Por Suyai Lutz

Otro año más de su siembra, de pensar una y otra vez cómo recuperar la integralidad de su pensamiento y acción militante. A 3 años gritamos BERTA VIVE EN NOSOTRAS. Y una y otra vez somos firmes en multiplicar su legado, en luchar contra toda unilateralización de su pensamiento, contra toda domesticación de su praxis. Nos parece central recuperar activamente el legado de Berta desde las juventudes y las futuras generaciones.

Conocimos a Berta a partir de sus hijas y a partir de las organizaciones populares y feministas de Argentina, que al conocerla expandieron su ejemplo y difundieron su lucha. Particularmente acercarse a Berta Cáceres desde América del Sur, no es un hecho sencillo, más bien todo lo contrario. La mayoría o muchos de nosotros y nosotras no conocía prácticamente nada de Honduras hasta aquel 28 de junio de 2009, cuando nos llegó la peor de las noticias. Un nuevo golpe de estado se estaba perpetrando en nuestro continente. Y ahí prendimos una alerta que Berta venía anunciando hacía ya tiempo: hay que estudiar lo que pasa en Honduras porque es el laboratorio de los yanquis para los planes en América Latina. Y ahí una primera cuestión a destacar de lideresa: su profundo y consecuente antiimperialismo.

Y como nos decía Berta, en 2009 se pudo ver una de las enseñanzas más importantes de un proceso de resistencia como el que se dio en Honduras, y que es tan central para la actualidad, en donde nos encontramos resistiendo una nueva ofensiva imperialista en Venezuela, que es un ataque contra toda América Latina y en ese territorio se define en gran medida nuestro futuro.

Queremos una reivindicación de Berta integral. No queremos más recortes, en donde se la reivindica en relación a su lucha ambiental, o como lideresa social abocada a un aspecto meramente reivindicativo. Las posiciones y la práctica política de Berta fueron profundamente políticas, tal era su contundencia que sus enemigos decidieron asesinarla, matando así a una de las principales lideresas de la oposición en Honduras.

Quienes militaron codo a codo con Berta, como el Padre Melo, destacan como condensaba en su praxis política la tan necesaria «firmeza en sus principios, firmeza en sus objetivos de fondo, y flexibilidad táctica en la coyuntura, para aunar, para golpear con un solo puño, para poder visualizar lo que une más que lo que divide y así hacer avanzar al movimiento popular».

Entonces, recuperamos a Berta desde su consecuente antiimperialismo, desde su análisis de la realidad, desde su rol como lideresa y desde su praxis profundamente política para transformar la realidad hondureña.

Todo esto lo conjugaba perfectamente con un trabajo de base y territorial, que buscaba conectar con las raíces profundas de Honduras, siendo esto parte de los rasgos distintivos de su construcción y de los hombres y mujeres con que decide organizarse. Cuando se funda el COPINH en 1993 Berta da un fuerte debate sobre la recuperación de la identidad indígena de su movimiento. Meses despues, cuando el 1ro de enero se realiza el levantamiento zapatista, se le hace imposible disimular su alegría y su empatía con ese proceso. Esta es una cuestión central de su identidad, su cosmovisión es una parte ineludible de su proyecto político, que da fuerza moral, cohesiona. Da voz a lxs sin voz, a las que siempre se sintieron desterradxs de su propia patria. Por eso las primeras peregrinaciones del COPINH hacia Tegucigalpa son algo tan recordado y que tuvo tanto impacto: parecía algo nuevo, pero en realidad era algo olvidado, invisibilizado. Berta ve, siente y entiende que es hora de visibilizarlo.

Para los tiempos que corren, para nuestras generaciones y particularmente en nuestro país, es central también hablar de la Berta feminista. El visibilizar el rol de las mujeres en el movimiento, el construir un feminismo basado en el protagonismo de las compañeras, en ir conquistando espacios, en generar sus propios espacios como asambleas y así igualmente sostener firmemente que necesitamos construir organizaciones mixtas. Esta cuestión que hoy le ponemos nombre y lo podemos definir con mayor nitidez en Berta existió desde chica, siguiendo el ejemplo de su madre, Mamá Berta, primera alcaldesa mujer de Honduras. La vinculación entre movimiento de mujeres y política es un hilo conductor en toda su vida.

Por último queremos destacar a la Berta amiga, compañera, confidente. Quien siempre nos inculca como gran legado el involucrarse, el no pasar por la vida de manera pasiva.  El no vivir por fuera de nuestras épocas y desde su visión tratar de transformarla en un sentido humanista, feminista, antiracista, anticolonialista, anticapitalista. De este mensaje nos aferramos nosotrxs, las nuevas generaciones, como sujetxs históricos y históricas, nada nos puede pasar por el costado. Ese espíritu que dejó tan bien sintetizado en su frase “despertemos humanidad, ya no hay tiempo”, es un llamado sumamente preciso para los tiempos que corren. La urgencia por involucrarnos, por despertar nuestras consciencia en la lucha contra todo este sistema de muerte, que no es otra cosa que la lucha por el amor a la vida.

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