
El domingo 13 de abril se realizaron elecciones en Santa Fe; tercera provincia en cuanto a cantidad de población, estratégica para el entramado exportador agrosojero por los ríos que la demarcan. Junto con las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) para cargos municipales y comunales, se eligieron los convencionales que reformarán la constitución santafesina. Es decir, si bien no fueron elecciones en las que se pusieran en juego cargos ejecutivos, no fueron sólo PASO legislativas ya que de allí surgirá nada menos que una nueva constitución provincial.
Como datos relevantes cabe señalar que la participación fue de sólo el 55,6%. De los votos emitidos, el 4,5% fue en blanco. Difícil no reconocer allí la crisis de representación ante la descomposición del régimen político en su versión provincial. En este marco, los constituyentes de Unidos para Cambiar Santa Fe (frente conformado por Juntos por el Cambio, el Partido Socialista y otros) que responden al gobernador radical PRO, Maximiliano Pullaro quedaron en primer lugar con 34,6% de votos emitidos. Lejos de ese resultado, Más por Santa Fe, el armado del peronismo con Ciudad Futura, obtuvo 15,2% de los votos, mientras que la expresión santafesina de La Libertad Avanza de los Milei quedó en tercer lugar con 14,1%. De allí hacia abajo se ubicó el resto de las listas, incluida la del FIT – U con un 2,2%.
Compartimos el exhaustivo análisis que realizó Beto Olivares, militante, integrante de la Casa de la Memoria de Rosario, abogado en casos de gatillo fácil y violencia institucional. No sólo aporta a comprender la coyuntura electoral santafesina sino que contribuye a pensar en clave estratégica la situación.
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Elecciones y Reforma Constitucional en la Santa Fe del “Maxi-Gobierno”
“El problema no es,
darle un hacha al dolor,
y hacer leña con todo y la palma,
el problema vital es el alma,
el problema es de resurrección….”
(Silvio Rodríguez – El Problema)
El reciente proceso electoral santafesino ha motivado analíticas y balances que de manera imperiosa deben ser refutadas desde el campo del anticapitalismo consecuente. Resulta ineludible batallar contra estos diagnósticos, algunos interesados, otros ingenuos y la mayor parte carentes de sustrato histórico.
Se han repetido por estos días, y mucho, enfoques excluyentes que ponen el acento sobre el esmero plebiscitario de la gestión de gobierno en desmedro de los contenidos propuestos por la reforma constitucional. También se ha machacado sobre la consolidación de un contexto de tres tercios en el rating electoral hacia el futuro, y sobre una tendencia derechizante en el sentido del voto popular. En el peor de los casos, se ha expresado cierta manía apologética sobre victorias (pírricas) de un elenco político burgués cruel, deshilachado, patético.
Ante este panorama colmado de prédica tramposa y pusilánime habrá que dotarse –entonces- de un espíritu crítico que ayude a una comprensión integral de la coyuntura histórica, más que nada, a una rigurosa clarificación de las causas que han contribuido a su conformación.
Revalidando la vigencia del marxismo como herramental teórico vigoroso para una crítica implacable a todo lo instituido por el capital, en el caso concreto se apelará a la sabiduría gramsciana que aconseja percibir -lo más correctamente posible- la relación entre lo orgánico y lo ocasional.
Las siguientes líneas tratan sobre un esbozo metodológico que persigue el intento de enriquecer nuestra pedagogía revolucionaria dotándola de filo analítico para una mejor recuperación del pensamiento estratégico por parte de las clases subalternas. Un plan inspirado en la paciencia y la voluntad militante desprovisto de todo frenesí inmediatista y comprometido con plantar barricadas ante el desarme político-cultural y el pánico posibilista imperantes en amplios espacios de la izquierda tradicional y de la izquierda auto-adjetivada (nueva, independiente, popular, autónoma, latinoamericana, entre otras).
Vamos allí con el intento.
Momento genocida, contrarrevolución subjetiva y nuevo bloque histórico.
