El golpe genocida de 1976 desplegó de manera abierta una política de exterminio, política que ya venía aplicando la “Triple A” bajo el último gobierno peronista y que los fusilamientos de Trelew en 1972 habían anticipado. La vanguardia obrera, los movimientos y partidos revolucionarios, el movimiento obrero organizado fueron el blanco de la violencia de lxs de arriba. Entre ellxs, el PTR-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo) fueron uno de los destinatarios centrales del plan de aniquilación de la dictadura cívico-militar. Sus militantes, calificadxs como “irrecuperables”; su organización, identificada como uno de los principales enemigos a destruir.
El PRT-ERP fue un partido que supo sintetizar los aportes diversos y variados del marxismo y hacerlos praxis. Una organización que integró en un mismo ideario las rebeliones de los pueblos originarios, las guerras de la independencia y las enseñanzas de las revoluciones soviética, china, cubana, vietnamita. Con una clara perspectiva de poder, alentó los procesos de organización de masas en los planos sindical, cultural, de los Derechos Humanos y a la par desarrolló y organizó la violencia popular y revolucionaria mediante acciones armadas que pusieron en jaque a la burguesía y su aparato represivo.
El 19 de julio de 1976, en Villa Martelli, Pcia. de Bs. As., un operativo de aquella dictadura genocida atacó y aniquiló a la dirección del PRT-ERP. Mario Roberto Santucho, secretario general del partido, junto con Benito Urteaga y Liliana Delfino, fueron emboscadxs por el Ejército, que dio con su paradero clandestino en un departamento de Villa Martelli, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires. En un enfrentamiento desigual en el cual el Ejército de la dictadura rodeó la vivienda, Santucho hirió de muerte Leonetti, represor a cargo del ataque. Urteaga fue asesinado allí. Ana María Lanzillotto, que llegó al departamento horas más tarde, fue detenida y llevada junto a Delfino al Centro Clandestino de la dictadura que funcionaba en Campo de Mayo. Ambas estaban embarazadas y continúan desaparecidas. Ese mismo día, en otros operativos, ya habían sido secuestradxs Fernando Gertel y Domingo Menna, que junto a Santucho también fueron llevados a Campo de Mayo como botines de guerra. Sus cuerpos también permanecen desaparecidos.
Su ejemplo de lucha vive como semilla de revolución. Vive en las barricadas y en las peleas que nuestro pueblo y los pueblos del continente. Vive en la perspectiva de construir una sociedad sin explotación ni opresión, una sociedad socialista.
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