“Quienes quieran saber el sentimiento humano que alberga un corazón comunista, quienes deseen conocer la sensibilidad humanista que hay en el corazón de lxs revolucionarixs cubanxs, deben estudiar la vida de Celia.” Armando Hart.~

Desde el lente de una cámara fotográfica, las obras de arte y la simbología de una época, hasta la tinta con la que se escriben los libros, parecen mostrarnos siempre una parte de la historia. Del lado invisible y negado durante mucho tiempo estamos nosotras y nosotres, está Celia Sachez Manduley, la flor cubana [guerrillera] más auténtica de la revolución.

Nacida en 1920, en el humilde poblado de Media Luna, Manzanillo, Celia crece en una familia rural comprometida con la causa patriótica y los ideales de José Martí. Un profundo amor por su pueblo la caracterizó, razón suficiente para comprender lo que significa hoy para cada cubanx; dificil es encontrar a alguna persona en Cuba que no hable, con lágrimas en los ojos, de su enorme humanidad, de su férrea convicción por la causa revolucionaria, por la liberación de su país y de toda América Latina.

Los mandatos y obligaciones que implicaba ser mujer en el contexto en el se gestó la revolución cubana, no le impidieron sumarse al Movimiento 26 de Julio, desplegar bastas tareas políticas y organizativas del desembarco del Granma, generar una amplia llegada en el pueblo del llano y ganarse la más leal confianza de Fidel.

Su ejemplo es invaluable, ya que su espíritu revolucionario la llevó a romper también con los roles usualmente asignados a las mujeres dentro los de los procesos revolucionarios, así fue como, ya inserta en el Ejército Rebelde, crea el primer pelotón de mujeres “Las Marianas”, nombre que hace referencia a Mariana Grajales luchadora independentista, y se convierte en la primer combatiente soldada en empuñar un fusil durante la batalla de Uvero.

Se vuelve urgente, desde este humilde rincón del continente, recuperar la historia de Celia así como de tantas otras luchadoras que forjaron siglos de resistencias, acervo de experiencias teórico/prácticas, que hoy refuerzan y resignifican una necesaria perspectiva socialista y feminista de nuestro horizonte.

El más fiel reflejo de entrega, convicción, sensibilidad, rebeldía y amor revolucionario del pueblo cubano, es Celia Sánchez, es su legado y sus luchas como brújulas para quienes hoy continuamos dando batallas desde todas las trincheras posibles, peleando por el mundo verdaderamente justo que nos merecemos.

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