A medio siglo del comienzo del genocidio resulta justo registrar que el territorio provincial ocupa un destacado sitial en los aprontes del plan criminal cuando bajo el gobierno de Isabel Perón el 20 de Marzo de 1975 irrumpe en Villa Constitución el Operativo Serpiente Roja del Paraná, intervención represiva de gran escala en base a un plan coordinado entre fuerzas estatales federales, provinciales y la propia Prefectura, más grupos paramilitares compuestos por la denominada Guardia Rural, matones de la UOM nacional, pistoleros del Ministerio de Bienestar Social y miembros de la Triple A.
Un año después, la continuidad de el plan de terror adquirió un carácter general y masivo en toda la provincia comandado por los genocidas y bandas paramilitares de la última dictadura cívico-militar-eclesial. Se trataba de un momento liminar en el proyecto de reestructuración capitalista bajo credo neo-liberal y terrorista, cuyas metas existenciales fueron:
- La ejecución de una contrarrevolución preventiva que pusiera fin a la última ofensiva obrera, popular, revolucionaria iniciada en los 60’. Se programaba así una derrota subjetiva-cultural-estratégica de largo aliento: nunca más utopías rebeldes, sindicalismo clasista, violencia revolucionaria, rebeliones de masas, ideario humanista y solidario, y – fundamentalmente- un nunca más al socialismo como utopía histórica de los proletarios y los pueblos. La derrota y el aniquilamiento físico de la insurgencia y del movimiento revolucionario en los ‘70 fue premeditada para desencadenar un verdadero “destierro utópico” que inundara a toda la izquierda –parlamentaria o extra institucional-, y facilitara la consolidación de un dilema orgánico que sigue sin resolverse: el de impasse o bloqueo político-cultural que impide conectar el proyecto revolucionario con los oprimidos.
- Una profunda modificación de la racionalidad popular que estuviera en línea funcional con los cambios retrógrados sobre la estructura socio-económica y las relaciones sociales que se proyectaban a futuro. Resultó vital, entonces, propagar el individualismo consumista de masas, la mercantilización de las relaciones humanas, el egoísmo extremo, el desprecio por el humanismo, el hedonismo de la imagen, la apatía y la resignación como cultura estándar, el posibilismo/pragmatismo como único paradigma político. Un éxito cultural duradero y vigente hasta nuestros días: la proyección de las ondas del terror sobre vidas dominadas por el miedo crónico y la incertidumbre. Una racionalidad degradada y negadora de toda naturaleza comunitaria, de los intereses históricos de clase y de la opción revolucionaria. Por lo tanto, la sanguinaria transición hacia un nuevo capitalismo de época –genocida y neo-liberal- no se limitó a perturbar cierta operatividad distributiva (la muchas veces referida ecuación del fifty-fifty) o a “imponer un modelo económico” (como tantas veces se ha repetido en los documentos elaborados para las marchas del 24 de marzo). Planificó (y logró), además, poner en crisis los fundamentos ético-políticos preexistentes, organizar las bases ideológicas para un culto a la derrota en los balances sobre la experiencia histórica de las luchas, y financió variados proyectos para generalizar la condena a las identidades revolucionarias fogueadas en las rebeliones de los azos y en la violencia política contra instituciones y representantes del sistema.
- Un nuevo proyecto de acumulación que implicó la partida de defunción para el último plan burgués con fantasías reformistas intentado en nuestro país por el gobierno de Perón-Martínez de Perón. Las ilusiones de un capitalismo virtuoso sucumbieron ante la feroz transnacionalización, generadora de un agobiante Estado de Malestar, sepulturera de la denominada “burguesía nacional” que no comprendió la época o no admitió que sus nuevos horizontes dependían de su incorporación al “primer mundo” globalizado. La implantación de este proyecto reconfiguró tanto al bloque histórico provincial como el formato del ejercicio de la dominación, favorecidos ambos por el terror y la reconversión iniciada por la ofensiva
Entonces, ¿Es Santa Fe una “provincia rica” o un territorio de sacrificios con pocos ricos y miles de empobrecidos?
El acumulado histórico abierto por el proceso del Terrorismo de Estado y sus recetas neoliberales, continuado por los sucesivos gobiernos desde 1983 expresa hitos integrales que explican la maduración de la actual lógica hegemónica, basada -en lo esencial- en:
- Arraigo en todos los elencos gobernantes burgueses post-dictatoriales del credo del libre mercado como signo de benignidad y progreso para los Apología sobre las “bondades” de la desregulación económica y financiera. Resignación-Claudicación ante la primacía del capital financiero y de sus instrumentos monetarios y flujos instantáneos, inmediatos e invisibles al servicio de la expansión capitalista.
