En nuestro país, productor de alimentos, aumenta el hambre. Argentina participa en la fabricación de vacunas, pero escasean para inmunizar a nuestra población. La pobreza aumentó 6,5% en un año, llegando al 42%; la indigencia trepó al 10,5%. La miseria que sufre el pueblo es un crimen, y no una catástrofe natural. Tiene responsables: los gobiernos, el empresariado, los banqueros. Las contradicciones tienen un nombre: el sistema capitalista, en cuyo despliegue, la clase trabajadora, que genera todas las riquezas de la sociedad, vive en la miseria y se ve empujada al contagio para subsistir.
La vida es una moneda
El propio INDEC reconoce la catástrofe social. Durante el segundo semestre de 2020 la pobreza por ingresos medida en los 31 conglomerados urbanos principales, pasó del 35,5% al 42%, comparada con el mismo período de 2019. Esto equivale a 1 de cada 3 hogares, donde viven 12 millones de personas. Señala el informe del INDEC (Vol. 5 Nro. 59, marzo 2021) que “el ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de $29.567, mientras la CBT promedio del mismo grupo de hogares alcanzó los $50.854”. Si de indigencia se trata, la cifra pasó de 8,4% a 10,5%, lo que equivale a una cifra total de más de 3 millones de personas. En este caso, hablamos de personas que no alcanzan a cubrir la canasta mínima de alimentos, ubicada según INDEC en $21.572 para una familia tipo.
Esto es un 6,5% más de pobres y un 2,4% más de indigentes en un año. Si la proyección de los 31 conglomerados urbanos medidos se extiende a la totalidad del país, según parámetros del propio INDEC, las cifras de pobres e indigentes alcanzan a 19 y 4,8 millones de personas, respectivamente. Como es sabido, la pobreza golpea más duramente entre lxs niñxs. En nuestro país, el 57,7% de lxs menores de 14 años viven en hogares pobres. Son 6.300.000 niñxs. Como siempre, además de las niñeces, las mujeres y disidencias padecen los mayores niveles de pobreza, de precariedad y de sobrecarga con todas las tareas de cuidado que son “esenciales” pero sin retribución. Adicionalmente, la multiplicación de femicidios muestra la vulnerabilidad que marca la vida de las mujeres y disidencias.
Mientras la pobreza trepa a niveles escandalosos, la concentración de la riqueza también. En marzo, los agroexportadores de nuestro país facturaron más de 2.700 millones de dólares. Esto es lo declarado; sin contar las denunciadas y consabidas maniobras de evasión, el contrabando, el millonario comercio ilegal de granos y su flujo en buques a ojos vista por los ríos de nuestro país. La cifra declarada constituye un récord absoluto para los registros del mes de marzo, que se explica por la decisión de vender granos en un contexto de aumento en el precio internacional de estas materias primas. Si bien la cosecha de granos y sus derivados han disminuido cerca de un 10% en comparación con el año anterior, el aumento en promedio de un 43% en los valores internacionales proyecta ganancias extraordinarias para el sector.
Cara y cruz de la moneda; esa que escasea en los bolsillos de lxs laburantes. De un lado, quienes vivimos con lo justo, tachando de la lista de lo imprescindible cada vez más cosas. Del otro, las ganancias extraordinarias de los pooles sojeros, las mineras, el gran empresariado, los bancos. En la Argentina de las vacas, cae el consumo de carne a la par que aumenta su precio local y se incrementa su exportación. Desde 2008 hasta hoy, el promedio de ingesta por habitante cayó 20 kilos (de 69 kilos/persona al año pasó a 49, cerca de su piso histórico). Las cifras de pobreza implican pibxs que en un país exportador de granos no tienen pan, que en el país de las vacas no acceden a un vaso de leche pero sí a la anemia.
La pandemia de coronavirus y el legado del macrismo son datos de la realidad si hablamos de pauperización. Pero las políticas que el gobierno de Alberto y Cristina Fernández aplican (u omiten), también.
