Por Abel Bohoslavsky

La recuperación de la casa donde funcionó la Imprenta del Pueblo “Roberto Matthews” del PRT-ERP y su donación por parte de César y Walter Martínez –  hijos de la pareja militante Victoria Abdonur y Héctor Martínez, asesinados por la dictadura – para construir un centro de la Memoria Histórica es un hecho simbólico con aliento de futuro. La epopeya de aquellos obreros y artesanos de la propaganda de ideas revolucionarias fue rescatada por la persistencia de los compañeros en el laberinto de un Poder Judicial que fue ejecutor del despojo, brazo jurídico de la dictadura ayer, y hoy de la democracia de la propiedad privada que, con otras modalidades, priva a las mayorías desposeídas de ejercer su propia democracia. Ese itinerario tedioso ya fue descripto en esta  tribuna (http://venceremos-arg.org/2019/03/21/una-caa-un-proyecto-una-familia-la-vida/ y http://venceremos-arg.org/2019/03/21/cronicas-de-un-dia-que-sera-infinito/)

¿Cuál fue aquel proyecto de vida? Nada más ni nada menos que un proyecto de lucha que se encarnó en la estrategia política que esbozó y puso en práctica aquel Partido Revolucionario de los Trabajadores. No es fácil resumirlo. El PRT fue una organización política revolucionaria que actuó en las décadas de 1960 y 1970. Se fundamentó en la ideología marxista-leninista, se planteó la lucha por la conquista del poder político con el objetivo de instaurar un Gobierno Obrero y Popular y desarrollar una Revolución Socialista, como parte de una revolución continental. Surgido como corriente de izquierda revolucionaria de clara identificación con el pensamiento del Che Guevara, se contrapuso así a los partidos reformistas de la época (el Comunista -stalinista- y los Socialistas de la socialdemocracia), disputó y enfrentó al populismo expresado políticamente en el peronismo (justicialismo). Su nacimiento y desarrollo coinciden con el período más alto de las luchas de la clase obrera y su historia se explica como parte de ese ascenso. El PRT fue parte de la emergencia de una izquierda revolucionaria que se planteó la lucha por el poder político. Fundado en 1965, a partir de 1970 desarrolló la lucha armada como una de las formas de su estrategia insurgente para la toma del poder, para lo cual creó el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) como brazo armado, con aspiración de convertirlo en una organización armada con carácter de masas. Promovió una coalición política/social llamada Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS, 1973-75). El momento de su máxima influencia y accionar fue en 1975 coincidiendo con la gran crisis política y las mayores movilizaciones obreras de la historia argentina, en junio/julio de ese año, convocadas por las Coordinadoras sindicales. El PRT-ERP tuvo su declinación entre 1976 y 1977, período en el cual la dictadura militar exterminó a la mayoría de sus dirigentes y a por lo menos la mitad de su militancia, lo que provocó su desarticulación y desaparición de la vida política argentina.

Para cultivar el pensamiento socialista el PRT concibió como esencial, la educación y la difusión de ese ideario. Por eso, su militancia era propagandista y tenía a sus periódicos, como ejes de su activismo. El Comba y La Estrella   – así se los resumía en la jerga perretista – eran su signo distintivo. La preocupación por crear “una opinión pública socialista” – para usar palabras escritas de Mario Roberto Santucho – tenían en la propaganda escrita su herramienta básica. También los Boletines Fabriles, los folletos, los carteles, los volantes. Así como practicaba su política de independencia de clase obrera, el PRT puso énfasis y energía en tener independencia de su propia prensa. Esto explica estas construcciones  monumentales que demandaron un esfuerzo humano y de recursos también monumentales. Cientos, miles de horas de trabajo de albañiles, arquitectos e ingenieros construyeron imprentas clandestinas, subterráneas para mejor seguridad. Equipos de redacción e impresión, combinaban el trabajo intelectual con la mano de obra gráfica. Y una red de distribución nacional con camiones, camionetas, motos, cuyos desplazamientos debían ser coordinados con precisión. Una tarea que implicaba tantos riesgos como una acción guerrillera, que desplegaban miles de militantes para que los periódicos llegasen por fin a la reunión de equipo. Y para que de ahí, cada militante partiese a entregarlo mano en mano, en el baño o en el comedor del laburo, en la casa del simpatizante o contacto, recreando una nueva reunión de lectura. Esa tarea de educación y propaganda se combinaba con las de agitación: las también riesgosas pintadas, las volanteadas en fábricas, talleres, escuelas, hospitales, oficinas, barrios y villas, o durante las manifestaciones.

El PRT introdujo el método de la propaganda armada y desde la fundación del ERP, esa tarea fue sistemática. Las acciones de confiscación de alimentos (carne, leche y otros) y su distribución en las zonas más humildes se convirtieron en agitativas por sí mismas, pero frecuentemente iban acompañadas del aerosol que dejaba estampada la estrella roja  y una consigna en el camión incautado o en la pared del barrio. Y si era en puerta de fábrica, el desarme de la guardia era complementado por la volanteada y un orador guerrillero. Esta modalidad la inauguró en diciembre de 1970, el Comando 29 de Mayo del ERP en la entrada de Fiat Concord, en Ferreyra, Córdoba: los obreros escucharon y aplaudieron a Eduardo Pichón Foti, que metra en mano convocó a continuar la lucha contra la patronal y la dictadura. No faltó ocasión para la propaganda televisiva, como cuando en ese mismo año, el Comando Che Guevara del ERP ocupó el Canal 10 de Córdoba para lanzar una proclama que duró breves minutos.

El PRT que supo desarrollar esta organización independiente de su prensa y propaganda partidaria, cuando pudo, lo combinó adecuadamente con una prensa “legal”, es decir, la que invadió las redes comerciales de kioscos. Así creó Nuevo Hombre (desde Buenos Aires y con proyección nacional), Posición (desde Córdoba), revistas en las que desplegó su política frentista de unidad revolucionaria, compartiendo sus redacciones con otras fuerzas afines. El proyecto más ambicioso en este terreno, fue el diario El Mundo (de Bs. As. para todo el país), que tuvo una vida efímera entre el 28 de agosto de 1973 y el14 de marzo de 1974, hasta que el gobierno constitucional del presidente Juan Perón lo clausuró, cuando su tirada superaba los 100 mil ejemplares diarios.

Esta historia de la difusión del pensamiento socialista revolucionario tiene en la recuperación de la Imprenta del Pueblo una oportunidad de ser conocida por las nuevas generaciones. La prensa y la literatura del sistema siempre han ocultado este pilar de lo que fue el PRT-ERP restringiéndolo a una organización exclusivamente armada. Revalorizar su esfuerzo en la lucha ideológica, en forjar una conciencia y una cultura socialista es una tarea de actualidad. Rescatar todas las experiencias de la literatura política de la clase obrera, desde sus orígenes. En esa historia, nuestra historia, EL COMBTIENTE y ESTRELLA ROJA tienen un lugar destacado. La Imprenta del Pueblo “Roberto Mattehws” en el barrio Observatorio de Córdoba bien puede ser un centro convocante e irradiador de esa lucha. Tenemos que apoyar la campaña para recaudar fondos para la costosa obra de recuperación de esa vivienda. El próximo 25 de mayo se cumple el 54 aniversario de la fundación del PRT y el 29 de mayo, medio siglo de la epopeya del cordobazo. Es una buena ocasión para reafirmar la actualidad de la lucha ideológica, rescatando esta experiencia y el Mensaje del Che a los Pueblos, sintetizado en su lema Revolución Socialista o caricatura de revolución.

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