Hoy, como todos los 21 de Marzo de cada año, se cumple un nuevo aniversario de la detención y desaparición forzada de Mercedes Gómez de Orzaocoa. En la Provincia de Córdoba, La Mecha como le decían, era militante del PRT- ERP y encargada del área de finanzas de la regional. Mercedes trabajaba jornada completa en una fábrica de zapatos en barrio San Vicente, fue un tiempo a la universidad para estudiar Trabajo Social, y luego se mudó a Villa del Bajo Yapeyú, donde empezó su militancia. Allí trabajaba en la alimentación de los niños y las niñas y acompañaba a jóvenes en su escolaridad, también discutían con los vecinos y vecinas soluciones para los problemas que aquejaban a las barriadas populares cordobesas. Junto al “Vasco” Carlos Orzaocoa, tuvieron su primer hija, Mariana.
Cuando la detuvieron y desaparecieron el 21 de marzo de 1975 con 26 años de edad, embarazada de 6 o 7 meses; estaba por cumplir los 27, el 31 de marzo era la fecha de su nacimiento.
Pensar en su edad y su vida, automáticamente nos lleva a pensarnos a cada una de nosotras, nos vincula directamente con las juventudes y los feminismos de hoy; tiende puentes con las preguntas sobre qué hacemos y cómo luchamos desde el lugar que habitamos, 45 años después.
Para nosotras/es, hoy se vuelve fundamental recuperar las historias de las compañeras que día a día militaban por la revolución socialista en la década de los ` 70. Aquellas historias que por mucho tiempo permanecieron en el anonimato y son imprescindibles. El feminismo nos viene enseñando que tenemos que traer a nuestro presente, pensar, leer y escuchar a nuestras antepasadas y compañeras, para poder aprender de ellas y fortalecernos. Recuperarlas, sentirlas, se vuelve una de las formas fundamentales para extender el hilo rojo de la historia.
La Mecha está presente entre nosotres, nos sigue enseñando que sin solidaridad de clase no llegamos a ningún lado; que es urgente romper con los mandatos patriarcales y sociales para vivir dignamente. Recuperando su historia y su experiencia militante, aprendemos que a medias tintas nunca vamos a cambiar el sistema que nos oprime. Ella nos enseña que la determinación y abnegación por nuestros ideales es como la sangre que corre por nuestros cuerpos, que la juventud es la chispa que puede incendiar los campos contaminados del sistema capitalista que gobierna y siembra muerte. La Mecha nos señala que las mujeres siempre existimos en las organizaciones revolucionarias y que desde adentro disputamos los arraigos patriarcales más profundos. Mercedes nos dice que la lucha es colectiva, organizada y que se trata de ir construyendo hoy con una ética socialista y feminista, el mundo que queremos.
Es en este sentido, que cuando en palabras del “Vasco” y su hija Mariana escuchamos el nombre Mercedes, nos retumba por dentro las ganas de cambiarlo todo. “LA MECHA” al igual que nosotras y nosotres, pisaba fuerte las calles de nuestra ciudad en contra de este sistema de hambre, explotación y muerte, por lo tanto; es junto a la llama encendida de cada lucha en la que hoy participamos y es junto a ella que pensamos y seguimos construyendo este camino hacia la Revolución y el Socialismo.
Mercedes, junto a tu compañero Vasco y tu hija Mariana, seguimos buscando al hije nacido en cautiverio entre mayo y junio de 1975 como así también a todos les niñes nacides y apropiades por la dictadura militar.
Mercedes Gómez, PRESENTE!
¡Hasta la Victoria, Siempre!
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A días de un nuevo 24 de marzo, gritamos con toda nuestra furia: 30.000 compañerxs detenidxs y desaparecidxs presentes!
No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos, nunca!
Compartimos el texto que escribo Mariana y “Vasco” para este aniversario:
“Hoy se cumplen 45 años de la detención y desaparición de María de las Mercedes Gómez. Siempre estará presente entre nosotrxs. La «Mecha» debe estar muy contenta con el Movimiento de Mujeres y Disidencias en lucha por la equidad de género. Y desde donde esté nos está diciendo que los acontecimientos actuales, aunque dolorosos, muestran claramente que con el capitalismo la humanidad camina a su propia destrucción. Que es necesario construir una sociedad donde los valores de la Solidaridad y de la Igualdad se impongan al egoísmo de la ganancia y el enriquecimiento. Cuando vivía y militaba en la Villa a orillas del río y frente a San Vicente su preocupación mayor eran las y los niños. Por eso jugaba con ellxs y cuidaba su salud y que fueran a la escuela. La «Mecha» y nuestros 30000 ofrendaron sus vidas para que las y los niños vivan felices en una Patria Liberada y Socialista. Por eso vivirán eternamente”
Mariana y Vasco