Lo que sale del freezer, y lo que no
En el mes de abril que se inicia, una andanada de nuevos aumentos tarifarios amenaza con rebanar más aún los ingresos de lxs asalariadxs. En CABA, se incrementará el boleto de subterráneo que pasará a costar $30. Se estima que los Peajes se incrementarán un 25%. En cuanto a los combustibles, se prevé que la nafta aumente en tramos entre un 8 y un 10%, más allá del 7% ya aplicado. Para las tarifas de gas, se aplicará un 15% y en las de luz, un 8%. El impacto en la formación de precios de estos aumentos en el sector energético será inevitable: pronto veremos una nueva remarcación en productos alimenticios. A su vez, el sector bancario, que durante 2020 obtuvo utilidades en promedio por $11.500 millones al mes, fue habilitado para cobrar por el uso de los cajeros automáticos a quienes realicen extracciones que no provengan de su cuenta sueldo. En este mes, también se descongelan los alquileres.
En este panorama, aquella promesa oficialista de que este año será de recuperación económica y los salarios le van a ganar a la inflación, resulta absurda. A la brutal caída del salario real operada durante la presidencia de Macri y sus CEOs, se le complementa una política errática que muy lejos está de la publicitada recomposición. Mientras se teje una trama discursiva de supuesta épica para el mal llamado “impuesto a las grandes fortunas” que ni es impuesto –sino un aporte por única vez, y en cuotas- ni implica una contribución acorde a las ganancias extraordinarias de un sector privilegiado, la renta del gran empresariado parece no verse afectada por la crisis. El sector, que fue subsidiado durante 2020 con los ATP para pagar salarios (incluyendo a grandes empresas) vuelve a verse beneficiado por el descongelamiento de tarifas y la eliminación de restricciones para el comercio y la circulación de personas, pese a los altos índices de contagios de covid que deberían hacer pensar en medidas de resguardo sanitario que frenen dicho flujo.
Pero hay algo que no sale del freezer pese a la pandemia. Pese a los anuncios acerca de una nueva reunión del Consejo del Salario en abril, lo cierto es que el salario mínimo en nuestro país sigue valuado en $21.600. Esto empuja a la miseria a millones de trabajadorxs que, incluso estando registradxs, perciben un ingreso que no cubre ni la mitad de la canasta básica total. En esta situación, una familia tipo, con dos salarios mínimos, queda unos $8.000 debajo de la línea de pobreza. ¿Qué queda para un trabajador o trabajadora cooperativista precarizado, que recibe la mitad de dicho importe?
Más allá de la “pesada herencia” y de la pandemia, es el propio gobierno (con el aval de las burocracias sindicales que están unánimemente bajo su ala) el que decide fijar un salario mínimo que es menos de la mitad de la canasta de pobreza, ceder ante los pulpos sojeros, descongelar las tarifas, privilegiar a los acreedores externos y abonar una deuda inmoral e impagable, que nos deja de rodillas ante el imperialismo y hunde más y más en la pobreza a nuestro pueblo.
El virus es de nosotrxs, las vacunas son ajenas
El aumento en los contagios por coronavirus es alarmante. En los últimos 14 días el crecimiento en las cifras muestra un alza que promedia el 60%. Argentina cuenta con 2.363.000 casos positivos y 56.000 muertes. El ascenso de los casos se combina con la circulación de cepas más contagiosas y letales, pero también con el momento de menor regulación estatal de la circulación de personas, en especial para la producción y el comercio. La necesidad gubernamental de recuperación económica y de recaudación fiscal, como también la escasa autoridad de muchxs funcionarixs para plantear que se retomen restricciones (y el miedo a cargar con un costo político en un año electoral), hace que las medidas de cuidado sean cada vez menores y el grado de apertura prácticamente total. Con decisión política de afectar las ganancias extraordinarias de quienes vienen ganando sumas millonarias pese a la pandemia, podría solventarse un período de aislamiento que permita sobrellevarlo con ingresos acordes al costo de vida y frenar el crecimiento geométrico de los contagios que amenaza al sistema de salud. Sin impuestos progresivos al agronegocio, los bancos, las mineras, las farmacéuticas, las empresas de telecomunicaciones, los supermercadistas o los monopolios de ventas online, difícilmente se pueda subsidiar a lxs trabajadorxs informales o a quienes no realizan tareas para las que la presencialidad sea imprescindible.
