal.

 

Peleas que marcan un rumbo

La docencia porteña, con un proceso de asambleas de distrito, espacios autoconvocados y fundamentalmente el rol dinamizador del sindicato Ademys, logró marcar una agenda de lucha. Luego de realizar 5 días de huelga en marzo, y retomando medidas de paro este 14 de abril, desde Ademys y numerosos sectores de base de la docencia porteña se forzó a que UTE-CTERA debiera convocar a regañadientes a la huelga por primera vez en el año; igual situación vivieron otras entidades que se plegaron sobre la hora al paro al ver que iba a ser muy extendido. El acatamiento de la medida fue muy contundente, por encima del 70%. A su vez, la mayoría de las seccionales Multicolor bonaerenses (Matanza, Tigre, Ensenada, entre otras) iniciaron 48 hs. de paro este 14 con una importante adhesión, a las que se suma Bahía Blanca con un paro de 24 hs. este 15. Ante el aumento exponencial de los contagios, y la muerte por COVID-19 de 22 docentes en nuestro país, la docencia en lucha marcó un contraste notorio con la pasividad y tibieza de la CTERA. Esa inacción, que es en realidad una omisión cómplice, hizo que la dirigencia de la central se encolumnase con el gobierno férreamente y no diera una disputa por la suspensión de esta presencialidad verdaderamente criminal. El creciente apoyo que cosechó esta pelea, involucrando incluso a parte de la base electoral del propio gobierno nacional, no puede dejar de leerse como uno de los motivos para que se anunciara, finalmente, la suspensión de las clases presenciales en AMBA por al menos dos semanas.

Así como lxs trabajadorxs de la salud neuquinos, muestran un camino de combatividad y desafían a las burocracias sindicales locales de ATE y UPCN que pactaron sueldos de miseria, la docencia metropolitana también mostró rebeldía y salió a defender la salud y la vida. Estas peleas se dan, también, en un marco donde las organizaciones sociales y el movimiento de precarizadxs retoma las movilizaciones callejeras y protagoniza masivas jornadas de protesta ante la carestía de la vida y las consecuencias de políticas sociales y sanitarias totalmente insufucientes.

La huelga de lxs trabajadorxs de salud autoconvocadxs de Neuquén demuestra en las rutas y la ciudad el hartazgo de quienes tienen la tarea diaria de velar, nada menos, por nuestra salud y nuestras vidas. A la vez, exhibe el poco aprecio gubernamental por tan importante tarea.

Estas peleas, con sus particularidades, muestran una perspectiva de lucha ante la desidia de los gobiernos y la obsecuencia de las camarillas que dirigen los sindicatos amigos del poder de turno.

Urge levantar un pliego que, desde la independencia política de nuestra clase, plantee la centralidad de luchar por:

-la vacunación masiva, con la estatización de la producción de vacunas y el no pago de patentes en su elaboración;

-para solventar los costos de la pandemia, impuestos progresivos a las grandes fortunas y sectores monopólicos que obtuvieron ganancias extraordinarias;

-limitación de las actividades laborales no esenciales e ingreso de emergencia para los millones de familias que se encuentran por debajo de la línea de la pobreza; 

suspensión de las clases presenciales y garantía de equipos para las clases virtuales hasta que la situación epidemiológica sea apta;

-fortalecer la inversión en Salud; nacionalizar y unificar y hacer público el sistema;

 -ni un peso más para pagar una deuda externa que debe ser investigada de inmediato… ¡la deuda es con los pueblos, no con el FMI!

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