El miércoles 27 de diciembre se dieron a conocer los resultados de las convocatorias a becas doctorales, posdoctorales y de Carrera de Investigador Científico (CIC) en CONICET. Los números expresan una tendencia cantada por las autoridades del organismo y que visibilizan la orientación que el gobierno pretende imprimirle a la ciencia en nuestro país.

El camino de las/os investigadoras/es en Argentina es el camino de la precarización y la inestabilidad laboral. Una persona que se plantea ser científico/a o investigador/a debe postularse para ser beneficiado/a con una beca doctoral de 5 años que le permitirá escribir una tesis y comenzar a dar sus primeros pasos. Posteriormente, podrá aplicar a una beca posdoctoral para continuar acumulando “méritos” y presentarse de una vez por todas a la carrera de investigador/a. Es decir, deberá pasar en promedio 7 años de precarización laboral para poder aspirar luego a ser un/a científico/a “hecho y derecho” del CONICET y en planta permanente.

En algún lugar de ese «caminito» se encuentran los/as miles de profesionales que este año se presentaron a las diversas convocatorias abiertas. De más de 2000 postulantes a CIC, ingresaron solo 600. En el caso de las becas doctorales y las becas posdoctorales, fueron aceptados/as 1210 y 1043 compañeros/as respectivamente. Esta situación va en contra de la tendencia creciente que existía en el organismo en los últimos años y se asemeja al panorama que existía en el año 2011. Un recorte de cerca del 50% en relación al 2015. Con las cosas como están, el organismo va hacia el estancamiento y la posibilidad de diversas capas de profesionales de insertarse en el ámbito científico se vuelve cada vez más remota. Hablamos de números, pero más bien deberíamos hablar de personas, ideas y proyectos que se van a la lona.

Un recorte a la medida del mercado.

Los resultados de este año son clara muestra de la orientación que, desde hace años, se le pretende dar a la ciencia en Argentina y específicamente al CONICET. El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino “Monsanto” Barañao, como le dicen, sostiene la necesidad de un sistema científico que pueda responder a las necesidades de las empresas.  Siendo ministro de la misma cartera durante el gobierno anterior produjo el “Plan Argentina Innovadora 2020” que expresaba la necesidad de delimitar ciertas áreas o temas “estratégicos” para los cuales habría prioridad. Estos temas estratégicos no fueron consultados con la comunidad científica ni por nadie más que las elites del sistema científico. Se profundizaba así la concepción retrógrada de la “ciencia útil”. Ciencia útil para las empresas.

En esa línea, si bien la cantidad de becas doctorales asignadas este año es similar a la del año pasado, la proporción de becas otorgadas a los ya mencionados “temas estratégicos” va en desmedro de las asignadas a otras áreas. Hubo una migración de más del 25% de becas desde otras áreas hacia los temas estratégicos. El objetivo es claro: domesticar a las nuevas generaciones de científicas/os e investigadores/as para que hagan “ciencia útil” o perezcan ante un sistema que los expulsa. El horizonte también es claro: un sistema científico a la medida del mercado y del capital.

Un movimiento que da batalla

Frente a los golpes de la patronal, los/as trabajadores/as de ciencia y técnica no dejan de dar batalla. Se termina un año de grandes luchas masivas y heroicas como lo fueron las dos ocupaciones pacíficas del Ministerio de Ciencia y Técnica. También concluye un año donde se pudieron generar importantes herramientas de unidad en el sector como lo es el “Espacio de Coordinación de CyT” que nuclea a trabajadores/as de organismos como CNEA, INTI, INTA, CITEDEF, SEGEMAR, CONICET y muchos más.

Por su parte, ATE CONICET culmina el año tras unas elecciones con amplia participación de trabajadores/as y con una Junta Interna que suma en su composición a diversos/as compañeros/as que van por un sindicato clasista, antiburocrático y activo. Por su parte, Jóvenes Científicos Precarizados (JCP) sigue consolidándose como un espacio con gran legitimidad y dispuesto a llevar a cabo todas las luchas de los/as becarios/as hasta el final.

Comienza otro año de grandes luchas para el sector de CyT, donde se deberán expresar los aprendizajes de un 2017 que fue bisagra para el movimiento.  Continúa una lucha contra el recorte en el sector y, también, a favor de una ciencia crítica y del pueblo.

¡Investigar es trabajar!

¡Sin trabajadores/as no hay ciencia!

¡No al ajuste en Ciencia y Técnica!

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