A inicios de diciembre lxs trabajadorxs de empresas de agroexportación de Perú salieron a bloquear rutas para reclamar mejoras en sus condiciones salariales. El conflicto apunta a uno de los pilares estructurales del régimen fujimorista perpetuado por todos sus sucesores: la política de garantizar negocios al capital a costa de la salud y la vida de lxs trabajadores. Con la lucha abierta, profundizamos en las condiciones de explotación que padecen lxs laburantes del sector.

Bloqueos de ruta y represión estatal

Lxs trabajadorxs de la agroexportación de Perú, en especial, lxs del Valle de Ica y La Libertad, vienen realizando bloqueos de ruta en la estratégica ruta Panamericana desde inicios del mes de diciembre. El reclamo central es el aumento de sus salarios de 11 a 18 dólares diarios.

La respuesta del gobierno de Sagasti ha sido la represión perpetrada por militares y policías que ya se ha cobrado su cuota de sangre trabajadora. Dos trabajadores fueron asesinados. Uno de ellos, Jorge Muñoz Vílchez, de 19 años de edad y trabajador agrario de la empresa Campo Sol, falleció luego de recibir perdigones en la cabeza. Su compañera cursa un embarazo de 4 meses.

A partir de la huelga general del sector y de la sostenida movilización, consiguieron en principio la derogación de la nefasta “Ley de Promoción del Sector Agrario” impuesta por la dictadura fujimorista en el 2000, poco antes de su caída, prorrogada por Toledo y nuevamente prorrogada por el “vacado” Vizcarra. Sin embargo, la fuerte presión de los empresarios que engordan sus ganancias con la sobreexplotación de lxs trabajadores ha bloqueado que el Congreso apruebe una nueva ley para el sector.

Ante la imposibilidad de acordar un nuevo texto, lxs trabajadorxs retomaron los bloqueos. Entre martes y miércoles de la semana pasado se produjeron fuertes enfrentamientos. Hubo trabajadores heridos, más de una veintena de detenciones, y también hubo retención, desarme y heridas para los policías.

En el día de hoy (28/12/20), luego de que las patronales agroexportadoras ejercieran presiones de todo tipo en contra de reclamos mínimos, el ministro de Economía, Waldo Mendoza, al presentar la propuesta del ejecutivo no dejó dudas respecto de la orientación de la modificación: “Si terminamos con una propuesta que satisfaga plenamente los intereses de los trabajadores, podríamos tener trabajadores felices por un tiempo pero seguramente empresas sin viabilidad y a la larga los trabajadores no encontrarán un lugar para trabajar. Si tuviésemos que satisfacer plenamente los deseos de los empresarios también estaríamos en problemas, porque los trabajadores seguirán en las calles reclamando así que esta reunión es importantísima” (https://elcomercio.pe/economia/peru/ley-agraria-ejecutivo-plantea-bono-no-salarial-del-20-sobre-jornal-de-trabajadores-y-beneficios-tributarios-diferenciados-noticia/?ref=ecr).

Esa imbricación de intereses entre el estado y los empresarios de la agroexportación es denunciada por miles de trabajadores y trabajadoras que una vez más están bloqueando la ruta para defender sus derechos. ¿Cuáles son las condiciones de trabajo en la agroexportación peruana, uno de los pilares de su “integración” a la globalización desde la década de 1990? ¿Cuáles son las consecuencias de la promoción hacia este sector para las poblaciones de las zonas? ¿Qué cambios serían necesarios para mejorar y cuáles para resolver esta situación?

 

“Las leyes están hechas a favor del patrón”

La década de Fujimori se aproximaba a su final. En septiembre del 2000 se difundieron los videos en los que el asesor presidencial y cabeza del aparato terrorista de represión, Vladimiro Montesinos entregando 15mil dólares a un diputado para que cambiara de bancada. El escándalo terminó con una renuncia por fax desde Tokio a la primera magistratura de quien  fuera el “padre” del Perú actual. Un Perú neoliberal, extractivista, reprimarizado, deseoso de “asociarse” subordinamente al poder imperial y, sobre todo, terriblemente desigual. El personero del poder saldría de escena pero los cambios realizados en el Perú permancieron y persisten hasta hoy.

