Desde Venceremos nos entrevistamos con Eduardo Lucita (E.L.) para profundizar  la situación de nuestro país, las estrategias del gobierno ante la crisis y el aumento del dólar.

V: ¿Por qué esta semana volvimos a tener un aumento del dólar en nuestro país?

E.L.: A mediados del año pasado con los acuerdos con el FMI – por el inédito monto de 57.000 millones de dólares- el gobierno logró evitar una caída en default y desarmar la bomba de tiempo de las Lebacs. Salvó así una coyuntura crítica en la que el mismo se había metido con la política de desregulaciones y el endeudamiento acelerado desde que asumiera en 2015. Pero solo fue ganar tiempo porque la economía no se fortaleció por el contrario aumentó su vulnerabilidad ante los movimientos del mercado mundial. Y la desconfianza acerca de cómo se pagarían los vencimientos de la nueva deuda a partir del 2021.
Se logró tranquilizar el dólar durante el verano pero como la inflación siguió su curso y el gobierno no la puede controlar, lo que hizo el mercado fue ajustar el tipo de cambio a esa inflación (en este primer trimestre 2019 los precios crecieron un 11% y el valor del dólar se ajustó un 10%).

V: ¿Cuáles son los mecanismos que el gobierno utiliza para intentar controlar el tipo de cambio?

E.L.: El acuerdo con el FMI condiciona totalmente la política económica del gobierno. El Banco Central no tiene herramientas para intervenir, solo subir las tasas de interés (y eventualmente vender dólares a futuro). La corrida al dólar en los primeros días de este mes –anticipada a mediados de febrero pasado cuando ya insinuó el regreso de las tendencias alcistas- dio por terminada la pax cambiaria veraniega, hizo temblar las estanterías del BCRA y del propio gobierno dejando al descubierto la endeblez de la situación.
En los papeles a una suba de la tasa debiera bajar o mantenerse la cotización del dólar y lo contrario, ante una baja de la tasa  el dólar tendería a subir. Pues bien lo que desconcertó al gobierno es que la tasa y el dólar estaban subiendo al mismo tiempo. La realidad no respondía a la teoría, esta es la razón de porqué el ministro Nicolás Dujovne salió disparado a Washington para pedirle al FMI (supuestamente en una visita protocolar) poder adelantar la venta de los dólares que ingresarán en abril por otra cuota del préstamo y frenar así la creciente dolarización a la espera de que ingresen los dólares de la cosecha.

V: ¿Cuál es el plan del gobierno para hacer frente a dicha situación? ¿Qué efectos tendrá a futuro dicho plan?

E.L.: Ya es un lugar común entre los economistas y analistas especializados que lo que está en curso no es ningún modelo, tampoco un plan, es apenas un programa de emergencia –para unos es el Plan Picapiedra (Melconián), para otros es el Plan Llegar (Redrado), no mucho más. Un programa cuyo único objetivo es mantener a raya el dólar pensando en las elecciones. El Fondo y la administración Trump están jugando a fondo en el proceso electoral, que de paso vale la pena señalarlo está cruzado por la crisis.

V: ¿En qué fase de la crisis económica pensas que nos encontramos como país? ¿Cuáles son sus principales consecuencias? ¿Qué escenarios posibles ves?

E.L.: Estamos en lo que se conoce como “estanflación” (recesión con alta inflación) y en el tramo descendente de la curva. La coyuntura no está resuelta totalmente ya que se desarmaron las Lebacs, pero se reemplazaron por las Leliqs en el Banco Central y las Letes en la Tesoreria Nacional.
Las Leliq ya llegan al billón de pesos (unos 25.000 millones de dólares) a tasas del 66%, que como se capitalizan cada 7 días deben llegar a algo así como el 90% anual. Solo las pueden suscribir los bancos, ahora –en una medida de último momento- se les autorizó hacerlo hasta el 100% de sus depósitos (que con un cálculo rápido se puede estimar que representan para el capital financiero una ganancia adicional del orden de los 3000 millones de dólares al año).
Por otra parte entre depósitos a Plazo Fijo y a la Vista (cuentas corrientes) se llega a otro billón de pesos que pueden volcarse rápidamente a la dolarización. Por otro lado conviene tener en cuenta que la fuga de capitales continúa y que la venta de 60 millones de dólares diarios que autorizó el FMI a partir del 15 de abril puede terminar financiado nuevas fugas. Así nada garantiza que la volatilidad cambiaria no vuelva a hacer de las suyas.
Las consecuencias de esta política centrada solo en la cotización del dólar es por un lado un país cada vez más subordinado a los mecanismos de la dominación imperialistas Y por el lado de la economía real es caída del consumo y la producción, pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios y mayor desocupación. Todo redunda en mayores índices de pobreza e indigencia. Y un nivel de endeudamiento que ya es equivalente al 90% del PBI.
Creo que la crisis se profundizará por unos meses más en medio de una gran incertidumbre económica y política. Entre las distintas fracciones burguesas ya nadie duda que habrá que renegociar el acuerdo con el FMI, como mínimo estirar los plazos de reembolso del préstamo y probablemente resuelvan la bola de Leliqs con un bono a los bancos.

V:¿Cuáles deberían ser los ejes y propuestas centrales de una salida popular y por izquierda a la crisis?

E.L.: Una conclusión objetiva indica que no es posible seguir con el acuerdo con el FMI que condiciona toda la política económica. Tampoco es posible hacer frente a los vencimientos de la deuda, y una nueva reestructuración no resolvería el problema, por lo que la suspensión de los pagos es la única medida realista. Además el peso del capital financiero obtura toda posibilidad de transformación de la economía por lo que la nacionalización de la banca y del comercio exterior  y una política de control de cambios y administración de las reservas van de la mano con las anteriores y son condición necesaria para reparar el daño social causado por las actuales políticas del gobierno Macri.~

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