Por el contrario, el gobierno nacional, presionado por derecha por una oposición ultramontana, pero con una impronta que le es propia también en esa definición, opta por la apertura más amplia del comercio, incluido el turismo. Apuesta a la educación presencial en todo el país, pese a la clara correlación entre esa decisión y el aumento exponencial en los contagios entre niñxs y trabajadorxs de la educación. Y, sobre todo, se muestra impotente ante la lenta llegada de vacunas. Desde la izquierda, e incluso desde sectores del propio oficialismo, se señala la paradoja de que en Garín, provincia de Bs. As., en el laboratorio Mabxience del magnate Hugo Sigman, se elabora el principio activo para millones de vacunas de AstraZéneca. Ese principio activo se exporta a México para completar su elaboración. Pero al menos 12 millones de dosis de este laboratorio se encuentran actualmente retenidas en EE.UU. Desde la Casa Blanca, el “demócrata” Biden declara que la prioridad es vacunar a su población, por lo cual la retención de esas vacunas promete no ser de fácil resolución. ¿Por qué en una situación de catástrofe como la actual la Argentina no puede producir desde el Estado vacunas, si existen en el país laboratorios privados y universidades con personal calificado y medios técnicos que lo permitirían? ¿Por qué no se suma la Argentina al pedido de diversos países, como India o Sudáfrica, entre otros, para que las patentes de los fármacos y vacunas contra el covid se liberen? A ese pedido se oponen los países más poderosos, y no es casual: entre las 10 naciones más ricas concentran la producción y acaparamiento de más del 80% de las vacunas. ¿Por qué debemos depender de la mezquindad del mercado para determinar quién sobrevive y quién no, ver cómo los contagios se multiplican mientras los laboratorios privados y las naciones imperialistas acaparan las vacunas que permitirían a millones sobrevivir en esta pandemia? Las vacunas que deberían ser de utilidad pública, son el botín para que los magnates como Sigman o el mexicano Carlos Slim acaparen más riquezas, y los estados especulen con su adquisición. En tal sentido, desde la izquierda y la propia Feprosa (Federación Sindical de Profesionales de la Salud) se plantea un proyecto para que las vacunas que se producen en el país no se exporten y que su envasado se realice localmente y se destinen a inmunizar a nuestra población y no al negocio de las farmacéuticas.
Cada vez queda más claro que el capitalismo es el principal productor de muerte. La expansión indiscriminada sobre territorios y bienes comunes es la causa principal del surgimiento de epidemias zoonóticas (que pasan de animales a humanos) como el actual coronavirus. Su rápida expansión dejó en solo un año cerca de 3 millones de muertes. Lxs afectadxs son, como siempre, mayormente lxs trabajadorxs y el pueblo pobre: aquellxs que no pueden “quedarse en casa” y deben trabajar presencialmente para sobrevivir, quienes no tienen medios para resguardarse con pautas de higiene y profilaxis, quienes no cuentan con una atención médica adecuada. El acceso de la población a las vacunas, mediado por el lucro de los laboratorios, también es sumamente desigual. Ante eso, urge organizarse en los lugares de trabajo en defensa de la salud y la vida, tal como se plantea en la reciente declaración de la Corriente Político Sindical Rompiendo Cadenas.
En nuestro país existen los recursos para enfrentar esta pandemia de otra manera. Pero somos las, los y les trabajadores quienes tenemos que imponer los intereses colectivos por encima de la mezquindad de la ganancia empresarial. Ante una crisis económica y sanitaria como la que atravesamos, la resolución tiene que venir de la mano de nuestra clase, y mediante la presión y movilización popular imponer medidas que defiendan los intereses de las mayorías por encima de la avaricia capitalista.
02-04-2021