A un mes para las PASO (elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) que son preparatorias para las elecciones parlamentarias de noviembre, ya se nos revela una vitrina transparente de la crisis profunda que recorre a todo el espectro político argentino. El oficialismo y la oposición mantienen en su interior campos de maniobras con distintos intereses, pero coinciden en un punto fundamental: el cumplimiento de las obligaciones internacionales para recuperar la capacidad de financiamiento externo, un punto de especial preocupación para toda la alta burguesía nacional y sus socios externos.

Ni las PASO, ni las legislativas de noviembre van a resolver ninguno de los problemas de nuestra clase y del pueblo argentino. La crisis de dimensión global, acelerada por la pandemia, ha recrudecido el empobrecimiento y la pérdida de puestos de trabajo de millones de personas en el mundo entero. Los pueblos de América Latina se han convertido en la vanguardia mundial de lucha resistente y ofensiva, por nuevas formas de organización y convivencia, cuestionadoras de privilegios seculares. Y aquí en Argentina, las clases dominantes tiemblan ante el seguro contagio de rebelión continental.

LA VITRINA ELECTORAL: ELLOS SE DISPUTAN CARGOS MIENTRAS NOSOTRES SUFRIMOS LA CARESTÍA EN NUESTRA VIDA

Las disputas de candidaturas y los cabildeos infructuosos del PRO han desatado los aires empoderantes de la UCR, mientras que la disputa dentro de CAMBIEMOS evidencia que los sectores proto-fascistas dirigidos por Macri y Bullrich quedaron alineados tras los sectores más tradicionales y liberales de la derecha, que pretende liderar Larreta a nivel nacional con la perspectiva de lanzar su candidatura presidencial en 2023.

La provincia de Buenos Aires, donde se deciden las elecciones nacionales ya que se encuentra la mayoría del padrón electoral, se agudiza la disputa entre Manes (de la mano del radicalismo) y Santilli (el candidato PRO) lo que evidencia en realidad el intento del radicalismo por encabezar listas.

Mientras tanto, en el Frente de Todos también se debaten internas furiosas alimentadas por el descontento de muchos sectores que los habían acompañado con el voto pero que ante la carestía, la falta de trabajo, se replantean su apoyo. El ajuste brutal contra la clase trabajadora que se viene implementado desde el gobierno ha mellado el apoyo popular con el que contaba el gobierno. Sumado a un cierre de listas que dejó muy por fuera, a los cabecillas de los movimientos sociales oficialistas, que han sido factor no sólo de apoyo, sino también de contención social de la crisis, para sacar de las calles, la lucha por una vida digna. Las políticas que diferenciaron al oficialismo del macrismo (derechos humanos, gestión de la pandemia y la salud en 2020, la apelación a la soberanía, la crítica a los acuerdos leoninos con el FMI) no alcanzan para revertir el descontento, producto del evidente crecimiento del desempleo y la pobreza generalizada. El 40% del país es pobre, la inflación continúa en aumento, los salarios de toda la clase trabajadora se desgranan y la precarización de la vida se agudiza.

En el contexto de la batalla electoral, la disputa por el voto de los sectores de derecha y “clase medieros” empujó a que ante cada protesta empresarial o de la derecha en la calle el gobierno nacional retrocediera en sus medidas. Así ocurrió con las políticas aperturistas en relación con la pandemia, en las que la cuestión de la presencialidad en las escuelas develó la subordinación de la política sanitaria nacional a los intereses empresariales y la victoria de la línea del macrismo, liderado por Larreta en CABA y de sectores del propio peronismo como Perotti en Santa Fe o Schiaretti en Córdoba.

En relación con la política extractivista es claro que hay una total continuidad con el macrismo y que es en base a esos recursos de la megaminería (oro, petróleo, gas, litio) es que pretende obtener divisas para financiar las políticas pseudo-progresistas que tienen un horizonte cada vez más devaluado.

El gobierno nacional impulsa una fuerte política extractivista en todo el país y en contra de la enorme lucha popular, como la que se desarrolló en Chubut. Fue el mismo Alberto Fernández que apoyó al gobernador Arcioni, que ha desplegado todo tipo de políticas represivas contra el pueblo en lucha, y hasta se jacta de desplegar la persecución y la criminalización, mostrando a su policía provincial en entrenamientos, cantando amenazas en contra del pueblo organizado.

El punto sobre extractivismo, como en los debates en torno a la cuestión de Vicentín o más recientemente en relación a la concesión de la Hidrovía del Paraná, se levantaron dentro del propio oficialismo voces en favor de una disputa por la soberanía, que pusieron en cuestión la política del gobierno de otorgar de nuevo la concesión a privados y a la medida de los intereses de la grandes  corporaciones imperialistas. Sin embargo, no es de asombro que en esta misma semana se encuentre en reuniones oficiales y en nuestro país, uno de los asesores en Seguridad Nacional de los Estados Unidos siendo que el país imperialista ya había anotado su interés por administrar la Hidrovía del Paraná entre otros puntos.

