Las barbaridades cometidas en forma ininterrumpida por el Estado genocida de Israel en estos 75 años de existencia, no son fáciles de expresar en palabras.

Se puede argumentar, se puede desarrollar una narrativa de los hechos que ayuden a comprenderlo. Pero nuestra mente no está preparada para asimilar tanta aberración. Algunos ilusos creyeron que con la caída del nazismo este tipo de situaciones no se iban a repetir. Mala noticia. Las guerras intercapitalistas e interimperialistas y las matanzas masivas nunca cejaron (sólo como ejemplo podemos citar Iraq, Kurdistán, África, etc.). Pero lo distintivo en este caso es que no se trata de una guerra sino de una colonización  donde se sigue desarrollando, desde hace más de 75 años, un genocidio/limpieza étnica, con la particularidad que quienes lo llevan a cabo son hijos de las víctimas del Holocausto.

Los gobiernos sumisos al imperialismo yanqui, tanto de oriente como de occidente, no asumen un rol, siquiera humanitario, frente a la matanza sin fin desarrollada por las fuerzas armadas de ocupación de Israel.

En un mundo dominado por la desigualdad como norma y la injusticia como método de opresión no podemos esperar actitudes muy diferentes de sus principales personeros.

Es hora que los pueblos nos organicemos y exijamos romper relaciones con un enemigo de la humanidad como el Estado de Israel. ¿Cómo, sino, describir a un estado capaz de arrasar con ciudades enteras, demoler edificios ocupados por civiles, bombardear hospitales y ambulancias? ¿Qué término lingüístico merecen semejantes acciones?

Sigamos movilizando, sigamos escribiendo declaraciones, sigamos batallando para que se conozca la verdad (que generalmente no está en los medios), pero empecemos a luchar para que se rompan relaciones con Israel, que se cierre su embajada y se retire a su representante. De no hacerlo el gobierno será cómplice de la barbarie.

Para nosotros, para nuestro pueblo, nada mejor que las palabras del Che en una carta a sus hijos:

“…y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.”

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