La pasividad que le imprimieron las cúpulas sindicales al periodo de recambio gubernamental entre Macri y Alberto Fernández, en pos de garantizar la “paz social”, contrasta con la irrupción de las luchas y los conflictos que se han venido desenvolviendo en las últimas semanas en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Los conflictos han sido impulsados principalmente desde las bases y desde sus cuerpos de delegades frente a los ataques del estado y las patronales que se aprovechan de la transición y siguen golpeando a la clase trabajadora con despidos, cierres de fábrica, precarización y persecución judicial a las y los luchadores… todo esto en un marco general de agudizacion en la caída del poder adquisitivo de los salarios y el aumento de la desocupación y la pobreza.
En el sector de Salud la lucha de las y los residentes y concurrentes de CABA, organizades en asambleas por hospitales lograron, a través del paro en todos los servicios y de la movilización a la Jefatura, hacer caer la ley 2.828 que precarizaba aún más sus condiciones laborales, constituyendo una enorme triunfo para el sector, mientras que continúa el reclamo de las y los enfermeros y de otras especialidades por el reconocimiento como profesionales, al cumplirse un año de la sanción de la ley que los encuadra como “administrativos”. En el sector de servicios, ferroviarios despedidos del Roca vienen llevando distintas medidas de lucha por la reincorporación de 70 trabajadorxs: bloqueo a molinetes y el corte de vías a la altura de la estación Dario y Maxi, mientras los choferes de la Línea 60 han iniciado un plan de lucha este jueves 5/12 con un paro de 24 horas frente al desguace de la línea con el cierre de ramales que implicará despidos y mayor precarización. En Zona Sur, frente al vaciamiento patronal se mantiene la ocupación de la Papelera Ansabo, mientras que los trabajadores gráficos de Kimberly-Clark fueron desalojados en un operativo ilegal, a punta de pistola y en la madrugada del miércoles 4/12 luego de dos meses de permanencia al interior de la planta. En este contexto, en el marco de las Coordinadoras de CABA y Zona Sur del GBA el lunes 9 a las 17 horas en el Obelisco está convocada una jornada de lucha por la visibilización y el triunfo de todos los conflictos en curso.
Perspectivas de cara al nuevo gobierno. La necesidad de coordinar las luchas.
El acuerdo acerca de la necesidad de un “Pacto Social” entre el estado, las patronales y las organizaciones obreras y de “darle tiempo” a Fernández por parte de todos los sectores de la CGT, la CTA yaskista y algunas de las organizaciones que nuclean a las y los trabajadores precarizados (CTEP, CCC, Barrios de Pie), configura el escenario sobre en el que se desenvolverá la lucha de clases durante el primer periodo de gobierno del Frente de Todos. La incorporación a un proyecto del que se sienten parte ya comienza a mostrarse incluso antes de su asunción, a partir de la negativa de las centrales a pedir un bono de fin de año que compense algo de lo perdido en el último año o en las declaraciones de Baradel sobre la necesidad de que se garantice el inicio de clases en Provincia de Buenos Aires sin siquiera haberse sentado a la mesa de negociación salarial.
La estrategia trazada por las burocracias sindicales frente a la nueva coyuntura política, de contención de los conflictos, de adhesión a una negociación paritaria encorsetada en el marco de un acuerdo de precios y salarios, así como de la abierta disposición a discutir la modificación de los convenios colectivos por rama en pos de la “modernización”, podrá volverse inviable en la medida que dicho pacto, tal como lo demuestran experiencias históricas anteriores en nuestro país, implique un empeoramiento en las condiciones de vida de las y los trabajadores y, agotadas ya las expectativas de amplios sectores en el próximo gobierno, comience a generarse una presión por abajo que haga tambalear los acuerdos por arriba.
Para la etapa que se abre, donde se avizora por parte de las conducciones gremiales afines al gobierno una política de retiro de las calles, y de impugnación a los gremios y sectores que salgan a pelear por sus reivindicaciones, debemos apostar a la construcción y el desarrollo de instancias de organización y reagrupamiento que permitan acumular fuerza para romper con el aislamiento y enfrentar en mejores condiciones los ataques de las patronales y el estado y lograr victorias concretas; es una tarea de primer orden. En esta clave, desde Venceremos – Partido de Trabajadorxs seguiremos aportando al desarrollo de las experiencias de coordinaciones zonales que se vienen desplegando, como es el caso del AMBA, así como a los distintos frentes de unidad gremiales que se desarrollen a lo largo y a lo ancho del país al calor de las luchas por venir.