- Naturalización cultural de los nefastos efectos producidos por la tendencia retrógrada en la relación CAPITAL-TRABAJO (precariedad e inseguridad laboral, porciones de la fuerza de trabajo en situación de desempleo crónico e informalidad, caída constante del salario real, baja sindicalización, nuevas estrategias de vigilancia, persecución y represión del activismo).
- El rol de la alianza incestuosa entre el Estado provincial y un nuevo círculo rojo capitaneado –en lo esencial- por la Bolsa de Comercio (más sus Mercados y Cámaras asociadas) y la Fundación Libertad, escoltados por el Foro Regional Rosario, la Mesa de Enlace, los desarrolladores inmobiliarios, el empresariado del Seguro (La Segunda, Sancor, San Cristóbal), la Cámara de la Construcción, Federación Industrial de Santa Fe, la Cámara de la Maquinaria Agrícola, la Asociación Empresaria de Rosario, la Federación Gremial de Rosario, el grupo Trascender y otros socios menores, verdadero protectorado al servicio de la concentración y extranjerización de la economía y los recursos.
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- Intensificación de un modo de producción bio-rentista de base primarizador-extractivo asentado en el despojo a los pueblos sobre los bienes comunes + contrarreforma agraria + neo-colonización agro-tecnológica + grave daño ambiental y social + exportación primarizada a gran escala + fuga de divisas.
- Cartelización mediática y estrategias de control a través de los medios masivos. Mensaje único, imagen única, información manipuladora, publicidad consumista y falso entretenimiento. Deformar la realidad para beneficio de las élites. Manufactura simbólica para imponer imaginarios colectivos y una opinión pública funcionales al statu quo capitalista. Artera defensa de la “libertad de prensa” al servicio de la impunidad para sus empresarios y sus negociados.
- Discursos y programas gubernamentales que intentan instalar como verdad histórica la ecuación pobreza=delincuencia=inseguridad (plan de Industrialización del miedo en la población que justifica el control policíaco que garantiza al sistema/ Criminalizar a los oprimidos y no a los causantes del genocidio político y social). Estos discursos y políticas se han desarrollado tanto desde las propuestas del punitivismo manodurista (el consabido “solo atienden los derechos humanos de los delincuentes” y el “garantismo de puerta giratoria” para la delincuencia) como desde los tutores de supuestos virajes reformistas que propician “un policiamiento democrático (el buen gobierno de la policía) y de respeto de los derechos humanos”.
- En las últimas dos décadas, el arraigo de la cultura sembrada por la denominada “economía narco-criminal”, sin menospreciar el impacto del encierro tecnotrónico, verdadero ego sistema de la personalidad electrónica, del aislamiento egoísta al interior de un hardware bajo la ilusión de hiperconexión (fetichismo virtual de la “redes”).
Bajo estas circunstancias y condiciones históricas específicas se ha dado paso a una profunda reestructuración de las relaciones económicas, sociales y culturales, causante de una brutal polarización y dualidad económica-social y niveles de concentración y extranjerización obscenos. Resulta obvia y lacerante la acelerada concentración y privatización de las riquezas y los recursos, por un lado, y por otro, la violenta socialización de la explotación, la miseria y una marginalidad que se expande de manera explosiva empujando a sectores cada vez más masivos hacia el basurero de la barbarie.
Colofón: De la Santa Fe del “Cordón Industrial” y la ruralidad fundada por la inmigración que “vino por la siembra” (José Pedroni) a un escenario de contrastes y desigualdades colmado de opulentas multinacionales, 4X4 y alta gama, shopping pasatista y espectaculares fortalezas urbanas en discordancia con territorios de descarte, degradación y violencia.
De la “juventud maravillosa” de los 70’ a las amplias camadas de jóvenes proletarios inmersos en la precariedad, rotulados como mono-tributistas, pasantes, becarios o empujados a montarse en una bici y emprender la osadía cotidiana por la supervivencia en medio de calles frenéticas y hostiles. También convertidos en un blanco móvil de la furia represiva del Estado Provincial, uno de los más destacados nacionalmente en el aumento presupuestario para seguridad y represión, poseedor de uno de los índices más altos en casos de “gatillo fácil” y al tope del ranking por su perversidad con las minorías trans y las meretrices.
