“y los niños serán reyes y las patrias alegrías,no te aflijas, guachito, total que sí venceremos,nunca estuvo más oscuro que antes de atacar”. Julio Huasi
¿Cómo levantas la cabeza hoy entre tanta nube plomiza? ¿Qué esperanza de qué, qué changa que no pegás, qué camino que no hayas hecho de ida y de vuelta te devuelve las certezas? Empujás el carro, que pesa como el mundo entero, empujas la madrugada para que llegue otro día, un día sin tanto nubarrón.
El sol apenas entra por la ventana abierta, ladran los perros de siempre. Habrá pasado la lancha con su sirena resplandeciente, con su opaca muerte vigilante; habrá pasado un fantasma que fue un pibe que vos conociste, con el que jugaste -pelota desgajada- los mejores picados, atascado en una niebla de pasta base, en su purgatorio, laberinto perfecto del sistema.
¿Cómo parás la olla hoy? ¿Cómo parás esta caída? La corrida de los de arriba, el alud de lxs de abajo, pensás. ¿Y ella…? Ella prendida del mate cocido. Ella que pide sin palabras el arroz, el guiso, el mundo con plazas sin razzias. El pan es un tesoro, la leche un lujo de príncipes y reyes, aprendés.
No sé si conocés esa canción. La del obrero que se sube al edificio en construcción, el que tropezó con el cielo entorpeciendo el sábado. La que escribió Chico, la que cantó Daniel, el uruguayo. Pero qué importa. Ya no hay edificios para subir; está todo parado te repetís a vos mismo. Y caminás noche abajo, buscando lo que haya, donde no hay, repitiendo los pasos una y otra vez.
Tocás a las puertas de todos los minimercados. Preguntás si necesitan vendedora, dejás tu número de teléfono pegado en los semáforos. Cuidás ancianos. Cuidas niñxs. Cuidas lo que sea, cualquier cosa que merezca ser cuidada, vos la cuidarías como un pequeño y único cachorro de dragón. No vas a volver a la nocturna. Quizá más adelante, cuando escampe. Te recordás los pasos dados hoy, las puertas golpeadas. Las puertas cerradas recordás para no volver a pasar mañana. Seguís caminando. La única puerta que se abre está al final de tu pasillo y alguien te estira un mate cuando toda la cría duerme.
Llegas con tu ronroneo en la boca del estómago. Pedís una galletita más, otro vaso de yogurt. Después, recién después te animas a abrir el cuaderno. Y ponés la fecha, y hasta la z de “marzo” parece un imposible ¿De qué están hechas las letras? ¿Por qué se me escapan como pececitos?, te preguntás. No son ricas las letras pero me las comería, pensás. Te apoyás sobre tus brazos. Te vas quedando dormidita sobre el pupitre. En la hoja hay una nube sobre el renglón. Sólo alcanzás a escribir “MAR” y ya te gana el sueño.
Se les filtran las pocas estrellas de la ciudad por entre las frazadas. Las luces de los autos lxs acarician en las nucas al aire libre. El puente de la autopista es techo, la calle es cama, casa, cocina, patio. Ya son más que ayer, pero todo está en silencio, salvo los motores que pasan al ras de sus cabezas y de sus pies asomando por fuera del magro colchón. Hierve alguna ollita renegrida de tizne sobre un fogón. Quizá no haya cachengue con la cana hoy, piensan. O quizá sea como ayer. Duermen, casi sueñan. La autopista por encima murmura lo mismo de todos los días.
Cada minuto que pasa hay 12 personas que caen en la pobreza. El 32% de lxs argentinxs es pobre. 14 millones de pobres. 1 de cada tres. Casi 1 de cada 2 niñxs. Ocho mil lxs que duermen en las calles, sólo de la Ciudad de Buenos Aires. Esos, los números que se fueron develando la última semana de marzo en cifras del INDEC y de otras fuentes de medición. Esos, los números fríos, sin rostro, sin nombre, sin vida. Las ciudades y regiones de Corrientes, Concordia, Resitencia, Santiago del Estero, Salta, Gran Córdoba, Gran Buenos Aires, Posadas, Rawson-Trelew y Gran Santa Fe encabezan la lista con los mayores niveles de pobreza: en orden decreciente, desde un 49,3% a un 34,4%. Esos los porcentajes.
Caen todos los bloques del Tetris. Se acumulan uno sobre otro con una contundencia escalofriante. Y la imagen es nítida. La Argentina gobernada por los ceos locales y el FMI está arrastrando consigo la vida de millones de personas. Los números lo dicen sin vueltas, pero sin carnadura.
La vida se empobrece así sin más. Y las apuestas a salidas prorrateadas hasta octubre se chocan de narices con la realidad esta. Por cada minuto, 12 nuevxs pobres ¿Cuántos serán hasta que estén listas las urnas? Se pueden sacar las cuentas. Pero lo que se juega hoy, nos debe poner al pie del cañón para darle pelea a este gobierno y no encandilarnos con futuros que no salgan de abajo y con lucha, con la perspectiva de cambiarlo todo. Para que ellas no lleguen con la panza vacía a la escuela, para que ella no tenga que mendigar laburos basura, para él no empuje un carro pesado como un mundo, para que vuelva a subirse a los techos y las casas que construya sean habitadas por otros y otras como él, para que ellxs no duerman al abrigo de la luna… para todo eso la perspectiva, el horizonte, es socialista. Incluso ahora con este cielo tan plomizo, con tanta niebla encima, ahora que oscurece tanto.