Hace 47 años a través del terrorismo estatal y paraestatal nació la etapa que aún estamos atravesando. Mediante el genocidio, la burguesía local y el imperialismo consiguieron que la contrarrevolución se impusiera sobre la revolución. La definición a sangre y fuego de la confrontación de clases a favor del capital puso fin a la ofensiva obrera, popular y revolucionaria que, en nuestro país y en el mundo, venía tomando fuerza desde la década del sesenta.

EL PROYECTO SOCIALISTA que levantaron cientos y miles de hombres y mujeres expresaba las mejores tradiciones de lucha y de pensamiento humanista de Nuestramérica y traducía la conclusión de que había que cambiar de raíz la realidad para construir un futuro basado en la igualdad y no en la explotación.

El fracaso del proyecto de colaboración de clases encarnado por el peronismo había mostrado (una vez más) el carácter de furgón de cola del imperialismo de la burguesía nacional. Contra el enemigo estratégico, la “burguesía nacional” no dudó en subordinarse al imperialismo yanqui. La guerra psicológica, el uso sistemático de la tortura, de las violaciones, del robo de bebés, de los secuestros clandestinos, los asesinatos y la desaparición de personas fueron las armas para aniquilar la fuerza social revolucionaria que se acumulaba. Utopías rebeldes animaban a las organizaciones guerrilleras, al sindicalismo clasista, a movimientos y organizaciones barriales, estudiantiles, culturales que, con diversidad de planteos, confluían en el objetivo de construir una Patria Grande Socialista. Frente a ese desafío al poder, el más importante de nuestra historia, desde antes del 24 de marzo se puso en práctica el terrorismo sistematizado por la siniestra Escuela Francesa. El terror aplicado no fue un terror “ciego”; tuvo la intencionalidad precisa de obligar a que lxs trabajadorxs y el pueblo pobre depusiera su objetivo estratégico: la revolución y el socialismo.

Sobre esa base de definición política militar de la lucha de clases a favor del bloque de poder, el capitalismo se reestructuró. El salto en la transnacionalización y en la concentración fue exponencial. Efectivamente, la industrialización que se había construido con anterioridad fue redefinida de modo radical. No obstante, eso no significa que sea asimilable el genocidio y la miseria planificada que padeció la clase trabajadora con la ruina de un empresariado que no dudó en alinearse con el poder concentrado contra la “guerrilla fabril”.

El retorno a la institucionalidad legal, a la democracia burguesa, fue producto de la lucha contra la dictadura de múltiples sectores. No obstante, a contramano de las celebraciones acríticas, es evidente que ese pasaje dio continuidad a las ideas fuerza del curso neoliberal abierto por la dictadura. El terrorismo de mercado como fenómeno permanente se combina con la noción de que no hay alternativa a este sistema capitalista de barbarie y muerte y perpetúa un contexto de genocidio bajo una gobernabilidad fraguada en pactos de defensa y compromiso político entre variantes que conforman un verdadero Partido Único del Sistema (PUS).

A 47 años del inicio de la dictadura cívico – militar – eclesiástica, POBLAREMOS LAS CALLES para expresar nuestro repudio a la sumisión del Estado argentino a los mandatos del FMI para el pago de una deuda fraudulenta y criminal. Para oponernos a la vigorización de un modo de producción de base primarizador-extractivo, asentado en el despojo de los pueblos sobre los bienes comunes, una verdadera contrarreforma agraria, la neo-colonización agro-tecnológica con grave daño ambiental y la fuga de divisas.

POBLAREMOS LAS CALLES para reivindicar la lucha de Darío, Maxi y Carlos Fuentealba, para gritar que no olvidamos ni perdonamos las desapariciones de Julio López, de Silvia Suppo y Paula Perassi. Para repudiar el punitivismo y la criminalización contra nuestros pibes, la política de represión mediante el gatillo fácil y para levantar en alto el ejemplo de Luciano Arruga de no transar con la bonaerense. También para solidarizarnos con las resistencias de nuestros pueblos originarios, víctimas de despojos y judicialización.

¡¡¡Con criminalización, impunidad y represión los Derechos Humanos son una quimera!!!

POBLAREMOS LAS CALLES para expresar que a ambos lados de la denominada “grieta” abundan los defensores de las reformas anti-obreras, pagadores seriales de deuda externa, protectores de las multimillonarias ganancias de los grupos económicos oligopólicos, de las empresas imperialistas de la minería contaminante, de la soja, del petróleo y la extranjerización de la tierra.

¡¡¡POBLAREMOS LAS CALLES para gritar un potente NO!!! a la militarización de las barriadas populares so pretexto de la lucha con la narco-criminalidad, para oponernos decididamente a los proyectos que impulsan la baja de edad en la imputabilidad de los menores, para denunciar las prácticas estatales de tortura y humillación en las cárceles y para reclamar justicia por Santiago Maldonado, Facundo Astudillo Castro y los pibes de Cromañón.

POBLAREMOS LAS CALLES CON EL COMPROMISO DE REACTUALIZAR EL PROYECTO SOCIALISTA. Porque frente a un capitalismo y un orden burgués en crisis, frente a un imperialismo guerrerista, SOMOS LXS TRABAJADORXS QUIENES PODEMOS CONSTRUIR UN FUTURO HUMANO. No será desde la institucionalidad del estado; menos aún desde la subjetividad posibilista que se contenta con el mal menor y que milita la impotencia. SERÁ DESDE LA CONFIANZA EN LAS PROPIAS FUERZAS, CONVENCIDXS DE QUE UN PUEBLO ES CAPAZ DE CONSTRUIR SU PROPIO DESTINO A TRAVÉS DEL PROTAGONISMO DE UN PODER DE, POR Y PARA EL PUEBLO.

Venceremos-PT; M.A.I.Z.; Subversión.

23-03-2023

 

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