En relación con los alineamientos internacionales, la tibieza del “Grupo de Puebla” y la política oficialista subordinada a mantener buenas relaciones con el imperialismo norteamericano en pos de lograr “buenos” acuerdos con el FMI se pusieron de manifiesto en relación con los conflictos de Palestina, Venezuela, Colombia, Chile y Perú, y dan cuenta de que el mentado nuevo “ciclo” de gobiernos progresistas no es tal. El gobierno está cumpliendo prolijamente con los deberes dados por el FMI sumado a que este año los ajustes previsionales, salariales y de prestaciones sociales han quedado totalmente debajo de la inflación. Estos ajustes evidentes, han permitido que se logre un equilibrio provisorio de las cuentas fiscales, quedando para después de las elecciones otras reformas previsionales y laborales igualmente exigidas por el FMI. Para llevar adelante esto, cuentan con la complicidad de las direcciones sindicales y con el apoyo de la dirigencia de los movimientos sociales oficialistas.

El Frente de Todos necesita imponerse en estas elecciones legislativas para obtener una mayoría en la Cámara de diputados que le permita aprobar los proyectos que vienen del Senado, especialmente los que en materia judicial beneficien a la Vicepresidenta. La misma motivación judicial tienen Macri y su entorno, cercados ahora por las denuncias de “asociación ilícita”, Correo de por medio.

Gane quien gane en las próximas elecciones parlamentarias no habrá perspectivas de mejoras. El Gobierno ha programado la economía para llegar con algunas concesiones a los sectores más postergados para noviembre. Después será ajuste tras ajuste y ya los cambios en las direcciones de los ministerios (como el de Desarrollo Social) lo demuestran.

La principal batalla electoral será en Pcia. de Bs. As., un triunfo allí y en CABA sería decisivo para que Cambiemos gane las elecciones de sucesión presidencial en 2023. El Frente de Todos apunta a mantener y acrecentar su base electoral en la Provincia que es decisivo para la elección nacional. Para contener a los descontentos sirven esos alineamientos como el Grupo 25 de Mayo y los pedidos de estatización de la Hidrovía ó de los trenes; en el nuevo ordenamiento ferroviario  el Estado se hará cargo de los costos de su reconstrucción para usufructo de las empresas agro exportadoras. Ambos Frentes (Oficialismo y Oposición), con sus matices, cumplen a la letra las instrucciones Fondo Monetaristas.

VOTO CRÍTICO AL FITU:

Dentro del campo de la izquierda en nuestro último congreso hemos definido el voto crítico al FIT. En nuestra caracterización sobre la izquierda en general, si bien existimos varias organizaciones que no formamos parte de la izquierda trostkista, es esa corriente la que tiene una absoluta preeminencia en la disputa en el plano electoral y político general. Con los partidos que componen el FITU, donde reconocemos participan y se organizan compañeres luchadores y con vasta experiencia y recorrido en organizaciones sindicales y sociales, nos encontramos en acciones comunes en la calle y también compartimos espacios de construcción e incluso dirección de organizaciones sindicales.

En el actual contexto, el llamado a votar críticamente al FITU se fundamenta en los acuerdos que tenemos en cuanto a sus reivindicaciones programáticas: definición anticapitalista, sostenimiento de consigna de no pago de la deuda externa, lucha por los derechos de las mujeres y disidencias, reivindicación y luchas obreras en general, contra la burocracia sindical. En muchas instancias nos encontramos en las calles y luchas populares con estxs compañeres.

Sin embargo, no podemos dejar de señalar las importantes diferencias que tenemos con esta corriente y con estas organizaciones partidarias. Además de las diferencias en relación con la estrategia de poder –cómo analizamos que se desarrollará un proceso de disputa real por el poder en nuestro país y continente- entendemos que hay una importante limitación en cómo se piensa la participación institucional y la disputa electoral. Sus aportes desde ese campo en tanto “Tribuna” para difundir las ideas socialistas y desplegar una disputa ideológica son muy limitados. Sus plataformas son de mucha pobreza y se reducen al consignismo, no hay estudios de fondo, la labor parlamentaria es pobre, no se han presentado proyectos que abonen realmente a ampliar conquistas para la clase trabajadora. Pero, además, la lógica de la participación y disputa electoral termina también subordinando todas las demás construcciones y disputas. Al ser un año electoral, no fueron a fondo en los conflictos abiertos, incluso en aquellos sectores/sindicatos en donde son dirección –como es el caso de la docencia y la lucha contra la presencialidad- por no perder votos. La lucha electoral se impuso frente a la lucha en las calles; la disputa electoral se impuso frente al interés de la clase y del gremio, desplegando políticas conservadoras que enfriaron el conflicto. Primó allí el cálculo electoral del voto clasemediero. También somos critiques de su apuesta a construir en los Frentes de masas instancias superestructurales fuertemente controladas por “el Partido” como el “Plenario Sindical Combativo” que por un lado, los llevan a despreciar los movimientos autoconvocados de base ante la claudicación de la CGT y de la mayoría de las  direcciones sindicales (como se expresó en su falta de apoyo real al conflicto de les trabajadores de salud en Neuquén), pero que además, más allá de su declamación como “combativos”, no tienen ninguna perspectiva de desplegar acciones que sean realmente contundentes en un año electoral.