Para un repaso integral no habría que echar al olvido el impacto nacional e internacional producido por la espeluznante iconografía del cuerpo yaciente de David Moreira, joven de 18 años asesinado en marzo de 2014 por la saña y cobardía de un pelotón de “vecinos indignados” de barrio Azcuénaga. Retrato tanático de las facetas de una crisis civilizatoria que colma con nuevos estigmas las categorías identitarias de nuestros jóvenes: come gatos, pibe chorro, soldaditos, tira tiros, trapitos, y otros.
En síntesis, la fraudulenta ingeniería electoral construida como única opción participativa no resulta impropia a los cambios estructurales y al clima ideológico –acrítico, primitivo, retardatario- largamente producidos. Todo lo contrario, el marketing comicial chorrea obscenidad manipuladora y un grosero disimulo de las causas orgánicas que han patentado las dolencias y desventuras populares. Ningún exponente del elenco burgués apelará a la verdad histórica, todo lo contrario, la encapuchará bajo una semi sonrisa teñida de cinismo demagógico. Se reincide en la maniobra de ocultar lo inocultable: la persistencia de un dilatado período de crisis –integral y crónica-, iniciado con el terror dictatorial y continuado metódicamente por los sucesivos gobiernos neoliberales.
En las pasadas elecciones el tablado del teatro institucional puso en escena el Pacto de General López 3055 (Cámara de Diputados). Y se diseñó bajo una falsa disyuntiva: comediantes oficialistas con descaradas narrativas “renovadoras” ante una oposición trucha que chorrea pragmatismos, demagogia y lamentos posibilistas. Una obra circense protagonizada por regimientos repletos de portadores insanos de “ficha sucia”.
La “nueva” constitución constituye un plan de agravamiento del colapso integral que se expande sobre las áreas básicas de nuestra vida material: salud, educación, trabajo, medio ambiente, alimentación, género, seguridad, vivienda, sistema hídrico, justicia, cárceles. Porque se trata de un proyecto comprometido en actualizar y galvanizar la trasnacionalización económica heredada del genocidio, en remachar la política de ajustes antipopulares, en colonizar mentes y corazones con la retórica privatizadora de la economía de mercado, en ampliar el campo de neo-servidumbres laborales. Otro tanto sucede con la deliberada omisión (silencio político) de someter a debate las estrategias contrainsurgentes de control, represión y judicialización “a lo Bukele” y la bendición institucional de la impunidad para los crímenes estatales.
La crisis de alternativa.
Las opciones electorales y las candidaturas del FAS (Frente Amplio por la Soberanía) y del FIT que se han organizado por fuera de la trinidad burguesa de UNIDOS, Pejotismo y LLA, no representan senderos salubres para dar respuesta a una vacante histórica, vital: la construcción de una alternativa anticapitalista real.
Una primera exigencia para tal objetivo es la de ejercer una crítica implacable alrededor del modelo de “democracia” vigente. También, la de descartar al territorio electoral como eje primordial y excluyente de una identidad revolucionaria en construcción. Mucho menos, si la participación electoral supone diluir tajantes reproches a la dominación institucional burguesa, lavar propuestas estratégicas, claudicar ante las demandas del “sentido común” o no antagonizar con la estética marketinera y el formato del “candidato providencial y sonriente”.
Las disidencias y críticas con el FAS no son de superficie. Refieren a universos teóricos, a la orientación estratégica y a diferendos tácticos. En este último sentido, su última versión expresa un marcado retroceso con la incorporación de exponentes residuales del raído alfonsinismo y del binnerismo. No hay “creación heroica” con reediciones de frepasitos gorilas . No se pretende sermonear con enfoques “puristas” creyendo que el territorio político es un vergel libre de contradicciones. Sí se aspira a conducirnos con coherencia política y evitar la sinuosidad y la ambivalencia entre discursos y actos políticos reales.