Un caso emblemático es la “Ley de Promoción del Sector Agrario” conocida como “Ley Chlimper” por haber sido impulsada por el entonces Ministro de Agricultura, José Chlimper Ackerman, un poderoso empresario agrario. El propósito, promover la inversión privada (con fuertes concesiones estatales) en el sector agropecuario no tradicional con destino a la exportación. La producción de arándano, uva, espárrago, palta Haas, paprika, palma aceitera, creció de la mano de la “modernización” que no es otra cosa que la explotación capitalista a escala. Lejos del mito de la acumulación de capital en base al propio trabajo, o a la innovación, o a la inversión, el crecimiento de la agroexportación peruana se produjo gracias a una fuerte promoción estatal consistente en variadas ventajas: el impuesto a la renta se redujo del 30% al 15% para las empresas del sector, varios de los acuerdos comerciales con múltiples países incluyen a este rubro, pero fundamentalmente, condiciones excepcionales favorables para la producción de plusvalía.

A diferencia de medidas previas orientadas a favorecer exportaciones no tradicionales, la Ley Chlimper modificó radicalmente y de modo regresivo el régimen laboral de lxs trabajadores del sector. Para “atraer inversiones” y “modernizar el sector”, es decir, para impulsar la explotación capitalista del agro, el estado promovió la precarización laboral. La legalización de la contratación temporaria (“sujetos a modalidad”) hizo que el nivel de rotación y fragilidad del empleo se potenciara en forma exponencial. A través de la adopción de “jornadas acumulativas”, la jornada laboral legal se extendió, mientras que el tiempo de descanso por vacaciones se redujo a la mitad de lo estipulado en la legislación común (15 días en lugar de 30 al año). El aporte de salud en lugar del 9% fue del 4%.

Como siempre ocurre, la clandestinidad es parte de los beneficios que busca el empresariado para engrosar sus ganancias. Es así que cuando en 2014 la Comisión Internacional de Juristas realizó una misión para observar la situación de los derechos sociales en la agroexportación de Perú no pudo encontrar cifras oficiales de la cantidad de trabajadores (https://www.icj.org/wp-content/uploads/2014/11/Peru-Regimenes-especiales-exportacion-Publications-thematic-report-2014-SPA.pdf).

 

La jornada laboral

Si todo esto fueron las modificaciones legales, es claro que la realidad fue mucho más allá. Las “legales” 60 horas semanales (contra las 48hs del régimen común) se convierten en jornadas diarias de hasta 17horas. Esas condiciones que horrorizan al leer los libros de historia sobre la Revolución Industrial del siglo XVIII son naturalizadas en el mundo actual por las necesidades del sector. La agroexportación incluye un puñado de grandes empresas que pueden realizar la totalidad del proceso hasta el envío al exterior del producto preparado o procesado con una gran cantidad de empresas menores que realizan sólo algunas de las partes del proceso. En los primeros casos, además de la producción que realizan en las tierras que poseen, compran producción a fundos pequeños y medianos. La competencia transforma las condiciones precarias en inhumanas en estos eslabones más débiles de la agorexportación.

Feminización del empleo

Más de la mitad de la planta trabajadora son mujeres. La feminización de la fuerza de trabajo es especialmente significativa en la cosecha y en las tareas de selección y guardado de la producción para el empaque. También hay un porcentaje importante de niñes y adolescentes. Muchas mujeres trabajadoras carecen de parientes que puedan cumplir con las tareas de cuidado durante jornadas que arrancan a las 5 de la madrugada  y culminan con el retorno al hogar a las 19 de la noche. Muchxs niñxs quedan al cuidado de sus hermanxs mayores. Otrxs acompañan a la madre al trabajo y “ayudan”.