A estos problemas de fondo debemos sumar además la lógica de las disputas mezquinas y de autoconstrucción que salen a la luz cada vez que se comienza la discusión de cara a la campaña electoral. El FITU se constituyó como frente electoral para sortear el porcentaje de votos que debían alcanzarse en las PASO cuando se creó ese mecanismo de cerco electoral y aún así se disputan el encabezamiento del frente electoral antes que promover una política unitaria. Pero por fuera de los acuerdos para conformar una lista, poco se ha logrado construir como un frente político real. En las Legislaturas y cámara de diputados, cada legislador de izquierda conforma su propio bloque parlamentario, porque prima la lógica de la autoconstrucción y referencia de les candidates y partidos por sobre lo general y programático. No hay una construcción común. De allí también los acuerdos de Rotación, que lejos de ser una virtud son un reparto de las migajas de las bancas que se obtienen.

Consideramos que como partido de trabajadores, tenemos una tarea: aportar a la discusión política, evidenciar qué ejes no se están discutiendo como la carestía de la vida, el enriquecimiento de los sectores patronales, la especulación, la extracción de plusvalía. Es imprescindible continuar con la difusión de nuestras ideas y de promover la agitación y la propaganda, acercarnos y ser partícipes con los sectores ocupados en lucha, porque el panorama de despidos y creciente desocupación, es el panorama que se avizora. Debemos tener política para esos sectores y este también es el momento de dar el debate político, aportar al fortalecimiento de las luchas y poner en evidencia lo que las campañas electoralistas no mencionan.

CONSTRUIR ALTERNATIVA ¡APORTAR A LA REBELIÓN DEL PUEBLO!

Nuestro Partido en su último Congreso hace ya dos años apostó a la Rebelión Popular. La situación en América Latina confirmó el pronóstico. Nuestra militancia en todos los Frentes de masas está en función de esta perspectiva para Argentina, que con las luchas nos permitirá plantear ante la crisis una salida anticapitalista y socialista.

En la actualidad, si bien podemos decir que buena parte del movimiento obrero organizado sindicalmente, y que buena parte de los movimientos sociales y algunos de las organizaciones de mujeres y disidencias están cooptadas por el gobierno y la línea  nacional y popular o progresista; en muchos sectores se vienen desplegando formas de organización y de lucha que no debemos desdeñar y que hacen que no pueda descartarse que en la fuerte crisis que atravesamos se comiencen a desplegar conflictos más intensos y extendidos en el tiempo.

De allí que planteamos la necesidad de prestar especial atención a los movimientos de autoconvocades que desbordan a las burocracias sindicales, las luchas ambientales y anti extractivistas, además de las luchas de las organizaciones de trabajadores ocupades y precarizades que mantienen independencia y protagonizan movilizaciones. Y más que avanzar en la construcción superestructural de Frentes o armados políticos, entendemos que es en la articulación concreta, la experiencia de lucha y organización en las calles y diversas instancias donde podremos ir confluyendo con organizaciones y sectores con los que compartimos una perspectiva común.

Es de esperar que el nivel de conflictividad crezca con la agudización de la crisis, para lo cual debemos no sólo alentar desde las diversas instancias en las que tenemos participación, sino prepararnos para madurar una perspectiva de unidad de les trabajadores, de rescate de la memoria de luchas, como también de rechazo a la política de Gobierno, con un programa alternativo de transformación profunda del país.

Por ello, al tiempo que vamos desarrollando una disputa ideológica y de batalla de ideas, debemos promover experiencias de lucha y organización que nos permitan estar mejor preparades para esa rebelión que sabemos tan necesaria para nuestra clase, para nuestro pueblo. Porque desde abajo emergerá esa fuerza de la clase, del pueblo todo y nuestra perspectiva no sólo será la rebelión sino la transformación revolucionaria.

Venceremos-Partido de Trabajadorxs -agosto de 2021-

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