El pasado domingo 1ro de diciembre Pablo Borsato, reconocido activista del movimiento LGTB+, fue asesinado en su casa de la localidad de Colón, al norte de la Provincia de Buenos Aires, las pericias demostraron que el joven arquitecto recibió decenas de golpes y puñaladas.
Este aberrante hecho se suma a la alarmante cifra de casi 70 asesinatos registrados solo en el primer semestre de 2019, dato elaborado por el Observatorio Nacional de Crímenes de odio, organismo dependiente de la Federación Argentina LGTB; y esto solo si hablamos de los asesinatos denunciados o registrados en medios de comunicación, si incluyéramos todos los tipos de crímenes y ataques violentos, sumados aquellos que quedan ocultos y en el anonimato, seguramente la cifra aumentaría exponencialmente; ese mismo domingo incluso, una pareja gay fue atacada a latigazos en plena plaza de Villa Urquiza, en la Capital Federal, por un hombre que mientras los golpeaba les gritaba que no podían estar besándose allí. Según la propia Federación cada vez son más los crímenes de odio debido a la orientación sexual o identidad de género de lxs agredidxs que se registran a lo largo y ancho del país, ubicándose entre las principales víctimas personas trans y travestis, pero también gays, lesbianas y todo tipo de disidencias.
Queda perfectamente claro que mientras el estado no aplique políticas serias al respecto, que mientras no se destinen los fondos necesarios para que estas problemáticas se trabajen de forma integral y concreta, estos crimenes continuaran ocurriendo. Queda claro también que el asesinato de Pablo, como el de les otres cientos de integrantes de la comunidad LGTB+, responde a la brutalidad del sistema patriarcal que continua rigiendo la vida en nuestro país y en el mundo. Mientras que desde las más altas esferas de poder, desde las iglesias, los medios de comunicación y desde gran parte de la política tradicional se continue promoviendo el odio contra todo aquello que no se inscriba en la rigida y bestial heteronorma patriarcal, seguiremos viviendo en sociedades homofóbicas y seguiremos educando varones violentos y deshumanizados.
Pablo era un reconocido activista por los derechos de la comunidad LGTB+, y un destacado trabajador de la cultura, por él, por todes les compañeres que ya no están, seguimos luchando, seguimos gritando y seguimos exigiendo
— Basta de Crímenes de Odio
— Que el Patriarcado y el Capitalismo Ardan Juntos