Mucha de la fuerza de trabajo migra hacia la costa del Pacífico donde se concentra la actividad proveniente de la sierra. A eso hay que sumar el proceso de proletarización que afecta a una cantidad importante de familias y comunidades originarias que sufren la presión de la competencia económica y de la prepotencia efectiva sobre sus territorios. El racismo, abusos y acoso sexuales son parte de este sistema de alta rentabilidad del capital globalizado.

Condiciones de inseguridad e insalubridad

No hay registro y menos inspección de las condiciones sanitarias y de seguridad. Las empresas realizan en forma esporádica análisis de sangre pero Lxs trabajadorxs no reciben los resultados ni son informados de su contenido. Hay muchos casos de cáncer de piel, intoxicación por agroquímicos (productos clorados y fosforados), infecciones urinarias, problemas en los ojos, pérdida de la vista por enfermedades crónicas, traumatismos (golpes y caídas de diversa índole), cortes y heridas. Los casos de tuberculosis son numerosos.

Los abortos, las malformaciones fetales, una tasa elevada de casos de síndrome de Down y de autismo afectan a las trabajadoras embarazadas, que son muchas. La precariedad de la contratación que a menudo no llega a los 3 meses impide que Lxs trabajadorxs puedan acceder a una prestación de salud. Adicionalmente, la afiliación debe realizarla cada trabajador aportando una parte de su magro salario.

Impacto socioambiental

Muchas de las afecciones son padecidas también por las poblaciones que reciben los agrotóxicos que se dispersan en el aire. Y no termina allí el desastre. El uso intensivo del agua para riego ha provocado una escasez severa en las zonas de explotación. Más del 80% de la población rural carece de agua en forma diaria.

La persecución a la organización sindical es otra de las medidas de hecho de las que se benefician las empresas. Los despidos, listas negras, golpizas, y un largo etcétera caracterizan la situación de la clase trabajadora empleada en el sector. Si en todo el Perú la tasa de sindicalización es baja, esta lo es más en la producción agropecuaria. De acuerdo al informe de la Comisión Internacional de Juristas, en 2011 de 108mil trabajadores sindicalizadxs, sólo 2594 pertenecían al sector agropecuario.

Perspectivas

El panorama de seguir con las protestas y bloqueo es más que seguro, porque esta propuesta que se pretende aprobar en este circo que llamamos el Congreso, nos afecta”, expresó el secretario de la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Agrario, Juan Herrera. La presidenta del Comité de Lucha de Ica, Susan Quintanilla, rechazó el dictamen y el aumento remunerativo al jornal diario; “Hablamos de migajas, de 6,20 soles (adicionales) que nos darán al día, es humillante para la población en general”. (https://www.telesurtv.net/news/peruanos-siguen-rechazando-proyecto-ley-agroexportacion-20201228-0014.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=11)

Las 10 empresas más grandes exportan por cifras de miles de millones de dólares. La ganancia viene de la vida que Lxs trabajadorxs, adolescentes y niñxs dejan en ese enorme negocio. La propaganda de que la modernización capitalista del agro permite alimentar a una población mundial creciente es otro mito. La soberanía alimentaria de Perú está liquidada con el avance de este negocio cuyo propósito no es la alimentación, sino la ganancia.

Este es tan sólo uno de los pilares del régimen instaurado por el terrorismo estatal fujimorista y que permite al capital en su mundialización apropiarse de todo cuanto encuentra alrededor.

La lucha que están dando en estas horas lxs trabajadorxs de la agroexportación de Perú es clave no sólo para ese sector, sino para definir el horizonte que puede tener la revuelta en curso. Sin duda, la sindicalización y la sanción de una ley que ponga coto a los principales abusos serían pasos progresivos. No obstante, lo que pudimos recoger muy brevemente en esta crónica da cuenta de hasta qué punto el capitalismo extractivista, explotador, arrasador es el problema de fondo. Por eso es necesario volver a poner el socialismo como la única opción real de que la clase trabajadora pueda reconstruir un mundo en el que la vida de millones valga más que los millones de algunos.

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