Un capítulo aparte merece el Frente Ciudad Futura. No hace mucho tiempo esta fuerza política militó el espejismo de una “gran paso” para “derrotar a Macri” en Rosario con el denominado “Diálogo Abierto”, convergencia con fuerzas y dirigentes de dos de los partidos de la trinidad burguesa. Una cuota de realismo político hubiera servido para advertir los efímeros alcances e inviabilidad de semejante planteo táctico. La vida (y más que nada el visceral pragmatismo) demostró que el “perfil” de alianzas preferido por el falsocialismo y el pejotismo rancio se configuraba con los guardianes del saqueo capitalista. En el caso de los partidarios de la “rosa roja” su frenética deriva hacia UNIDOS. El PJ con un pacto jurásico, con mezcolanzas de pañuelos verdes y celestes, de manoduristas y garantistas denominado JUNTOS.
Sin una mísera reflexión sobre la hecatombe política generada por los gobiernos de Unión por la Patria y de Perotti (con los que han mostrado afinidad) se ha escuchado de Juan Monteverde una retórica –monótona, estandarizada- sobre “renovación” política.
La narrativa originaria de “Giros” sobre las micro-prácticas (rizomáticas, moleculares) ha sido enviadas a la papelera de reciclaje . Muy en el olvido han quedado las narrativas del HACER, las de sus afinidades con frases del 15M y el Podemos español (‘No somos de izquierda, somos mayoría’) y las de experiencias alternativas , sobre todo eficientes (vender 500 litros de leche en la vía pública de una ciudad con centenares de miles de niños con carencias alimentarias, por ejemplo). El imperativo actual que obsesiona a esta fuerza (más que nada, a su marquetinero capitán) es una “corta marcha” hacia el Palacio de los Leones (por supuesto, con la liturgia de bombos, vinchas y marcha peronista).
Empapados de tal rigor pragmático expresan un giro copernicano respecto de sus posturas de rechazo a la política -concebida como parlamentarismo estatal- mutando hacia su afiliación a las grandes ligas de las instituciones burguesas, en disputa por constituirse en la opción del “poder de la gente común”.
La izquierda trotskysta tradicional es portadora de una cultura vanguardista, sectaria y de rechazo visceral al concepto de izquierda plural. También merecen nuestra crítica la primacía de la perspectiva electoral y la polémica fratricida entre sus componentes. Resultan inaceptables sus enfoques que ubican a los proletarios y demás oprimidos como base de maniobras y de captación para engrose de la orgánica, praxis que subestima los saberes, la cultura y el poder de creatividad popular, cuando en realidad deberían ser potenciados por una concepción de protagonismo del sujeto popular.
Estas críticas no empañan la combatividad y el compromiso de clase de sus militantes. Los que vemos presentes en cada conflicto, los que padecen la represión, la criminalización por ser solidarios con las causas populares o con el pueblo palestino. Pero ello no impide, ni desmerece nuestra respetuosa y sincera crítica.
El interrogante a responder sería: es factible OTRA concepción de agrupamiento de la izquierda anticapitalista???? Esta es nuestra exigencia más trascendente: demostrar que existe y parar de discursear sobre la necesidad urgente de una alternativa.
¿Qué hacer? ¿Cómo asumir desde las izquierdas el gran reto de desafiar al capitalismo rearmando alternativas radicalizadas? ¿Cómo transformar en deseable una renovada tesis socialista? ¿Cómo enfrentar variados síntomas de “crisis de fe”, de inercia estratégica, de voluntades disminuidas, de renuncias a la utopía del poder? ¿Debe limitarse la izquierda a vegetar dentro de la institucionalidad burguesa o debe recrear una nueva mística que conquiste adhesión por su capacidad de fundar realidades y hábitos antagónicos a las del capitalismo? ¿Cómo formar identidad y acción militante a partir de un nexo con las masas absolutamente inédito: un nuevo Poder Popular, en el que confluyan tanto la experiencia actual y el vastísimo historial de la clase obrera y el movimiento popular?
Representamos un grado de síntesis identitario, históricamente provisorio y al servicio de la “refundación de la izquierda”, o sea de su propia superación en una identidad colectiva y plural, abarcativa de la diversidad de las izquierdas. Relancemos una praxis que potencie y estimule el conflictivo fenómeno de la unidad anticapitalista.
Abril de 2025
Beto Olivares – Casa de la Memoria – Rosario