“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre (y mujer) no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía”

Mariano Moreno

 

Atravesamos a nivel mundial una profunda crisis económica, social y política, que como se ha evidenciado a partir de la pandemia comenzada en el 2020, constituye ya no solo una crisis orgánica del sistema. Cada día más, la codicia del capitalismo pone en riesgo la existencia de la vida misma en el planeta. Contaminación a gran escala de las grandes empresas, cambio climático, acceso cada vez más desigual a la salud y a los bienes y servicios básicos… Siglos de explotación de la clase trabajadora, de saqueo y extractivismo, de guerras, violencia, opresión y todo tipo de expoliaciones; generación de hambre y miseria en la mayor parte de la humanidad para que unos pocos acumulen riquezas, capital y poder. Los dos mil magnates más poderosos del planeta poseen más riquezas que el 65% de la población mundial (4.800 millones de personas)… esto no ha hecho más que agravarse durante la pandemia.

La crisis económica y política que se profundiza en nuestro país debe ser analizada también en ese contexto mundial. Como lo hemos expresado ya, el reciente acuerdo que el gobierno de Alberto Fernández ha realizado con el Fondo Monetario Internacional no es otra cosa que una nueva sumisión de nuestro país a los mandatos del imperialismo y una profundización del ajuste en curso. Una vez más, se garantizan los negocios y las ganancias de la clase dominante toda, a costa de un incremento del ajuste que recaerá, porque no puede ser de otro modo, sobre la clase trabajadora. El recorte para pagar al FMI se realizará sobre salarios, salud, educación, planes sociales, jubilaciones; se aumentarán las tarifas, se multiplicará la inflación. La clase dominante festeja un acuerdo que a todas luces le permite seguir acumulando riquezas y fugando dólares al exterior, sin que nada de lo ocurrido durante el gobierno de Macri sea condenado a pesar del cacareo de los sectores dizque “nacionales y populares”. Como ya ocurriera con Alfonsín, Menem-Cavallo y De la Rúa, se acepta el tutelaje del FMI para controlar la aplicación de planes económicos que no significarán otra cosa que mayor pobreza y miseria a nuestro pueblo, mayor sometimiento y subordinación al imperialismo norteamericano.

Tan claro es esto, que desde las propias filas del Frente de Todos, ahora un sector del kirchnerismo, frente a la crisis generada y el evidente descontento popular, busca recomponer su imagen sacando parcialmente los pies del plato. La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados del FdT (quien en nada cuestiona las políticas extractivistas, represivas, etc.) ha generado la expectativa en algunos sectores de que una parte de la dirigencia del peronismo romperá con el gobierno y de que esto es lo que abre entonces la posibilidad de que el acuerdo se caiga. Nuevamente se abona a una ilusión que confunde y busca paralizar al campo popular. Una vez más, pese a la enorme experiencia histórica en contrario, hay quienes siembran expectativas en que de sectores coyunturalmente contestatarios dentro del peronismo (kirchnerismo) puedan salir alternativas que expresen los verdaderos intereses de nuestra clase y nuestro pueblo. Ni la historia reciente, donde encontramos al kirchnerismo pagando una deuda igual de ilegítima y usuraria al FMI y otros organismos, ni las propuestas actuales, donde el propio Máximo Kirchner reivindica en su carta pública el millonario pago a los bonistas y especuladores en 2020, muestran una alternativa real al camino de dependencia que nos impone el imperialismo. No se cuestiona la dominación, ni se promueve desconocer la deuda, ni siquiera investigarla; solo se objeta cómo se llevó a cabo una negociación, por cierto, de resultados calamitosos.

Frente a esta situación de crisis política, lejos de quedarnos expectantes abonando a la confusión y yendo a la cola de la dirigencia política peronista, debemos con absoluta firmeza sostener que solo por el camino de la movilización y rebelión popular podremos efectivamente enfrentar estas políticas. Solo con la independencia política de nuestra clase podremos abonar a la construcción de una alternativa real, que supere los márgenes de lo “posible” o lo supuestamente “razonable” –como gustan decir los analistas económicos en los medios de comunicación o los burócratas sindicales-. Una alternativa que amplíe la mirada, para ver que no hay camino con el FMI, pero tampoco dentro de los márgenes del capitalismo, que con o sin acuerdo, solo puede ofrecer explotación y miseria.

Lo “razonable” o “lo posible” es exactamente lo opuesto a aquello que deja alguna huella en la historia. Desde los esclavos y esclavas revolucionarios haitianos, que enfrentaron y vencieron al ejército de Napoleón, pasando por San Martín, Bolívar y Juana Azurduy; desde los y las vietnamitas y revolucionarios cubanos, derrotando al imperialismo yanqui; desde las muchas gestas populares de nuestra historia reciente, como el Cordobazo, la rebelión de 2001… Nunca dejaron su huella en la historia quienes adoptaron la moderación como bandera, quienes usaron el posibilismo como excusa para doblegarse. La propia movilización del 17 de octubre, que dio origen al movimiento político que hoy gobierna izando la bandera de la cautela y el pragmatismo, nunca hubiera existido bajo esa misma lógica.

Pagar la deuda al FMI es convalidar una estafa y profundizar el saqueo. O se está con quienes enfrentan esas políticas de hambre y subordinación al imperialismo, o se está con los gobiernos que las aplican. No hay más que dos veredas en esta lucha.

Llamamos a todxs quienes deseen enfrentar el ajuste y el pacto con el FMI a movilizarse de manera independiente. Ganemos las calles este 8 de febrero en todas las ciudades donde haya convocatorias a lo largo del país.

 

Venceremos – Partido de Trabajadorxs; 3 de febrero de 2022

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